Aficionados

Especialistas nos estamos haciendo en esta apresurada villa marinera en vender pieles de osos antes de cazarlos. La última es la de la Universidad Europea, que los adláteres de la condenada cirujana dan como un hecho cierto. Nos enseñan los prados de la Pecuaria, en donde va prevista una ampliación del parque científico y tecnológico que, afortunadamente se ha quedado pequeño. Lástima que en el plan de usos no esté prevista la utilización de ese suelo como campus universitario. Habrá que modificar el plan si se quiere encajar ahí el privado centro de enseñanza universitaria. Como se trata del consistorio, es de suponer que se intente agilizar el cambio, pero la burocracia la carga el diablo y la cuestión no es como oprimir un botón y obtener el efecto deseado; ojalá tengan suerte y las cosas salgan moderadamente bien. Luego viene la cuestión provincial, porque también por ese lado hay un pequeño inconveniente: la ley que trata de las cosas universitarias no contempla la instalación en toda la extensión del territorio astur la instalación de universidad privada alguna, luego se habrá que poner en marcha para sacar adelante una nueva ley que lo permita. El hombrín de Laviana, a la sazón mandamás en el palacete de Suárez de la Riva, no parece que vaya a oponerse al nuevo texto legal, pero no es menos cierto que en la programación de realizaciones normativas de la legislatura figure, con o sin prioridad, alguna ley de universidades privadas que valga. De lo puesto se deduce que ni en el corto ni en el medio plazo es posible el sueño universitario: de momento, y con los papelotes en la mano, el Parque Científico y Tecnológico no es lugar para universidad alguna ni ley autonómica no lo permita. Hace falta gente bien dispuesta y suerte para sacarlo adelante en cinco o seis años.

Nos mantenemos en el alambre y vivimos de ilusiones, como por ejemplo mandar a una delegación consistorial a por una fábrica de coches chinos, como si en Españita no hubiera sus ministerios de Industria o Exteriores que, por necesidad, han de intervenir en estas cuestiones ya que, llegado el momento, algo tendrían que aportar al chino en jefe para que se decidiera por Asturias y dentro de Asturias por Gijón. Esas cosas suelen costar dinero y tampoco es cosa de un Ayuntamiento realizar el correspondiente dispendio que suele ser cuantioso. Sí, sí, ya sabemos que somos grandones, pero eso es ser ilusos. A estas alturas y transcurrido un año, ya sabemos que tenemos un equipo de gobierno bipartito más tránsfuga conformado por una gran mayoría de aficionadillos que valen para poner unas manidas casetas hosteleras la Semana Grande y poco más.

Sentenciada y condenada

A falta de aquellos magnos recitales veraniegos de los noventa, nuestra salerosa villa marinera se ha colocado en puesto destacado de la corrupción política. El premio gordo o cuponazo se lo ha llevado la primera autoridad municipal, a la que el Tribunal de Cuentas ha sentenciado y condenado a devolver unas decenas de miles de euros ya de cuando su etapa anterior de alcaldesa. ¡Para qué quiso más la oposición! Se han lanzado directos a la yugular y el que menos ha pedido directamente su dimisión. Para los suyos se trató de un simple error contable, así lo aseguró muy ufano el concejal forista Martínez, pero la sentencia dice textualmente: «Se condena a doña María del Carmen Moriyón Entrialgo, como responsable contable directa, a reintegrar el principal del alcance, así como al abono de los intereses devengados desde que se produjeron los hechos hasta la completa ejecución de la presente sentencia. Los intereses se fijarán en fase de ejecución». Nadie habla ahí de mero error contable, luego tampoco se compadece con la realidad el edil dependiente de la condenada que, por cierto, se allanó durante el procedimiento, es decir, se mostró conforme con lo reclamado y, por ello, se ahorró las costas del procedimiento. También consta que los miles de euros han sido devueltos.

Conocido el escandaloso hecho, y si tuviera un mínimo de amor propio hubiera ya dimitido cono alcaldesa y, entregada su acta de concejal, se habría vuelto a su casa y a su trabajo particular a tiempo completo, pero parece que no: se aferran a la teoría del error contable como si el resto del personal fuera idiota.

Resulta curioso que la propia cirujana, en su calidad de presidenta regional de Foro anda en pleitos con su antecesor Álvarez Cacos por un quítame allá unos pagos impropios efectuados por el antiguo prócer con dinero del partido cuando él lo comandaba. Visto lo que hay, las señoras y señores votantes de esta formación merecen la medalla al sufrimiento porque ya les vale.

¿Y los del PP? Parece que, visto lo visto, se han sumido en el silencio más clamoroso tal que no hubiera sucedido nada, lo cual indica que no están para nada conmovidos: aquí no ha pasado nada. Pero qué vamos a esperar de un grupo de gentes que, para mantener su mayoría plenaria admiten en su equipo de gobierno a un ultra tránsfuga. Bajan turbias las aguas del gobierno municipal que no arreglará ni la siembra de casetas hosteleras para la Semana Grande. La red clientelar que se han montado entre todos ellos tiene un tamaño tal que se ha impuesto un ominoso silencio.

Solo palabras

Se cumple estos días un año desde que tomara posesión la cirujana y primera autoridad de Gijón; el balance no puede ser más negativo: la única medida que puede recibir tal nombre es la vuelta de las corridas de toros a El Bibio, lo demás son planes, bosquejos, infografías y los naturales recambios en las primeras líneas de los mandos municipales. En realidad, hemos tenido bastante mala suerte con la coalición entre Foro el PP y el concejal tránsfuga. No aparece en lontananza ni tan siquiera una preocupación por los problemas de vivienda que padecen miles de gijoneses, aunque, eso sí, existe una envidiable connivencia con el gremio de hostelería que en tantas ocasiones causa molestias a la ciudadanía. También ha comparecido en el teatrillo municipal y en materia cultural, algo que se ha dado en llamar «la vía gijonesa», curiosa iniciativa que tiene nombre, pero ausente de contenidos. Por poner un ejemplo de inacción el ayuntamiento lleva un año sin responsable del archivo municipal porque el anterior encargado se jubiló en su momento y no ha dado tiempo a cubrir la vacante. Todo lo que no sea nombrar a dedo es, al parecer, muy complejo. Tampoco está clara la operación en los antiguos terrenos del Naval: otro pequeño fiasco porque tal área pertenece en un sesenta por ciento a la Autoridad Portuaria y el otro cuarenta a Pymar. Con el Puerto, la cosa está clara, negociada y puesto precio. Con Pymar no se ha movido todavía un solo papel y, por lo tanto, nada se sabe de plazos para la operación, o por lo menos no lo sabe la opinión pública.

Son muchos los lugares donde dirigir la vista y no ver la mano del ayuntamiento y otros en los que se ve demasiado esa mano, pero quiere la casualidad que, allí en donde se ve, lo hace para mal. No podemos saber las maneras de llevar las cosas si las decisiones de la cirujana en ejercicio no estuvieran condicionadas por el PP, su socio de gobierno, a este respecto, lo único que se sabe es que la alcaldesa encuentra más desahogo durante este mandato que en los de su anterior etapa ya que las tareas se reparten entre catorce ediles y no ocho: es una forma original de medir la eficacia de un equipo de mandamases, pero así lo debemos tomar.

Mención aparte merece el tratamiento del Solarón y la operación de vías, que lleva camino de enquistarse al desear los gobernantes municipales un gran parque y muy pocas casitas. No se conseguirá porque el precio de esa ilusión la deben pagar (y en mayor cantidad) otras dos administraciones. Cuando, por fin, caiga de esta burra, seguiremos sin estaciones.

Ausencia de empatía

Pasaron las elecciones europeas y, alta abstención aparte, por toda la UE se ha puesto el personal al análisis minucioso de cómo ha votado su país, su región, su ciudad y hasta su barrio o calle; es decir, reducimos hasta lo imposible un fenómeno que debería ser extenso. En lugar de buscar los elementos sociales comunes, nos complacemos en encontrar las diferencias. En nuestra provincia, como en tantas otras, lo más común es diferenciar por municipios: parece, por lo visto, que el asunto tiene mucho morbo. Nuestra villa marinera es lugar en el que, por unos pocos votos, los socialistas se impusieron al PP, contrariando el resultado nacional.

Tocó sesión plenaria ayer en el consistorio y nuevamente el fascismo impidió una declaración institucional que apoyaba los movimientos LGTBI, seguramente para dejarnos claro que ahí están y para que constatemos la deriva de los populares hacia los predicamentos ultras, al votar en contra del manifiesto junto con la concejala y diputada regional más allá de la ultraderecha y el concejal tránsfuga. Lo resumió muy bien el PSOE local: «Es un día tristemente histórico porque es la primera vez que no se aprueba la declaración institucional para reivindicar y garantizar los derechos LGTBI». Así es el modo en el que trascurre nuestra pequeña historia en un ayuntamiento con un equipo de mando extraño que se empeña día a día en mostrarnos que, salvo el ansia de gobernar, hay unas cuantas cosas que los desunen. Y lo hacen quizás para que nos percatemos todos los gijoneses de las cosas variadas que los separan, no nos vayamos a olvidarlo y nos confundamos como si fueran un gobierno local serio.

Un pleno en el que hasta hubo reproche de la concejala podemita, Olaya Suárez, sobre los actos militares locales con motivo de la celebración asturiana del Día de las FF. AA. Bien capeada por el forista Jorge González Palacios, momento de la reunión al que no se pudo reprimir con una breve intervención la cirujana presidenta de la asamblea para recordar que las formas protocolarias de la jura de bandera fueron del ministerio no de su ayuntamiento.

Se ha destinado algún milloncejo de euros para la imposible «renaturalización» del río Piles por donde Las Mestas. Hay afectados: los piragüistas del Grupo Covadonga que me los mandan al puerto deportivo. Pues hay unos cuantos que protestan y alzan su voz por el peligro que para los palistas representa el tráfico de embarcaciones de todo tipo que frecuentan aquellas aguas. El caso es elevar quejas y mirar sólo para lo de uno mismo y olvidarnos de los demás. En este caso, nadie habla de poner más cuidado. Así somos de poco empáticos y bastante egoístas.

Artificios

Los tempraneros presupuestos de esta adelantada villa marinera dejan pasmado al más pintado: ya empezó la cosa el mes de mayo recién pasado y, ya metidos en junio, la cosa avanza que es una barbaridad. La verdad es que tanto fastidia lo mucho como lo poco. A estas alturas, con los presupuestos de otras administraciones sin dilucidar, lo más posible es que lo que ahora se adelanta tenga que ser corregido, porque nada sabemos de los regionales ni de los generales y, tras las elecciones europeas del próximo domingo, tampoco sabemos por dónde respirará la UE.

La concejala Mitre parece muy ufana con el adelanto y, junto a ella, la férrea cirujana que ejerce de primera autoridad local. Este apresuramiento en la confección presupuestaria hace temer dos cosas: recortes, subidas impositivas o las dos cosas a un tiempo. Por otro lado, tengamos en cuenta que el gobierno municipal tiene la condición de bipartito más un verso suelto y que el reparto de partidas habrá que negociarlo con cierto cuidado entre las diferentes concejalías delegadas. Con un verano completo para pensar maldades, llegaremos al otoño lo suficientemente acalorados. Se darán tensiones, malos entendidos y hasta enfados. Al final, no se habrá ganado tiempo.

Fiesta cutre en el Solarón a cargo de la federación vecinal. Que ya no saben lo que pueden hacer para llamar la atención; así que uniendo la reivindicación con la jarana se montaron tres días a lo que llamaron fiesta de «prau» que terminó el domingo con una comida bajo carpa. Los pobres organizadores, visto que se habían ocupado todas las sillas dispuestas para el acontecimiento, se mostraron encantados por la asistencia e intentaron colocar el mensaje de una masiva asistencia y de su potencia para convocar. ¿Alguien hará caso a estos supuestos dirigentes vecinales? Es de suponer que no y que, llegado el momento, los asuntos marchen por sus conductos habituales sin hacer caso a estos grupúsculos diletantes con vocación de mangoneo en la villa y concejo. Asociaciones de vecinos que han perdido todo su sentido, pero que están encantados con el caso que les hacen los medios de comunicación e indirectamente la Corporación. Todos sabemos que son edilicias: por eso siguen existiendo, de vez en cuando pueden ser de utilidad a la hora de crear una extensión de algunos partidos políticos que utilizan esos instrumentos para condicionar las decisiones algún ambiente especialmente denso. Los que mandan en cada momento, según su color, las consienten porque salen relativamente baratas y sirven como muestra de lo participativo que es el concejo. En fin, otro engaño colectivo más del que nadie se quiere deshacer a pesar de ser unos constructos sociales minoritarios, que confunden y son innecesarios.

Al rico disfrute

A los fastos militares que han tenido lugar en Asturias se les ha dado una importancia más allá de lo razonable, pero la gran cantidad de aficionados asistentes a los acontecimientos obliga a dar cuenta de ello. Desplazar unos miles de empleados públicos a Gijón y Oviedo, y caro material naval y militar, salvo el del entretenimiento de la población no tiene mucho sentido. En su momento, las potencias militares programaban desfiles para exhibir su potencia militar ante los posibles enemigos y tranquilizar a la población para demostrarles que estaban bien guardados… y controlados. Lo de ahora es distinto: una operación de imagen de marca, para que cuantos menos conciudadanos mejor se pregunten por el numerario dedicado a los presupuestos del ministerio de Defensa que, por mor de la NATO a la que pertenecemos, tiene que ascender, por lo menos, al dos por ciento del producto interior bruto. Naturalmente, esos aficionados al esplendor de los uniformes y las máquinas guerreras no se harán este tipo de preguntas: se quedan con el espectáculo, lo disfrutan –porque aquí las actividades públicas se miden en términos de disfrute– y todos tan contentos. Se ven las finas estampas de las actividades marciales y todos tan contentos. Algo así tendrían que inventar los cuerpos funcionariales del ministerio de Hacienda para mejorar la imagen corporativa del cuerpo de inspectores de tributos y resto de compañeros del cuerpo funcionarial del ministerio recaudador.

Extraña que, dada la avidez de los chigreros en su faceta corporativa, no se hayan molestado en meter la patita en eso que se ha dado en llamar la «vía gijonesa» para la gestión cultural y que no tiene pinta de llevar muy buen camino. Quizás acaben pidiendo unas potentes cafeterías con terrazas amenizadas por la música amplificada. El modelo pergeñado es, dicho muy suavemente, manifiestamente mejorable. Esa supuesta «vía» es más bien la gestión de la miseria y de un plan de usos que pueda recibir tal nombre: una mezcla de cosas de aroma antañón hace tiempo superado del que la excelencia está ausente miremos por donde lo miremos. Hay un conjunto de edificios e instalaciones y se trata de buscarles una finalidad ya que están ahí. Pasará lo de siempre: se inaugurarán, el uso y la falta de mantenimiento cotidiano los estropeará y, dentro de unos años, los que vengan detrás de los actuales se llevarán las manos a la cabeza al conocer el coste de las operaciones de restauración necesarias: entonces, se mirará a las otras dos administraciones y pedirán ayuda presupuestaria. De momento estamos en la fase de qué hacer con todo ello y miramos a la UE de reojo. Otros vendrán detrás para mantener la falta de ideas de hoy.

A molestar

La idea del PSOE local de esta villa marinera de un plan que han dado sus mandamases en bautizar 1.000 viviendas no deja de ser feliz, mas de dificultad para llevar a cabo. Se trata nada más y nada menos que de construir mil viviendas en la ciudad, con colaboración del sector del ladrillo, pero haciendo al tiempo el propio consistorio de promotor en su calidad de posesor del suelo en diferentes barrios de la ciudad. La combinación de estos factores daría en unos precios asequibles tanto para la venta como para el alquiler, que de todo habría. El asunto está lleno de dificultades y sería difícil poner de acuerdo a los grupos municipales. Curiosamente, no habría tanto problema con el sector privado de la promoción y la construcción. No se puede decir que los socialistas no se lo hayan trabajado. Esto no es el típico pelotazo, es una solución de ciudad que exige, eso sí, valentía por parte de la corporación al completo y ahí, ya se ha dicho, reside la dificultad.

Juramentos (de bandera) en el Náutico. Este tipo de ceremonias tienen un aire antañón impropio de estos tiempos. Esos aires de lujos militares, de representadas marcialidades, de señoras peripuestas para la ocasión, como si de otra oportunidad para el lucimiento social se tratase, les dan a las ceremonias unas brisas de otros tiempos. Se enmarcó el acto como un acontecimiento más alrededor del día de las FFAA a celebrar en Carbayonia el próximo fin de semana, aunque por este pueblo no nos libraremos de una parte aeronaval ya que en la capital no hay orilla del mar. Ya viene siendo habitual que cada año una comunidad autónoma reciba las actividades y peche con las molestias urbanas que la organización de este tipo de marciales kermeses conllevan.

Por si no hubiera suficientes molestias el gobierno municipal ensayará poner música en las terrazas hosteleras. Se supone que es una medida más para contentar la voracidad de un sector hostelero que nunca tiene suficiente. Los desfiles militares, al fin y al cabo, provocan molestias en el devenir urbano una sola semana, pero la música en las terrazas dura más de un verano. No olvidemos que el ruido es una forma de contaminación urbana, y de las más peligrosas. No basta con el ruido del tránsito, hay que inventar otras formas de tortura al vecindario: se ocupa el suelo público y, ahora, se prevé atorrar con ruidos a los pobres ciudadanos sufridores. El chigrerío anda revuelto con lo de fumar en las terrazas: aquí, para apaciguarlos, se ofrece a cambio el sacrificio del sentido del oído ya que se atenúan los problemas respiratorios. Unos mandamases que no tienen enmienda. Ellos a molestar.

La historia se repite

La horrible cirujana que, apoyada por los fascistas, se hizo con la Alcaldía, sigue ejerciendo con sus maneras en conseguir la nada para Gijón. A su zaga, y a menos de una cabeza de distancia, van sus socios del PP que tampoco saben muy bien qué hacer con la ciudad. Bueno, también tienen un incrustado residuo político en su equipo, concejal no adscrito, escindido de los ultras, que han puesto al frente de los circenses y que ya ha cosechado algún que otro sonado tropezón político.

A los concejales gobernantes se les llena la boca mentando a los informes técnicos. Informes que alguien tiene que preparar. Esto se puede hacer de dos maneras: los propios funcionarios de la casa se ponen manos a la obra o se encarga a una empresa externa, aunque los pliegos para su contratación, también son los funcionarios quienes los tienen que preparar. En uno u otro caso, son los concejales delegados quienes tienen que alentar y priorizar esos trabajos y aquí está el problema: no se atreven; quieren quedar bien con todo el mundo y que en los medios de comunicación todo sean loas a su trabajo. Eso es imposible. Gobernar, es decir, tomar decisiones, significa quedar mal siempre con alguien y también existe el riesgo muy probable que en los medios no todo sea incienso.

El solarón no está ahí para ser un parque, sino una zona residencial y con sus bajos comerciales que aporte cuantos más recursos económicos mejor a la operación de las vías. Si la mujer esta que manda quiere un parque, que encuentre los dineros, pero sin machacarnos a los ciudadanos con mayores exacciones. Lo demás es populismo barato, como es lo del túnel de Jove: anestésicos sociales que no solucionan los problemas y que servirán para ganar tiempo hasta el final de este mandato. Una vez llegados al final, se echará la culpa de la inacción a terceros: la oposición, el Gobierno del Principado, el general del Estado y a quien haga falta.

La formación política mayoritaria, en minoría eso sí, tendría que haber tomado la matrícula ya a estos señores diletantes políticos y no dejarles resquicio para tomar aire. Frente a la demagogia, no hay razones ni sensatas argumentaciones: toca en estos casos un cierto descaro, una actuación de acuerdo con actitudes y palabras que guste escuchar a una ciudadanía adormecida por las infografías y los falsos argumentos. Lo demás es perder un tiempo precioso que a esta villa marinera le va faltando. Ya es desgracia que se repita de nuevo el mismo cuento al que asistimos impotentes entre 2011 y 2019. Llevamos un año y la actuación es calcadita: misma persona, idéntica actuación.

Sumidos en la niebla

El desnortado grupo municipal del PSOE gijonés pide a la Autoridad Portuaria de la localidad que haga caso a las asociaciones vecinales de la zona oeste. Es como si este alegre grupo de concejales no se hubieran percatado que la administración de un puerto de interés general es una cosa muy seria: no deben sus directivos perder el tiempo con diletantes ni aficionados al bullicio social y reservar sus negociaciones con los legítimos representantes de la ciudadanía, es decir, con los mandatarios municipales y los representantes de las demás administraciones públicas. No han aprendido todavía del todo a hacer oposición este grupo socialista de la villa y su concejo que nos ha tocado suerte. De este modo, la vacía gestión del bipartito entre Foro y PP pasan por la vida como si fueran unos mandamases normales y no unos de gestión ausente de contenido y sustancia.

No es que por la administración regional anden mucho mejor. Las carencias se suplen también con maniobras de distracción. La más grande hasta ahora es la de cooficialidad del pizpireto dialecto asturleonés que nos quieren convertir nada más y nada menos que en lengua cooficial. Eso es lo que nos tiene que ofrecer en materia legislativa el hombrín de Laviana instalado en Suárez de la Riva. Es una gran pena y será una pérdida importante de recursos económicos y de convivencia social. Esperemos que tenga corrección el error en la vía parlamentaria y que los populares mantengan la oposición a tamaño dislate no dando sus votos, y por tanto cegando la imprescindible mayoría cualificada de los veintisiete diputados necesarios para la aprobación de una mayoría cualificada que permita la imprescindible reforma estatutaria.

No tiene nada este Gobierno regional para enseñar y es triste que esté dispuesto a soltar entre ochenta o cien millones de machacantes, para empezar, en la aplicación de una cooficialidad lingüística. Cierto que el PSOE asturiano tiene en su cuerpo doctrinal, es decir, en sus decisiones congresuales, lo de la imposición del bable; pero le faltan indios que voten en la Junta y sería harto extraño que el PP saliera en ayuda del hombrín en sus deseos de estropear un poco más esta tierra asturiana.

Miremos por donde lo miremos, nuestras dos administraciones más cercanas están desvanecidas en la niebla administrativa, son equipos inanes de gobierno: no hay dirección política en ninguno de los ámbitos ni en el local ni el provincial. Hay un cuerpo de funcionarios que mantienen la maquinaria en marcha, pero sin soplo político alguno, lo que a estas alturas uno ya no sabe si es bueno, es malo o mediopensionista. De momento, confiemos en que decaiga este último embate bablista.

Bienvenidos a la realidad

Superado el susto de la semana que proporcionó el presidente Sánchez a propios y extraños, la res pública volviera a su propio son en esta villa marinera, a pesar de que el Centro de Investigaciones Sociológicas indicara que un dieciséis por ciento de la población encuestada declaró que no se había enterado del órdago presidencial.

Así que, aproximadamente a la misma hora que en la Moncloa Sánchez despejaba la duda de su continuidad, José Antonio Santano, secretario de Estado de Transportes y Movilidad, presidía en las consistoriales gijonesas el consejo de administración de la sociedad Gijón al Norte. Como todos sabemos, esta sociedad, formada por el ministerio, el Principado y el Ayuntamiento, es la encargada de tratar el asunto de las estaciones. Pero esto, tan importante para el buen desarrollo de nuestras comunicaciones y devenir ciudadano pasó a segundo plano: lo que importaba ayer era la futura obra de los accesos a El Musel.

Santano llegó pronto a la ciudad en coche y se dirigió directo al hospital de Jove para ver desde aquel altozano el valle por el que habrá de discurrir el nuevo acceso. Mientras, en la plaza Mayor, un puñado de diletantes de asociaciones vecinales esperaban con sus pancartas reivindicativas. Se enfadaron al enterarse que el prócer ministerial había ido a ver el territorio sin avisarles y decidieron marcharse. Creen estos pocos ciudadanos que el resto del mundo los ha de tratar como si ostentaran algún tipo de representación, sin darse cuenta que solamente un puñado de ediles les hacen caso. De ahí su enfurruñamiento. Santano vino a lo suyo y pasó de los habituales cuatro activistas de caleya: bien hecho. Tampoco avisó a otras instancias que, probablemente, se habrán sentido tan frustradas como los de la pancarta por no haber sido convocados a la kermesse de Jove, pero disimularon y asistieron al consejo de la sociedad del plan de vías.

Necesariamente tendrá que haber casitas para colaborar en la financiación de la operación y la cantidad obtenida de la venta de las parcelas deberá ser tan suficiente como haga falta, sin hacer caso a ilusiones de unos mandatarios locales que, en lugar de gobernar, hacen declaraciones a golpe del gusto de los otros cuatro gatos ecologetas que piden verdor a troche y moche.

La lección de Santano tiene la virtud de haber puesto las cosas en su sitio y apretar las tuercas a un gobierno municipal que vive su particular sueño de la razón del que no llevan trazas de despertar. Mal asunto para quienes viven instalados en la nube de unas ensoñaciones que los hace creerse los reyes de un mambo interpretado por una orquesta tipo Titanic. Alguien tendría que habérselo advertido seriamente con más antelación.