Maduritas, sí

Esta Corporación que ya se nos hace larga en su duración ha dado, y seguramente le queda algo más que proporcionar, situaciones chuscas y ridículas, aparte de las afecciones más serias como lo del Muro y su «cascayu». Una de estos últimos días es la de censurar, así con todas sus letras, un anuncio de hamburguesas en uno de los autobuses públicos. La cosa se trata de que un establecimiento sacó a la venta uno de estos bocados compuestos con carne madurada de vaca y para ello se inventó un lema con su punto gracioso: «Me gustan maduritas», decía el anuncio. A alguna feminista extrema pareciole que el lema atacaba a la mujer y a su dignidad, así en genérico. Por lo que a algún grupo de mandamasas les apeteció ejercer de inquisidoras y condenaron al bus a cocheras para que suprimieran el lema. El comportamiento es de nombre feo: feminazi. Pero aquí, cuando nos queremos poner extremos no nos gana nadie. Curiosamente, la propietaria del establecimiento es una señora que, en su inocencia, no se percató de que una carne o una fruta no se puede decir que está madurita porque no entra dentro de los cánones admitidos como soportables por algunas otras féminas que ya se van pasando con sus memeces. Todos tenemos derecho a tener nuestras propias aberraciones del pensamiento, pero una institución de la administración local debe poner algo más de cuidado en sus decisiones y cuidar de no aberrar con sus decisiones

La Emtusa, da que hablar por múltiples causas, la más llamativa y amenazante para los usuarios de sus servicios, que somos miles de ciudadanos de nuestra paciente villa marinera, fue encargar unos planes para reordenar las líneas. Para ello encargaron a una consultora el correspondiente estudio a cambio de un sustancioso estipendio. Se armó la marimorena y hasta los responsables del PSOE y su candidato a la Alcaldía han puesto el grito en el cielo. Por lo menos, ya sabemos que esos cambios serán no natos y se quedarán en el papel. Poco tiempo les queda al concejal presidente de la empresa de los buses y a su gerente porque, venga quien venga, querrá mejorar la eficiencia del funcionamiento del transporte colectivo urbano, pero sin fastidiar al personal. En tan delicados asuntos, que afectan a la vida cotidiana del personal, cabe ir con mucho cuidado y no dar tres cuartos al pregonero para intranquilizar a los usuarios. Lo más simpático es que el concejal presidente de la entidad del transporte urbano acusa de desleales a los directivos socialistas locales y a su candidato. Los hay que osan poner calificativos a los demás sin mirarse a sí mismos. Afortunadamente les quedan sólo unos mesecillos.