Gentrificación

Banderita tú eres roja, banderita tú eres gualda y así de seguido con aire zarzuelero. La decisión gubernamental de que el inicio de los fastos conmemorativos del CC aniversario de la fundación de Cuerpo Nacional de Policía fuese una oleada de izados de la enseña nacional en aquellas plazas en las que opera dicho cuerpo no deja de ser curioso: y, por todo el territorio, autoridades e invitados asistieron, ateridos de frío, a los diferentes izados y todos tan contentos. No faltó el acto en nuestra tranquila villa marinera, una localidad que presume de ser de las más seguras y en la que los funcionarios del 091 gozan de un mayoritario aprecio, menos los malos, claro. Probablemente anden escasos de personal a juzgar por la lentitud de algunos trámites burocráticos y habría que recordar a las autoridades, encabezadas por la delegada del Gobierno, que no basta con las palmaditas en la espalda, sino velar porque todos los departamentos policiales tengan un número suficiente de funcionarios.

Otros empleados públicos, esta vez de la administración local, andan dándole vueltas para asesorar a los concejales de gobierno para poner coto a lo que en otras ciudades de España es ya una situación insostenible: los pisos turísticos que echan, literalmente, a los vecinos de sus barrios de siempre para convertirlos en viviendas de muy corta estancia y, para más agravio, en una gran cantidad de ocasiones en competencia directa y desleal con los alojamientos hoteleros ya que trabajan en «B» y no cumplen con las diferentes normas a las que se han de ajustar los hoteles ni pagar sus impuestos.

Han contado desde el Consistorio que se pondrá coto a la proliferación de viviendas de uso turístico por vía de la suspensión de nuevas licencias. Bien está. Los pisos de alojamiento turístico destrozan la personalidad de las ciudades y causan un efecto perverso y distorsionador en el mercado de los alquileres que se ponen prohibitivos para la inmensa mayoría de quienes pretenden encontrar vivienda, muchos de los cuales son personas jóvenes que están empezando una vida fuera del hogar paterno. A ver si el bipartito de la derecha logra poner coto a una situación que la anterior corporación, presidida por la nefasta ovetense Ana González, ni tan siquiera hizo visos de querer solucionar, como tantos otros problemas. Por cierto, hubo el otro día una asamblea de los socialistas locales en la que los partidarios de la dama de Carbayonia osaron pedir que los actuales dirigentes y representantes edilicios socialistas pusieran en valor la actuación de aquel grupo de diletantes políticos. Lo malo es que fue una gestión que no se puede valorar porque no hubo por donde cogerla. Pues todavía hay quien se atreve.

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