Responsabilidades varias

Que el hombrín de Laviana –ya en su segunda legislatura como mandamás en nuestra desventurada provincia– no siente simpatía alguna por Gijón ni por la agrupación y directiva de su partido en esta villa marinera es cosa harto sabida. De hecho, se ha convertido en un lugar común. Este ciudadano es más que probable que no sea uno de esos miles habitantes de las cuencas que eligen esta villa como lugar para su jubilación. Y como le importamos un pito, está la mar de contento de tener a la conspicua cirujana de primera autoridad, bien que represente a una derecha pseudo nacionaliega. Se entiende con ella y cada acuerdo público u oculto al que llegan ambos mandatarios le produce un respingo de satisfacción y marca una muesca más en la culata de sus malquerencias gijonesas.

La pretendida planta de pirólisis en El Musel lo tiene claro. La empresa Proyectos de Economía Circular (Preco) ya le ha dicho al Gobierno del Principado que reubique su planta de pirólisis en otro espacio. Tampoco va a ser así: lo que no quieren los vecinos de la zona Oeste, no lo querrán los habitantes de ninguna otra ciudad o pueblo de Asturias. También está claro que, de una forma u otra, habrá batalla judicial contra la administración regional. La empresa advierte de que sus abogados ya estudian el asunto, aunque dice que no le gusta meterse en pleitos. Parece que Preco quiere colocarnos en Asturias a toda costa su instalación y no se le encuentra la razón. ¿Por qué se atreve con el Principado y no lo hace con Galicia o Cantabria? Eso es aparentemente un misterio que se despeja si tenemos en cuenta que, al parecer, la consejería correspondiente lleva años detrás de ellos dándoles ánimos y que la autoridad portuaria se mostraba encantada con la posible facturación que proporcionaría la incineradora por pirólisis. Lo ofensivo del asunto es que los promotores se empeñen en colocar una factoría que la ciudadanía no desea.

Otro muerto por una paliza en la zona de copas del Fomento a causa de los ánimos encendidos que provoca el alcohol. Los de la asociación hostelera Otea pretenden colocarnos que es un problema social, como si el asunto no tuviera nada que ver con el alcohol que se expende en sus negocios. Proliferan los tugurios de copas y música excesiva y eso parece que no tiene nada que ver con los incidentes recurrentes en fin de semana, a veces y desgraciadamente con resultado de muerte. Curioso que a las autoridades locales y regionales parezca no importarles una situación socialmente deplorable. Nuestro pésame y pensamientos con la familia del fallecido: que vayan los de Otea a darles explicaciones sobre la responsabilidad de la sociedad.

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