No lo merecemos

El ejemplo, parece ser, para la relación del Ilustre Ayuntamiento de Gijón con el ministerio de Transportes es la baronesa Tita Cervera que, para impedir la tala de unos árboles en el madrileñísimo paseo del Prado, se encadenó allí mismo a uno. El despliegue mediático fue formidable. Debió aquella kermesse mediática quedar grabada en la cabeza de los mandamases foristas de esta postergada villa marinera y, mediante declaraciones de domingo en estos papeles del concejal Martínez, que están dispuestos a encadenarse a la puerta del ministerio de Óscar Puente si no se accede a sus pretensiones de un acceso que no sea por Jove y en superficie. Estaría bien la foto de la aparentemente reivindicativa cirujana encadenada como la antigua Miss. La expresión del edil Jesús Martínez es indicativa de cómo entienden los foristas las relaciones entre instituciones: algo así al estilo de la frivolidad del papel cuché. Serían felices de salir en los medios como celebridades del espectáculo en los programas televisivos de cotilleo o en revista de papel cuché, pero de sustancia, nada lamentablemente. Y por estas maneras y su indigencia política en el ámbito regional o nacional les pasa lo que les pasa. No vale venir a contarnos que su gran medida, último recurso, tras misivas de reclamaciones grandilocuentes, sea una acción tipo mundo del espectáculo. Hay asociaciones ecologistas que demuestran un poco más de imaginación en sus actividades reivindicativas.

Es también otra muestra de indigencia política el poco caso que el hombrín de Laviana, instalado en el palacete de Suárez de la Riva, al acometer el asunto, más preocupado en su relación con el ministerio de marras, sus cuitas con la empresa Talgo o las obras de la madrileña estación de Chamartín. A este ciudadano le interesan poco, según se percibe, las cosas gijonesas: ni estaciones de tren o bus ni accesos al Puerto ni la Zalia; todo eso no queda en parte alguna de las cuencas irredentas en la que no tiene importancia continuar con el despilfarro de fondos europeos resilientes o no. Definitivamente, pasamos como villa y concejo un mal momento. La política, dicen, es cuestión de personas: poca chicha por la parte del mando y por la de las entidades de la sociedad civil. No sabe uno de qué clase serán los sentimientos de unos ciudadanos de La Rioja, Murcia o Cantabria, pero esto de ser un caladero de votos pequeñito es un fastidio. Y ahora que venga a explicárnoslo otro fenómeno de la naturaleza política: la delegada del Gobierno. Lo de esta mujer, Delia Losa, tiene poco pase. Es muy difícil comparecer e intentar la defensa de la actuación de un ministerio que pasa olímpicamente de nuestra ciudad. De momento, seguimos condenados.