Festival y elefante

Treinta y seis ediciones del festival Semana Negra: libros y churros se dijo en una época: dedicado a un encuentro de escritores del policiaco, se montó una feria del libro, cuando no había otra en esta villa marinera, llegaron autores y editores de España y de muchos lugares del mundo. Pero también bares y caballitos, lo que ponía de los nervios a quienes, con una peculiar forma de pensar, reputaban como incompartible el hecho cultural con la diversión. Muchas explicaciones se hubieron de dar.

Este año se homenajea a Paco Ignacio Taibo II, tantos años director del evento, figura fundamental que convirtió un congreso literario en una fiesta popular, pero con otra figura que insufló su apoyo para que todo fuera posible, el mejor alcalde de Gijón, Tini Areces. Sin él tampoco hubiera sido posible la Semana Negra y que siguió apoyándola durante sus tres legislaturas como presidente del Principado. Hoy, la Negra es un elemento propio del verano cultural y festivo de Gijón que sigue dando que hablar y que ha servido en su estructura para ser copiada en multitud de ciudades de nuestro país. Se ganó su lugar en el espacio estival de la ciudad y aquí está, conviviendo con otros eventos que han ido naciendo al ver su ejemplo y cómo los ciudadanos se movilizan en este pueblo eminentemente participativo.

Aparece, ahora que se lleva tanto la expresión, el elefante en la habitación de uno de los abundantes problemas que aquejan a la desembocadura del Piles: el colector del arroyo de Peñafrancia, cuyo arreglo es cuantioso en manteca y en molestias hasta para el tránsito, porque exige meterle mano a la rotonda de La Guía con los consabidos atascos. La verdad, y no es por hacer leña del árbol caído, la gestión del concejal comunista Aurelio Martín, incrustado en el anterior gobierno municipal socialista no pudo ser más desgraciado. La anterior alcaldesa, la peor que ocupó la poltrona de mando en la democracia, se empeñó en la maniobra y condenó a su partido: los errores de un sujeto de Izquierda Unida los paga el PSOE que perdió concejales en las recientes elecciones de mayo pasado y la coalición comunista se fue de rositas: se ventiló a Aurelio, disimularon sus integrantes como si los desastres de la movilidad, Muro incluido, y del medioambiente no hubiera sido cosa de uno de los suyos y hasta ganaron un concejal. Es una de esas injusticias que provoca el devenir político y con los que hay que pechar si se quiere permanecer en el juego. El lamentable resultado es que ahí tenemos, no ya a la derecha, sino a los mismísimos ultras incrustados en el gobierno local. Pero es lo que hay.