De lobos a basuras

Que viene el lobo lobuno. Se prohíbe la caza de este animal y los ganaderos en extensivo entran en pie de guerra y se arma una de tomo y lomo. No es cosa exclusiva de Asturias, porque en comunidades vecinas, a uno y otro lado de la cordillera, están con las mismas. Se quiere dejar el ganado a su libre albedrío, pero sin pastorear como es debido. Ya se sabe que la ganadería es profesión sacrificada, pero cuidar de los animales ha de ser prioritario para todo aquel que se quiera llamar ganadero. Algunos, por no cuidar debidamente no cuidan ni a los perros que han de velar por el ganado. Tendrán los que tan duramente crían vacas, cabras u ovejas disponer la manera de sacar adelante sus explotaciones y convivir con la protección de otra especie animal como es el lobo, pero lo que no se puede pretender es acabar, así por las buenas, con una especie animal o reducirla a la mínima expresión de tal forma que se quede en peligro de extinción.

Hay profesiones cuyos modos de funcionamiento no cambian. Una de ellas es la estiba portuaria, tan proclive a la formación de ciertas mafias gremiales. Desde aquella inolvidable película de Elia Kazan, “La ley del silencio, y protagonizada por Marlon Brando, poco ha cambiado la cosa. En la terminal de Ebhisa en el Musel se pretendían ciertas actuaciones que hasta el Tribunal Superior de Justicia asturiano dice que no pueden ser. En la Ebhisa se han producido huelgas, se han efectuado sabotajes en la maquinaria que han costado o costarán millones de euros reparar. Y luego llegan los tribunales y les cuentan a las mafias sindicales que no tienen razón. Los puertos que en el mundo son quieren funcionar con métodos y códigos aparte y eso no puede ser. Ya se benefician muchos de sus trabajadores de amplias ventajas de las que no disfrutan los de otros sectores.

Una de las subidas de tasas municipales que sufrirán una subida en esta villa marinera un tanto dejada de la mano de dios es la de recogida de basuras. Sin embargo, se detecta una cierta inoperancia de las administraciones. Así, COGERSA –el consorcio regional de los residuos– muestra algunas cifras preocupantes: por ejemplo, frente a las 16.111 toneladas de envases recogidas para reciclar, se enterraron el año pasado más de 35.000 en el vertedero central de Asturias. Materias primas que en el futuro se pretenden convertir en combustible en la central de La Pereda u otros hornos, miles de toneladas de recursos que tendrían que ir destinados a la fabricación de nuevos envases, sin aumentar las emisiones de gases. A cambio de esta dejadez, nos suben la tasa. Muy poco edificante.

Reformas urbanas

Son del otro día, como quien dice, los cambios en el paseo de Fomento y ya nos andan hasta organizando votaciones populares para reformarlas. ¿No habrá destino mejor en la localidad para esos cientos de miles de euros? Si hasta se pretende organizar una consulta entre la población y nombrar una comisión para ver qué se hace, es que no se ve mucha necesidad de cambiar lo que bien está de momento. Otra cosa es el mantenimiento para que nuestras vías no se degraden.

El alcaldín de humos y coches, el inefable Aurelio el comunista, no para y se empeña en poner carriles bici, que maldita sea, por todas partes, obstruyendo el paso de vehículos con el argumento del futuro. En el plazo de ese mentado futuro, los autos ya no contaminarán porque o bien se moverán por electricidad o por hidrógeno como combustible. ¿A qué entonces la utilización a troche y moche del tal argumento? Probablemente, de aquí a pocos años, habrá que desandar las retorcidas veredas de reformas por las que ahora se transita para facilitar la movilidad de los coches por la ciudad y las supuestas reformas de futuro del alcaldín Aurelio se quedarán obsoletas en menos que canta un gallo.

Otra cosa es que se nos diga que lo pretendido es mover la manteca, sostener el sector local de la obra pública, pero ni si quiera es eso. Simplemente se trata de marcar la diferencia, de hacerse notar. Todos estos cambios, estas innumerables y abundantes molestias son para que nos enteremos bien que él está ahí. Pertenece el hombre a una formación minoritaria y, por tanto, su afición es muy escasa. Al realizar obras que a su manada y a él mismo les parecen de perlas quedamos muy fastidiados los de la mayoría ciudadana. Es de esta circunstancia de la que parece no haberse percatado la gentil y finísima dama mandante de Carbayonia. Ella sí sale elegida por un número más considerable de electores, pero luego nos deja en manos de alguien que no tiene en donde caerse muerto políticamente. Estarán encantados los de las bicis y los patinetes, pero la mayoría de los habitantes de la villa y concejo es gente ya entrada en años que no anda como para meterse en dibujos ni fantasías a dos ruedas.

No, no se ha acertado en la cuestión del ordenamiento de la movilidad ni se ha tenido en cuenta a la mayoría de la gente y, a pesar de que el verdugo es el sidecar comunista, la responsabilidad última es de la motocicleta socialista y de quien lleva el manillar y es a quien se le pedirán cuentas a la hora de volver a las urnas.

Por el vil metal

La defenestración de López–Asenjo como portavoz del menguado grupo municipal del PP no se puede decir que sea una sorpresa. Al contrario: llama la atención lo que ha tardado. El personaje iba por libre y pasaba olímpicamente tanto de sus compañeras de grupo como de las direcciones local y regional de su partido. Farfullaba en ocasiones, eso sí, un misterioso hilo directo con la superioridad, se supone que de Génova. Todo muy misterioso. El mismo misterio con el que manejaba de su mano mayor los fondos que el Consistorio dispone para sostenimiento de los grupos políticos municipales. Al final, la trifulca se desató por causa del vil metal. Los de la directiva local estaban negros porque ni la renta de su sede de Álvarez Garaya podían pagar debido a que el ínclito portavoz no se dignaba dar cuenta de los dineros procedentes de la tesorería edilicia.

Probablemente, el nuevo presidente local, Pablo González, se puso serio y reclamó al poco de llegar la manteca que faltaba. Viéndose que se le terminaba el chollo, el ahora defenestrado, entre grandes declaraciones de honestidad y bla, bla, bla se va a ver a la interventora para que mande al Tribunal de Cuentas nada más y nada menos que la contabilidad del grupo municipal del anterior mandato: una huída hacia adelante, no exenta de cara dura, que ni la dirección local ni la regional pudieron ni quisieron consentir. El atrevimiento de López-Asenjo fue cortado en seco. Hay dos “liberaciones” completas, que son los sueldos con que se paga a los concejales, dispuestas para el grupo municipal del PP. De momento y desde el principio del mandato, hay el pacto de repartir esos sueldos entre los tres concejales. Probablemente, esa situación cambie y, dado el nulo trabajo del atrevido paracaidista, el pacto se rompa y cada una de las dos concejalas que restan, y por lo menos se lo curran, se lleven cada una un sueldo completo y dejen al ínclito y extraño paracaidista se quede a dos velas y a verlas venir. Esto es lo que pasa en una formación política que parte de cero bien rebasada la mitad del mandato. Dos concejalas y una rémora para mejorar sus resultados en 2023: contener a los ultras, por un lado, y recuperar la mayor cantidad de asientos que sea posible tras la caída de Ciudadanos.

¿Y por la capital, qué? Pues parece que el bable va camino de ser oficial para desgracia de esta verde provincia y sólo falta un voto, el del Foro de Carmen Moriyón, para hacerse realidad. Esperemos que la cirujana muestre sentido común y no se alíe con quienes pretenden infligir este gran daño a nuestra Asturias.

Ordenanzas y masoquismo político

Hace casi una semana, se celebró el día de Asturias que coincide con la festividad de Covadonga, con misa en la basílica del lugar presidida por el arzobispo. <y allá que se fue, invitado, el presidente regional para asistir impertérrito a las invectivas ultraderechistas y nacional católicas del impresentable fraile franciscano. ¿A qué va? ¿Qué pinta en una misa católica el primer representante del estado en la comunidad autónoma? Ya va siendo hora de liberarse del yugo clerical que atenaza y está infiltrado en los más insospechados recovecos del Estado. No se podrá tomar en serio al antiguo alcalde de Laviana si se empeña, como en su anterior desempeño político, en asistir a la misa mayor del pueblo. Sólo le faltó portar en andas a la enjoyada imagen. Con esta actitud da un mal ejemplo a la ciudadanía libre de un estado aconfesional. A los curas, todo les parece poco: quieren propiedades, que les paguen su modelo de educación y que las autoridades acudan sumisas a sus aquelarres. Como dice un querido amigo y magnífico profesional –Ángel Fabián–: “Los responsables institucionales tienen unos meses para pensar cómo podemos celebrar nuestro Día sin pasar por esta vejación.”

Toca entrar en las ordenanzas fiscales de nuestra vapuleada villa marinera y por la diestra, qué otra cosa iban a pedir, ya reclaman bajada de impuestos. Cierto que estamos saliendo de una de envergadura y que no anda el horno para bollos. Pero no es menos cierto que a la municipalidad, como al resto de las administraciones, le tocará apoquinar en pro de la ayuda general para salir de esta. Así que habrá que hacer equilibrios especialmente cuidadosos. Hemos de confiar en el buen hacer del departamento de hacienda para preparar unas ordenanzas que den paso a unos presupuestos suficientes en el gasto que se prevé amplio. Habrá aportaciones extraordinarias, pero no cabe duda de que a la ciudadanía le tocará apoquinar por algún lado. Es de mucho desconfiar escuchar los cantos de sirena de aquellos que piden el milagro de unos servicios públicos a satisfacción de todos y que no le cueste nada al público. El dilema es eterno, pero un año tras otro hemos de incidir en la misma cantinela y que la parroquia sepa disculparlo. El día que aparezca un quídam que nos diga: señores, les prometo esto, lo otro y lo de más allá, pero les va a salir por esto otro y tendrán que rascarse algo el bolsillo; ese día haremos una espicha en su honor. Pero no lo hay. De momento, la derechona y arrimados piden menos gasto y la izquierda gobernante se aplica en endulzarnos la píldora con extrema suavidad.

Ganas de repetir mandato

Sumido en mínima mismidad, el PP gijonés no se atreve a quitar de en medio a su portavoz municipal que les molesta y desagrada sobremanera. Temen sus directivos, y también los regionales de Teresa Mallada, a un escándalo que les reste electoralmente posibilidades. Acabante de pasar la mitad del mandato, qué más les dará. Si se deshacen ahora del fiasco de López Asenjo, para cuando lleguen las elecciones ya estará todo olvidado y enterrado: no hay peor enemigo que el miedo propio. Allá ellos. Tendrán el futuro que se hayan buscado y esa tan ansiada vuelta a los tiempos mejores se irá alejando en la misma medida que mantengan el actual “status quo” con el que nadie se siente cómodo y que desanima tanto a la dirección local como a la ya escasa militancia local popular.

Mientras, a los mandamases no se les presenta tampoco un futuro brillante con las estaciones en el aire y sin visos de aterrizar en parte alguna, vista la nula atención que la recién llegada ministra del ramo pone al asunto. Cuando por fin la exquisita y fina dama de Carbayonia había conseguido que el anterior y defenestrado ministro se apercibiera de en dónde estaba Gijón, ciudad diferente de aquella más afín a su comunidad, famosa por el turrón, y que la tal ciudad norteña andaba mendigando una estación intermodal, llega esta otra ciudadana a la cúpula ministerial de las infraestructuras y vuelta a empezar la tarea y las visitas a Nuevos Ministerios y a las también madrileñas cuevas del Adif. Así que la primera autoridad local –que tan inopinadamente ha anunciado sin encomendarse a dios ni al diablo sus deseos de repetir otros cuatro años en la poltrona– no tendrá nada que ofrecer a su virtual clientela en este aspecto ferroviario y autobusero, salvo más de los mismo.

Claro que para repetir como alcaldesa hay que obtener la preferencia del electorado y una cosecha de votos que le permita, al menos, encabezar una coalición. Casi todo el mundo está de acuerdo, a estas alturas, que el próximo ayuntamiento, el que salga de las elecciones del 2023, estará un poco más aligerado de formaciones y que no habrá que hacer tantos equilibrios para asentar a los grupos municipales en el salón plenario. Ver veremos.

De momento, tocan ordenanzas fiscales que den paso a unos presupuestos ya que ahora estamos instalados en una prórroga de los procedentes de 2020. Ya que parece decidido que el coso del Bibio tenga nuevos usos, bien estaría, entre otras cosas para evitar futuras tentaciones, presupuestar la adecuación de las instalaciones auxiliares para esos nuevos usos. Sería una buena medida, por una vez actuar con la debida diligencia.