Cambio de guión

Una de las ventajas políticas de la actual directiva local socialista es que no pactó la coalición con los comunistas “et alii”, reunidos bajo el invento gerardiano de IU. Respetan los pactos de sus antecesores, naturalmente, pero no van ni un paso más allá. Lo tienen como un error político con el que no queda más remedio que aguantar por respeto institucional y por un mínimo de decencia política, pero lo deploran y se horrorizan cada vez que el sidecar Aurelín abre el pico. El sin sentido se arregla con la aplicación del sentido común, así que la rueda de prensa que ofreció el otro día el primer secretario de la agrupación local del PSOE, José Ramón García, ha venido a ser como un bálsamo. De paso, además de resultar un toque al fantasioso edil de Movilidad y recordarle quien dirige políticamente la orquesta de la coalición consistorial local, es un torpedo a la línea de flotación de la elegante dama de Carbayonia que funge de primera autoridad. La dirección política ha tenido a bien recordarle a la Alcaldesa que pertenece a una formación política con sus órganos de dirección en pleno uso de sus facultades y con absoluto respeto a las funciones institucionales de cada cual. Es bueno demostrar lo que es un liderazgo político después de transcurridos cuatro años de idiocia.

Por si la Alcaldesa se desanimase de aquí a un medio plazo y perdiera interés en su reelección y se buscase la vida con otro destino político menos complicado, la directiva de Monchu García ya tiene dos pares de nombres en cartera para colocarlos al frente de su papeleta electoral: todo previsto. Una imprevista desafección de Ana González no sentaría nada mal a muchos en La Argandona. Cierto es que para el electorado cuenta el nombre de la primera de cada lugar y que su grado de conocimiento es, con mucho, el más alto de la Corporación. Estamos, sin embargo, en Gijón en una situación peculiar; transcurridos tres años, la Alcaldesa está en una posición sin pena ni gloria en el aprecio de la población: con pasiones ni a favor ni en contra. Su presencia en el sillón de mando municipal sólo ha tenido la virtud de que el cuñadismo capitalino provincial se venga arriba y se atreva a explicarnos Gijón a los propios de esta villa marinera, de tal forma que según el estado de la paciencia en el momento dado se le mande al cuerno o se le dé un bufonazo. Para corroborarlo, ahí tenemos al Alcalde ovetense proporcionando consejos en lugar de ocuparse de lo suyo que bastante faena tiene pendiente en casa. Esto es un síntoma de que se nos ha perdido el respeto.