Por el vil metal

La defenestración de López–Asenjo como portavoz del menguado grupo municipal del PP no se puede decir que sea una sorpresa. Al contrario: llama la atención lo que ha tardado. El personaje iba por libre y pasaba olímpicamente tanto de sus compañeras de grupo como de las direcciones local y regional de su partido. Farfullaba en ocasiones, eso sí, un misterioso hilo directo con la superioridad, se supone que de Génova. Todo muy misterioso. El mismo misterio con el que manejaba de su mano mayor los fondos que el Consistorio dispone para sostenimiento de los grupos políticos municipales. Al final, la trifulca se desató por causa del vil metal. Los de la directiva local estaban negros porque ni la renta de su sede de Álvarez Garaya podían pagar debido a que el ínclito portavoz no se dignaba dar cuenta de los dineros procedentes de la tesorería edilicia.

Probablemente, el nuevo presidente local, Pablo González, se puso serio y reclamó al poco de llegar la manteca que faltaba. Viéndose que se le terminaba el chollo, el ahora defenestrado, entre grandes declaraciones de honestidad y bla, bla, bla se va a ver a la interventora para que mande al Tribunal de Cuentas nada más y nada menos que la contabilidad del grupo municipal del anterior mandato: una huída hacia adelante, no exenta de cara dura, que ni la dirección local ni la regional pudieron ni quisieron consentir. El atrevimiento de López-Asenjo fue cortado en seco. Hay dos “liberaciones” completas, que son los sueldos con que se paga a los concejales, dispuestas para el grupo municipal del PP. De momento y desde el principio del mandato, hay el pacto de repartir esos sueldos entre los tres concejales. Probablemente, esa situación cambie y, dado el nulo trabajo del atrevido paracaidista, el pacto se rompa y cada una de las dos concejalas que restan, y por lo menos se lo curran, se lleven cada una un sueldo completo y dejen al ínclito y extraño paracaidista se quede a dos velas y a verlas venir. Esto es lo que pasa en una formación política que parte de cero bien rebasada la mitad del mandato. Dos concejalas y una rémora para mejorar sus resultados en 2023: contener a los ultras, por un lado, y recuperar la mayor cantidad de asientos que sea posible tras la caída de Ciudadanos.

¿Y por la capital, qué? Pues parece que el bable va camino de ser oficial para desgracia de esta verde provincia y sólo falta un voto, el del Foro de Carmen Moriyón, para hacerse realidad. Esperemos que la cirujana muestre sentido común y no se alíe con quienes pretenden infligir este gran daño a nuestra Asturias.