Solo palabrería

Tras palabrería variada sobre el asunto, ya desde la anterior corporación, nos hemos enterado por boca declarativa de la concejala delegada de Cultura, que esta atribulada villa marinera no aspirará a la capitalidad cultural europea en 2031. No hay dinero, al parecer, para dedicarlo a preparar durante unos años la política cultural de la ciudad y convertirla en un documento que sirva como soporte de la candidatura. Ya durante la anterior Corporación, la alcaldesa y los responsables culturales se enteraron de refilón y, con toda su cara dura, pretendieron apropiárselo sin demasiado convencimiento y nula acción ni consignación presupuestaria. Ahora, llegan estos otros y, con mayor jeta si cabe, se cepillan la iniciativa sin mayores explicaciones. Tenerlo, lo tienen fácil, aunque alguna explicación tendrán que darse a sí mismos, puesto que en la Junta General apoyaron entusiastas la iniciativa. No ve claro Foro el empeño por la capitalidad cultural y se lo quita de en medio como quien no quiere la cosa. Se zambulle en su caverna provinciana y saca a relucir Tabacalera, cuando todos sabemos que terminará este mandato sin terminar el proyecto. Volvemos a lo que ya hubo: la calma chicha, la nada, la inercia sin proyectos de ciudad: es el sino de esta formación local sin capacidad de negociación ni influencia en nadie. Ellos son muy conscientes de eso, alguno de entre ellos intentará –y conseguirá como ya sucedió en sus dos mandatos pasados– afanar un poquito, sin que el resto se dé cuenta y todos tan contentos.

Se desprecian planes culturales de cierta enjundia, pero se cuida el sector chigrero hasta convertir las zonas de copeteo en lugares con su cierto peligro. Recientemente hemos lamentado el fallecimiento de otra persona a manos de un par de ciudadanos de los que ya era conocida su propensión a la violencia e instalados en uno de esos márgenes sociales de los que ahora está mal visto llamar por sus letras, pero que siguen operando en su gran mayoría con lo que dicen ser sus leyes propias y que no coinciden con la las normas que son las únicas reconocidas para toda la ciudadanía española. Esos incidentes tienen su causa en la ingesta del alcohol y de otras sustancias que enajenan las voluntades y desinhiben los comportamientos más allá de la convivencia pacífica. Y, a todo esto, el gobierno municipal, encantado con hacer la vista gorda y dar facilidades más allá de lo conveniente a la voracidad casi mafiosa de los chigreros del ocio nocturno que no encuentran sosiego para sus ansias recaudatorias. Se impone respeto de horarios, normativa laboral y que las administraciones pongan más empeño en su cumplimiento. Lo demás es palabrería y poner pucheros en las desgracias.