El parque del «solarón». Como estaba previsto, a los socialistas gijoneses no les hace nada de gracia renunciar a la operación en marcha y dedicarlo a parque renunciando a construir viviendas que colaboren a sufragar la obra, lo mismo que le pasará al Adif, es decir, al ministerio de Fomento. Como el PP local está en las mismas, los foristas se quedan solos con su IU y su Podemos en sus deseos. La sociedad que dirimirá la cuestión, Gijón al Norte, lo tendrá claro debido a la composición de su consejo de administración: habrá casitas con más o menos arbustos, césped, arbolado y mobiliario urbano, pero predominarán las construcciones. Así ha de ser si queremos estación intermodal y cuanto antes se decida, sin dilaciones estrafalarias por parte del Foro, mejor.
El plan urbano prevé en ese solar hasta un edificio de veinte pisos de altura. Con este nuevo planteamiento de la cirujana paisajista temen los socialistas que esos deseos lleven a retrasar el documento de ordenación de la zona. La consecuencia sería una tramitación larga que retrasase el plan de vías. Y, de ser ciertos esos temores, iríamos aviados. Debe comprometerse por ello Carmen Moriyón a que las estaciones avancen a la mayor velocidad posible sin más estorbos burocráticos. Por ejemplo, el inesperado descubrimiento de que la fulminada concejala ultra es incompatible para estar en el consejo de administración de Gijón al Norte: ha de ser cubierto con otro integrante a la mayor brevedad posible.
Por cierto, la operación de cirugía por la que el tripartito gobernante en el Consistorio se convirtió en bipartito es un motivo de general alegría. La operación de extirpación del mal ha sido un inesperado regalo para el bienestar y la normalidad política en la ciudad. No tendrá problema el gobierno municipal para sacar adelante las más importantes decisiones que han de adoptarse en las sesiones plenarias. No encontrará mucha colaboración entre los socialistas, pero ahí estaban los de Izquierda Unida dispuestos a recibir algún asesor más y otras pequeñas ventajas, pero el concejal de Vox, Oliver Suárez, como tránsfuga, abre nuevas e impensables perspectivas. Ello significa un equilibrio aceptable para ciertas acciones que ha de adoptar la Corporación.
La desaparición de la ultraderecha del gobierno municipal es una limpieza ambiental de importantísima trascendencia política y así lo han sabido apreciar los medios de información de toda España. Los del PP ya conocen el camino para normalizar la situación en las regiones y ayuntamientos donde llevan sobre los hombros la molesta mochila llena de piedras que es la formación ultra. El camino marcado por Moriyón seguro que abre perspectivas nuevas en gobiernos autonómicos y municipales de toda España: hay que aislar al mal sin paliativos.