El complejo de los vecinos

Llega mañana a la provincia un tren repleto de autoridades: la ocasión lo merece pues se trata, nada más y nada menos que inaugurar la conocida como «Variante de Pajares», un nuevo trazado de ferrocarril para pasar de la meseta en su parte leonesa a este feraz Principado nuestro. La comitiva llegará encabezada por el jefe del Estado, el presidente del Gobierno, el ministro de Transportes, secretarios de Estado, subsecretarios, directores generales, diputados y nuestras autoridades regionales con el presidente de Asturias al frente.

Empezamos a oír la musiquilla de la variante en los años ochenta del pasado siglo, cuando un prócer, entonces mandamás en la Renfe, Alejandro Rebollo, puso el asunto sobre la mesa: se vino a decir aquel buen hombre que, al fin y al cabo, aunque la región es pequeña, el tortuoso trazado del ferrocarril ya era del siglo XIX y ya se estaba acabando el XX. Pues para verlo, hubimos de esperar al primer cuarto del XXI.

La línea tiene uno de sus extremos en Madrid y el otro en Gijón, pero el tren de los fastos inaugurales se quedará con toda su comitiva en Carbayonia, menos mal que tan solamente será ese día y que al siguiente, jueves, 30, a las 6:28 de la mañana partirá el primer convoy de la ya cansina estación provisional de nuestra ciudad con sus viajeros. Término de línea y no se ha conseguido llevar a cabo una estación de ferrocarril por la que se lleva aspirando más de veinte años.

No complace la escasa estación de esta maltratada villa marinera a las autoridades en general: es el recuerdo palmario de que la deuda con Asturias está vigente: el trazado entre Pola de Lena y Gijón sigue siendo de ancho ibérico, no del estándar europeo. Habrá fastos, pero tendremos que poner los asturiano sonrisas de disimulo. Sí, ya sabemos que el paso que se dará mañana es enorme, pero a la obra, a pesar de los cuatro mil millones de la variante y de que supone una importante empresa de ingeniería, le faltan, en su extremo norte, unos kilómetros de trazado que son el chocolate del loro comparados con el coste total de la construcción.

¿Nos molesta la falta de ese pequeño tramo? Indudablemente sí. ¿Y nos encocora que el tren inaugural se quede a unos kilómetros del término de línea? No cabe duda que también. Sin embargo, ¿estamos muy satisfechos y contentos? Al máximo. Mañana será un gran día para Asturias y sus cada vez más menguados habitantes. Corregir esta desagradable situación es algo que esperamos suceda con la puesta en marcha de la línea de alta velocidad. No nos equivocamos al llamarlo hito histórico.

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