El lobo en el Hípico

El anillo del Piles ya no es algo tan trascendental para el Grupo Covadonga que no pone tantas objeciones y hasta acepta irse con palas y piraguas a Naval Gijón. El ensalmo de Moriyón y el PP funciona fantásticamente, y es notorio cómo cambian los pareceres tan rápido de estar en la oposición o en el gobierno, porque no olvidemos que fue asunto de gran controversia durante la larga precampaña electoral. Ahora, con los votos en la buchaca como querían, todos contentos y al Natahoyo. No habrá problema alguno, como en K4, todos reman sincronizadamente.

Se han terminado los caballos en Las Mestas. Los mejores tiempos de los concursos hípicos de saltos en Gijón fueron bajo la estricta organización pública; por eso, no se necesita para nada lo que últimamente se ha dado en llamar colaboración público-privada y que consiste en que un listillo se coma “pro domo sua” parte del presupuesto destinado a los caballos con el consiguiente lucro en desfavor de la organización ha metido sin duelo y con avidez su mano la parte privada. El Hípico nació, no olvidemos, bajo el impulso del ayuntamiento en los lejanos años cuarenta del pasado siglo y con la mayoría de participantes militares que competían gracias al arma de caballería. Con el tiempo, fueron siendo más los competidores civiles que los militares.

Está claro, si la organización del hípico gijonés en la verde pista de Las Mestas no fuera susceptible de dejar algún dinero, no habría golosas manos que quisieran meter cuchara en tal cocina. De momento, el lobo ya ha ido enseñado la patita por debajo de la puerta y hasta se ha quedado con la provisión de los canapés y bebida del catering que se sirve en los descansos. Hay quien va al Hípico a disfrutar y apostar unos pocos euros para darle emoción y otros a quienes se les pone en la pupila el símbolo del euro. Y, a todo esto, el Ayuntamiento a dejar hacer hasta que el lobo se meriende todos los cabritillos. Si, por una casualidad, a la voraz derecha que gobierna el ayuntamiento se le pusiera entre ceja y ceja que algún hambriento empresario quisiera sentar sus reales en Las Mestas, habría de convocar un concurso público y así que quienes en la actualidad están actuando bajo cuerda tengan que dar la cara. Por otro lado, tenemos al CHAS (el Club Hípico Astur) a cuyos socios, en aras de su salvación económica, el lobo ya les ha merendado bastante más que la mitad del rebaño. Pero se trata de una entidad privada y nuestro querido Hípico es una organización pública que merece por veteranía y aprecio de los gijoneses ser respetada y no esquilmada.

Esto sigue en marcha

Me entero por aquí que en poco tiempo se jubilará Luis Cascallana a cargo de la producción del Teatro Jovellanos y de Divertia. Hace años que le conozco y unos cuantos que no le trato con frecuencia, aunque durante una temporada de mi vida laboral colaboré con él en la organización de un festival anual. Decir que su presencia era una garantía de tranquilidad es poco, siempre atento a disolver cualquier posibilidad de que se formase algún tipo de conflicto: tranquilo, no exento de una personalidad acendrada personalidad y fortaleza de carácter cuando ello es necesario. Desde 1988 que llegó a la entidad han pasado varios concejales y gerentes y su tarea ha sido apreciada por todos. Últimamente, uno sufrió un percance en el Jovellanos y, periódicamente, no falta su llamada o su mensaje para interesarse por la evolución de la recuperación de la lesión. Hasta ese punto llega el interés Luis por las pequeñas o grandes incidencia que caen bajo el techo de sus responsabilidades. Leo que aún le quedan unos meses de faena. En su momento, le desearemos la misma suerte que le hemos venido deseando siempre a quien ha sabido estar con discreción y eficacia tras las bambalinas de los festejos y espectáculos de la localidad.

Se ha ido otra Feria de Muestras más y las gentes han tenido a bien acudir en una cantidad considerable para visitar los diversos espacios comerciales con que las marcas pretenden atraer la curiosidad del público. Nuestra FIDMA es singular y su carácter generalista, en la que se puede adquirir desde un rayador de zanahorias hasta un automóvil de última generación, es de lo que ya casi no se ve. El acontecimiento mercantil e institucional, porque también se cuenta con esta importante faceta, es acometido por la Cámara de Comercio gijonesa que la cuida como a la niña de sus ojos, aunque su espacio sea responsabilidad de unas cuantas administraciones entre las que también se encuentra la Cámara. Este éxito, siempre conviene recordarlo, la convierte en objeto goloso de otras cámaras de la provincia en la que quisieran estar –o inmiscuirse– para participar de las ganancias que produce y así arreglar en la medida de los posible sus maltrechas cuentas. Vamos a por la LXVII edición el año que viene en la que, como siempre, siempre habrá algo nuevo por descubrir. Consulta aquí todas las noticias de La Nueva España

Toca felicitar al nuevo director de la Fundación de Cultura, Aitor Martínez Valdajos, y desearle acierto y éxitos en el enderezamiento de una institución que ha sufrido un periodo de fuerte decaimiento en los últimos años precisamente por una falta de dirección adecuada. Lo que haya de ser se irá viendo necesaria y lógicamente de aquí a unos cuantos meses.

Begoña animal

Ayer fue el día en el que las masas expectantes acudieron como en riadas humanas desde los diferentes barrios que componen nuestra festera villa marinera hacia la playa para ocuparla y contemplar los fuegos artificiales. Miles de personas extasiadas ante los colorines y miles de animales espantados por el ruido de las tremendas explosiones, para disgusto de sus dueños. Nunca llueve a gusto de todos, es una ley universal y donde unos ganan en disfrute, otros pierden en tranquilidad. Es ley de la convivencia. Dentro de los animales de compañía, hay ciudades en las que abundan más o menos. Gijón es de las que más y por ello, es concejo en el que se dan pérdidas y abandonos en cantidades considerables. En tiempos de la alcaldesa Fernández Felgueroso se puso en marcha el albergue de Serín que ahora parece resentirse del paso del tiempo. Toca ahora acometer el problema y poner en condiciones las actuales instalaciones, así como acometer su ampliación y mejorar los servicios que se proporcionan a los animales que han tenido la mala suerte de perderse o, peor, de ser abandonados. Las cada vez más abundantes situaciones de soledad son suplidas por muchos ciudadanos acercando a su lado, por lo común, un perro o un gato en los que se deposita en la mayoría de los casos un inmenso cariño: por eso el consistorio ha de cuidar también este aspecto de la cuestión, no ya tan sólo por el adecuado trato que merecen los animales como seres sintientes que son, sino por el bienestar de sus compañeros humanos.

Muchas son las asociaciones o fundaciones protectoras que se ocupan de difundir los casos de pérdidas y abandonos a la búsqueda de dueños atribulados o de proporcionar a los peludos familias de adopción que los saquen de las perreras, es decir, trabajan desinteresadamente para suplir allí donde no llegan las administraciones locales. Nuestra villa y concejo no es una de las peores en este sentido, pero son muchas las carencias todavía. En el reparto de funciones del tripartito municipal, le ha tocado a los populares la encomienda de la gestión del bienestar animal que en su programa llevaba el ambicioso proyecto de construir un nuevo centro con mayor capacidad y nuevos servicios. Mientras tanto se cumple esta propuesta electoralista, no debe pasar ni un solo día más en que no se acometa la reparación y puesta en condiciones del centro de Serín que, como ha quedado dicho, da muestras de fatiga y serio deterioro. A ver si se nota el cambio prometido en este aspecto que la anterior administración despreció olímpicamente. Las buenas gestiones se notan en todos los aspectos de los cometidos municipales: nuestros animales merecen mejor trato.

Luto cultural

Se nos fue el cantante Julio Ramos este pasado finde, dejando tras de sí una estela de consternación y vacío entre sus familiares, amigos y compañeros. Deja una estela artística importante y un ejemplo vital digno de ser admirado. Pocos sabían que allá por los finales de los setenta dejó su carrera como cantautor en Madrid y él, oviedista empedernido y natural de la capital del Principado, eligió Gijón para establecerse. Trabajó en algo que nada tenía que ver con el mundo de la canción, pero nunca abandonó los círculos culturales y realizó bellas composiciones que de vez en cuando grababa. También esporádicamente se presentaba en recitales y otras actuaciones, por lo que pudimos tener la suerte de disfrutar de su arte hasta prácticamente el final de una vida, ya decimos, ejemplar. Descanse en paz.

Estos nuevos, pero de rancias ideas, en el ayuntamiento de nuestra despistada villa marinera, andan dándole vueltas a la cosa cultural. Como les debe parecer poco lo que se traen entre manos con el convento de las Agustinas de Cimadevilla, se pretenden meter en el entuerto de llegar a un acuerdo con la Fundación Cajastur para utilizar el palacio de Revillagigedo, el pequeño, mas aparente, Revillagigedo en la plaza del Marqués. Se trata de un edificio engañoso: mucha fachada y escaso espacio interior que se queda corto para la mayor parte de exposiciones o instalaciones temporales que en él se pudieran realizar. Sí, porque da para muestras efímeras de tamaño pequeño, como por ejemplo la exposición de un artista o de alguna entidad pública o mercantil, tal como ya hemos visto en el pasado. El barroco monumento sirve también para actos o recepciones, y más con la anexa colegiata de San Juan Bautista. El que posee algo siempre cree que su posesión tiene un precio más alto de lo que vale, por lo que es de esperar que la fundación propietaria ponga un precio al alza a un alquiler que se vería incrementado con una conservación ciertamente costosa para mantener el edificio en condiciones adecuadas a la finalidad pretendida. Hombre, para hacer unos pocos actos al año para fardar el gobierno municipal sirve, pero iba a resultar un poco caro y poco presentable.

Misa en el redondel, oiga. Vuelven los toros y se recupera la pía costumbre de mezclar la sangre con la religión, católica, por supuesto. Así que un escaso grupo de beatos pondrán su chiringuito en el coso de El Bibio y recuperarán la estrafalaria costumbre de montar una misa de campaña en la arena en vísperas de las matanzas taurinas. Los documentos gráficos pasados constatan la escasísima asistencia de personal, pero hasta cura encuentran que les permite un espectáculo tan extraño como peculiar.

Rugidos bélicos

Vuelven las máquinas de guerra volantes a molestar los cielos de nuestra villa marinera para regocijo de una masa que encuentra entretenimiento sin darse cuenta del significado de algunos de esos aviones. Cierto que su existencia es necesaria en nuestros ejércitos para la defensa de lo que hemos dado en llamar nuestra soberanía, o al menos intentarlo. La acumulación de muchas personas engaña bastante: unos miles a lo largo del Muro, en la Atalaya o en la Providencia, causan la ilusión de que la ciudad entera se ha tirado e la calle para ver los aviones, pero son muchos más los que se van de excursión o los que se quedan en sus casas. No hay, por tanto, “amor” de la ciudadanía por la exhibición aérea. De todas formas, se pueden realizar espectáculos volanderos sin incluir en ellos aviones de guerra vigentes. Otra cosa son los históricos u otras máquinas dedicadas a misiones humanitarias o de lucha contra incendios, por ejemplo. No es ejemplar hacer espectáculos con máquinas de matar y, como hemos comprobado desde hace años, importa poco el partido gobernante para que los munícipes consideren que, a pesar de tales argumentos, estas demostraciones son edificantes. La máxima contradicción llega al colmo cuando aquellos mismos que echan a los cielos aeronaves guerreras van a misa piamente en fechas señaladas. Eso recibe el nombre de hipocresía e indica bastante poco de la calidad ética y moral de los mandatarios que así se conducen.

Entramos enseguida en el ferragosto y, aunque en este Cantábrico norteño es lo más probable que no nos achicharremos, la vida de la burocracia administrativa y algunos negocios entre en un letargo sestero y festivo. Trabajarán más los chigres, figones y hoteles por virtud del aumento de forasteros con ganas de jarana. Aumentará la cantidad de ruido y los vecinos que estén en condiciones de hacerlo huirán de la localidad para alejarse de la cochambre rampante.

En definitiva: no todo vale con tal de promocionar el turismo y la hostelería. No hace tanto, las ejecuciones en España, casi entrado el S. XX, eran públicas y las gentes asistían en masa. Imaginemos que, al suprimirse tan bárbara costumbre, posaderos y bodegueros protestasen ante la autoridad porque, al suprimir tales indecentes demostraciones de barbarie, menguaran sus ingresos.

El festival aéreo tiene adherencias que lo hacen insoportable a la convivencia pacífica y a la supresión de los instintos más bajos del ser humano. Se puede hacer lo mismo sin los rugidos de los ingenios bélicos que no hacen otra cosa que demostrarnos los horrores de la guerra: en Ucrania, seguro, escuchar esos estampidos no les provoca ningún sentimiento de bienestar ni se les ocurrirá nunca jamás convertirlo en un espectáculo.