Tres cositas

En nuestra villa marinera, IU ha tenido una presencia significativa, especialmente en la ciudad de Gijón, donde ha venido detentando representación en el gobierno local y desempeñando un papel importante en la vida política y social del municipio. Sin embargo, el partido ha enfrentado desafíos en los últimos años, incluyendo el declive del apoyo electoral y las divisiones internas, lo que puede haber afectado su rendimiento en la villa y su concejo. La última convulsión ha sucedido estas últimas semanas. Parece que se trataba que una mayoría aplastase a una minoría, cosa que se ha conseguido a costa de poner al frente de la candidatura a una persona incrustada en el aparato, Javier Suárez Llana, que en las elecciones de 2019 ocupara el tercer puesto en la lista de la formación y que, actualmente, funge como asesor del grupo municipal. Entrenado de vivir del presupuesto municipal ya está, por lo menos, aunque su índice de conocimiento por el electorado es de cero. Así les irán las cosas, lo cual no se sabe si es bueno o malo.

La invasión de las terrazas chigreras de toda laya en las calles del reducido y vetusto núcleo ciudadano, con sus estrechas calles, es una barbaridad que ha hecho de muchas de estas vías zonas inhabitables por su ruido e incomodidad de tránsito. Convertir tales arterias en peatonales, en lugar de agradables zonas de paso, las ha hecho extensiones de los múltiples locales hosteleros allí instalados. La invasión es tal que los técnicos municipales en cuestiones de seguridad han medido y concluido que hasta pueden comprometer el paso de vehículos de urgencia como uvis móviles o camiones de bomberos. La propuesta es la de retirar en algunas de estas calles diez centímetros estas terrazas. Pues se ha armado la gran batalla. En algunos casos, deberían reducirse más de la mitad. En realidad, se trata de poner coto a un abuso: el de hacer del centro de la ciudad un enorme bar que, a más de un abuso, es una tremenda porquería e incomodidad ciudadana.

Huelga en los autobuses. Objetivamente los trabajadores llevan razón: una empresa pública debe ir por el libro. Indica este primer aviso sindical que hay una cierta mala gestión en la empresa que se ha pretendido disfrazar con el cambio de nomenclatura, frecuencia y paradas de algunas líneas. No es inteligente porque ha llevado inquietud a los usuarios habituales y producido un efecto neutro en unos trabajadores que solo desean unas condiciones de trabajo como es debido y si llega una subida de emolumentos, pues mucho mejor. Este catastrófico gobierno municipal está dejando la ciudad como un erial y eso que lo tenían como para haberse lucido de forma bastante espectacular.