Pollinos

El candidato popular al gobierno de la provincia, con amplios conocimientos en los vericuetos de la Comisión en Bruselas, Diego Canga, se adelantó al anunciar los millones de Europa para Arcelor y todos nos quedamos tan contentos y felices con la noticia. ¿Todos? No. A la ministra Maroto, la de Industria, le dio un ataque de cuernos y no se le ocurre otra cosa que acusar al bueno de Canga de falta de ética. Se despachó además al manifestar que desconocía de dónde había salido la noticia, porque eran los ministerios para la Transición Ecológica de la mano del de Industria los competentes para poder anunciar y tener confirmación de tal novedad. Insistió a aquellas horas del mediodía que no existía confirmación y pidió responsabilidad al del PP. Por la tarde, la Comisión Europea confirma los 460 millones para la siderúrgica asturiana y la ministra queda más que chafada. Confiemos en que no todo lo tenga igual de controlado, porque iríamos aviados. También le ha parecido muy mal al eurodiputado socialista Jonás Fernández que lamentó la conversión de un funcionario de la Comisión en un político populista, que no sabe diferenciar el trabajo de un empleado público del de un político, y va y adelanta la presentación de una pregunta escrita a la vicepresidenta de la Comisión Europea y secretaria de Competencia, Margrethe Vestager, por las filtraciones de Canga. Anduvo fino el candidato popular y torpe la ministra socialista, y no digamos nada de nuestros mandamases provinciales, que asistieron con horror al partido de tenis siderocomunitario. Les pinta al pelo, naturalmente, por creerse los señoritos del cortijo. Canga aprovechó que llevaba buenas cartas y se llevó la mano, dejando al resto de los jugadores con tres palmos de narices.

El ciudadano José Manuel Valbuena tiene cinco asnos en una parcela de La Guía. Bueno, pues parece que hay a quien molestan y a otros que les parece que tenerlos así a la intemperie les hace pasar frio. La verdad es que los burros echan un tipo de pelo por el verano y otro por el invierno que, en nuestras latitudes, les ayuda a combatir los fríos. Ya son ganas de inmiscuirse en la vida de los demás, ganas que, unidas a la ignorancia, pueden provocar enfados como el del ciudadano Valbuena que ya se quiere llevar, si es que no lo ha hecho ya, tres de los cinco rucios. La convivencia y el respeto a las actuaciones de los demás es un vicio demasiado practicado en nuestros lares. Entre nosotros tenemos expertos en pollinos que se entrometen en qué conviene más para su tenencia. Vamos listos si nos dejamos dirigir por el primer listillo que se cruza en nuestro camino.