El largo y el corto plazo

Hablan mucho desde el filocomunismo local de la “pacificación” del Muro, como si fuera zona de guerra. El paseo marítimo estaba tan tranquilo hasta que al concejal de Movilidad, sidecar comunista de esta motocicleta socialista que es el gobierno local, se le ocurrió montar un pandemónium de tres pares; entonces sí se requirió pacificar aquello. Y lo ha hecho un tribunal de lo contencioso administrativo sentencia mediante. El gobierno municipal ha recurrido, como es lógico, a superior instancia. Su Señoría, de momento, ha ordenado que mientras el tal recurso se responde, sea ejecutada su sentencia, pero que los recurrentes tienen que consignar casi cincuenta mil machacantes. Ya andan recaudando fondos para el aval y que el doble sentido de la circulación vuelva al Muro.

El concejal comunista Aurelio Martín, autor último por delegación del desaguisado, se agarra todavía al recurso ante el Tribunal Superior de Justicia de Asturias, que bien puede decir lo mismo y provocar que la torta sea mayor y el asunto quede pacificado del todo hasta las próximas municipales. A ver si el empecinado personaje desaparece del ámbito municipal y deja de molestar cual moscardón a la población de esta villa marinera. Menos mal que no puede mandar más y que últimamente anda bajo de poder e influencia porque cuando le ataca un brote estalinista nos deja temblando.

En otro orden de asuntos, se ha terminado, por ahora, el malestar rojiblanco porque los que tenían que perder lo han hecho como campeones y han logrado la salvación de nuestro equipo local que ya ni sabemos si es el de nuestros amores. Bueno, en realidad lo sigue siendo y además sus dueños saben que es un imposible metafísico que deje de serlo. Conocen y son conscientes de que si el Sporting fuera buen equipo, la afición no los insultaría a ellos y habría mayor número de abonados. De paso, estarían probablemente en Primera y les entraría más dinerito por derechos de televisión. Pero como por no saber no saben ni vender humo, se ven en esta calamitosa situación. Demos como si fuera cierto que al presidente rojiblanco, Javier Fernández, no le da el conocimiento para más, pero como detenta la mayoría accionarial tiene que seguir siendo presidente, luego quienes están inmediatamente por debajo sobran. Hay que pulir ese consejo de administración y la dirección técnica. El entrenador regresó el otro día y, por supuesto, no entra en esta ecuación. Esos cambios no garantizan grandes triunfos, pero poco pasa por probar: los afectados no son más allá que media docena de personas. Queda un partido y, una vez amarrada la permanencia, no pasaría nada si se pierde precisamente este. Es más, sería hasta pertinente.