En previsión de accidentes

El actual conde de Revillagigedo, heredero de la depredación de sus antecesores, como no colara la venta de sus legajos al Consistorio local o al Principado de Asturias, lo intentó con el Ministerio de Cultura y a punto está de lograr el engaño a su actual titular, Iceta i Llorens, y demás capitostes de dicho departamento. Será como el robo del siglo en forma de papeles antiguos. Quedan tanto el ministro y sus adláteres advertidos de que el valor de dichos fondos está hinchado y que de soltarle los más de treinta y cinco millones de machacantes que pide el angelical conde para obtener líquido fresquito estarían cometiendo un latrocinio. ¡Pues no hay asuntos en materia cultural en Asturias en los que invertir treinta y cinco millones! Cuídense en la capitalina Casa de las Siete Chimeneas de las añagazas de quien parece manso conde, pero que en realidad se trata de un depredador de enormes fauces con afiladas hileras de dientes.

Había una casa en la calle de Claudio Alvargonzález, la de la dársena interior del puerto local, que fue derribada con la severa admonición administrativa de conservar la fachada y así comenzó las obras la empresa constructora. Un buen día, se dieron cuenta de que la fachada peligraba, que estaba a punto de derrumbarse, pero no llegaban los permisos administrativos. Todos los días, el a la sazón concejal de Urbanismo, pasaba por delante de la obra en el camino de su casa al despacho consistorial. Una buena mañana, el vecindario escuchó un estruendo: al pasar aquella mañana el edil frente a la obra de marras, contempló asombrado que la fachada se había derrumbado. Seguro que el promotor de la obra de la esquina de Los Moros con Munuza decidió, vista la poca diligencia de los organismos administrativos intervinientes, desmontar la fachada piedra a piedra porque estaba a punto de derrumbarse y ello sin esperar por el correspondiente papel: hizo bien. Ahora que pasen y vean los técnicos de Patrimonio y Urbanismo y nos cuenten si hay que empapelar al promotor o ponerle una medalla y darle la licencia correspondiente.

Los del FAC casquista dejaron al irse del Ayuntamiento de esta villa en 2019 marinera un pufo de ochenta millones de euros correspondientes al plan de fachadas. Para soterrar el Muro, hablamos de bastantes millones más. De gobernar ellos, habría que preguntarse la cantidad de dinero pendiente que tendrían que apoquinar sus sucesores en el mando. La idea es inabordable, aunque las visiones idílicas de los dibujos en 3D nos resulten muy atractivas. Vuelven los excasquistas con sus cuentos chinos, pero tienen un turbio pasado de ocho años al frente del municipio, como para no verles la matrícula de lejos.

Venerabiles lapides

Sí, piedras venerables de época romana encontradas en Gijón: el ara sextiana y la Fortuna Balnearia. La primera es una lápida de la época del primer emperador romano, Augusto, que estaba en la campa del cabo Torres –sobre el actual puerto del Musel–, donde había dos importantes edificaciones romanas. Se trata de una dedicatoria de Cneus Calpurnius Piso, el gobernador de la provincia Tarraconense a la que pertenecían los territorios de los astures, al emperador.

La segunda, la Fortuna Balnearia, es una estela, también grabada en piedra, consagrada a la diosa Fortuna como protectora de las aguas de carácter salutífero en el contexto de las termas de una de las villas romanas en el entorno de nuestra villa marinera. La dedicatoria a dicha divinidad implica un arraigo de las costumbres de los romanos. Se trata de un documento en piedra dedicado a la susodicha divinidad por Tito Pompeyo Peregriniano.

Esas dos muestras de la presencia romana en el concejo están en manos privadas y parece que hasta el momento nada se ha podido hacer. Los dueños de ambas las han recibido por herencia desde aquellos primeros que las descubrieron, se las apropiaron y fueron transmitidas como legado a generaciones posteriores. En el caso del ara sextiana, acabó en las depredadoras manos del acumulador de objetos artísticos Joaquín Manzanares y cuyos frutos de sus múltiples rapiñas forman parte ahora entre las propiedades de sus herederos.

La Fortuna Balnearia pertenece a Manuel del Castillo, heredero de Justo del Castillo, su primer detentador, y que intentó vender en una casa de subastas no ha mucho, de tal modo que tan solo la intervención del Gobierno del Principado impidió el expolio.

Por objetos históricos de menor enjundia, realizaron las administraciones públicas mayores esfuerzos. Aquí, ninguna de las dos administraciones que tendrían que estar preocupadas, la local y la autonómica, parecen darle importancia alguna. Sus dueños, por diferentes motivos, pretenden realizar líquido, pero afortunadamente se ven constreñidos por las leyes y la presión de una parte considerable de la sociedad que consideran impresentable que ese par de pequeños monumentos que se remontan a la época de la fundación de la ciudad permanezcan en manos particulares. Su lugar es Gijón y no cualquier parte sino uno de sus sitios más nobles ya que son referentes de nuestros inicios. Quizás así se desanime algún «enfant terrible» de la arqueología que pretenda desmerecer lo que fue un importante asentamiento romano, dejándolo en simple y vulgar fábrica de salazones, todo ello en contra de las conclusiones a las que llegó la doctora Ochoa y discípulos tras sus excavaciones. La recuperación de las dos «venerabiles lapides» para la ciudad deberían figurar en el programa electoral local de todos los partidos políticos.

Pollinos

El candidato popular al gobierno de la provincia, con amplios conocimientos en los vericuetos de la Comisión en Bruselas, Diego Canga, se adelantó al anunciar los millones de Europa para Arcelor y todos nos quedamos tan contentos y felices con la noticia. ¿Todos? No. A la ministra Maroto, la de Industria, le dio un ataque de cuernos y no se le ocurre otra cosa que acusar al bueno de Canga de falta de ética. Se despachó además al manifestar que desconocía de dónde había salido la noticia, porque eran los ministerios para la Transición Ecológica de la mano del de Industria los competentes para poder anunciar y tener confirmación de tal novedad. Insistió a aquellas horas del mediodía que no existía confirmación y pidió responsabilidad al del PP. Por la tarde, la Comisión Europea confirma los 460 millones para la siderúrgica asturiana y la ministra queda más que chafada. Confiemos en que no todo lo tenga igual de controlado, porque iríamos aviados. También le ha parecido muy mal al eurodiputado socialista Jonás Fernández que lamentó la conversión de un funcionario de la Comisión en un político populista, que no sabe diferenciar el trabajo de un empleado público del de un político, y va y adelanta la presentación de una pregunta escrita a la vicepresidenta de la Comisión Europea y secretaria de Competencia, Margrethe Vestager, por las filtraciones de Canga. Anduvo fino el candidato popular y torpe la ministra socialista, y no digamos nada de nuestros mandamases provinciales, que asistieron con horror al partido de tenis siderocomunitario. Les pinta al pelo, naturalmente, por creerse los señoritos del cortijo. Canga aprovechó que llevaba buenas cartas y se llevó la mano, dejando al resto de los jugadores con tres palmos de narices.

El ciudadano José Manuel Valbuena tiene cinco asnos en una parcela de La Guía. Bueno, pues parece que hay a quien molestan y a otros que les parece que tenerlos así a la intemperie les hace pasar frio. La verdad es que los burros echan un tipo de pelo por el verano y otro por el invierno que, en nuestras latitudes, les ayuda a combatir los fríos. Ya son ganas de inmiscuirse en la vida de los demás, ganas que, unidas a la ignorancia, pueden provocar enfados como el del ciudadano Valbuena que ya se quiere llevar, si es que no lo ha hecho ya, tres de los cinco rucios. La convivencia y el respeto a las actuaciones de los demás es un vicio demasiado practicado en nuestros lares. Entre nosotros tenemos expertos en pollinos que se entrometen en qué conviene más para su tenencia. Vamos listos si nos dejamos dirigir por el primer listillo que se cruza en nuestro camino.

Tragaderas variadas

Mal camino llevan los dueños mexicanos del Sporting. Su aterrizaje por estos pagos fue acogida por algunos con un frío escepticismo no exento de desconfianza. Pronto aparecieron los intereses urbanísticos y los planes grandiosos: demoler El Molinón y construir otro desplazado unos metros en cuanto ubicación y unos grados en cuanto a orientación. Pero de lo que importa a la afición, los goles, el ganar partidos, una buena clasificación, ni gota. Los planes pomposos han quedado guardados en algún cajón a la espera de mejores tiempos, es decir, mejores resultados. No se descarta que, discretos como llegaron, se pongan a la búsqueda, si es que no lo han hecho ya, de algún incauto que se quede con el pancho sin dejar ellos demasiados pelos en la gatera.

Gatera que sí tiene todo el pelo de los mandamases locales que han visto resignados cómo la oposición multiforme les tumbaba sus planeados presupuestos municipales. Para ser realistas, a la enredadora dama de Carbayonia no le ha de preocupar demasiado lo que probablemente no considera un revés. Su política a lo Louis XIV –»después de mí, el diluvio»– de este su final de mandato y dejar que quien venga detrás que arree, cuadra muy bien con este escenario. Ella a sus viajes bajo cualquier pretexto para que se lo pague el procomún y todos tan contentos.

Los cobardes que se abstuvieron en la votación como cronista oficial de Luismi Piñera han demostrado su alto grado de miserabilidad y haberse plegado a las amenazas de quien lleva demasiadas decenas de años ejerciendo de matón de pueblo, aunque ya sin éxito, salvo con cuatro politicuchos. Si mezquinos han sido los grupos municipales que no se atrevieron a votar y se refugiaron en una tramposa abstención, peor han sido los fanfarrones que presionaron telefónicamente a unos concejales a los que comenzaron a temblar las rodillas al recibir el toque de cornetín. Esta Corporación pasará a la historia de la villa como la peor de la reciente democracia, tanto por la parte gobernante como de la opositora: hacía lustros que esta villa marinera no estaba en peores manos.

Sorprendentemente, han acertado en una cosa: otorgarle la medalla de oro del concejo a la Semana Negra, un evento con treinta y cinco años a sus espaldas que es una referencia cultural internacional y motivo también de entretenimiento para los naturales de la ciudad y provincia. El festival recibió durante sus primeros años invectivas e insultos de la derechona local y las mentiras del ya mencionado matón de la localidad. A los unos y a los otros es conveniente dedicarles tanto esta medalla de oro como el reciente metal dorado de la Bellas Artes para que hagan ejercicio de tragaderas que, en ocasiones, les viene bien.

Tres cositas

En nuestra villa marinera, IU ha tenido una presencia significativa, especialmente en la ciudad de Gijón, donde ha venido detentando representación en el gobierno local y desempeñando un papel importante en la vida política y social del municipio. Sin embargo, el partido ha enfrentado desafíos en los últimos años, incluyendo el declive del apoyo electoral y las divisiones internas, lo que puede haber afectado su rendimiento en la villa y su concejo. La última convulsión ha sucedido estas últimas semanas. Parece que se trataba que una mayoría aplastase a una minoría, cosa que se ha conseguido a costa de poner al frente de la candidatura a una persona incrustada en el aparato, Javier Suárez Llana, que en las elecciones de 2019 ocupara el tercer puesto en la lista de la formación y que, actualmente, funge como asesor del grupo municipal. Entrenado de vivir del presupuesto municipal ya está, por lo menos, aunque su índice de conocimiento por el electorado es de cero. Así les irán las cosas, lo cual no se sabe si es bueno o malo.

La invasión de las terrazas chigreras de toda laya en las calles del reducido y vetusto núcleo ciudadano, con sus estrechas calles, es una barbaridad que ha hecho de muchas de estas vías zonas inhabitables por su ruido e incomodidad de tránsito. Convertir tales arterias en peatonales, en lugar de agradables zonas de paso, las ha hecho extensiones de los múltiples locales hosteleros allí instalados. La invasión es tal que los técnicos municipales en cuestiones de seguridad han medido y concluido que hasta pueden comprometer el paso de vehículos de urgencia como uvis móviles o camiones de bomberos. La propuesta es la de retirar en algunas de estas calles diez centímetros estas terrazas. Pues se ha armado la gran batalla. En algunos casos, deberían reducirse más de la mitad. En realidad, se trata de poner coto a un abuso: el de hacer del centro de la ciudad un enorme bar que, a más de un abuso, es una tremenda porquería e incomodidad ciudadana.

Huelga en los autobuses. Objetivamente los trabajadores llevan razón: una empresa pública debe ir por el libro. Indica este primer aviso sindical que hay una cierta mala gestión en la empresa que se ha pretendido disfrazar con el cambio de nomenclatura, frecuencia y paradas de algunas líneas. No es inteligente porque ha llevado inquietud a los usuarios habituales y producido un efecto neutro en unos trabajadores que solo desean unas condiciones de trabajo como es debido y si llega una subida de emolumentos, pues mucho mejor. Este catastrófico gobierno municipal está dejando la ciudad como un erial y eso que lo tenían como para haberse lucido de forma bastante espectacular.