Pretendidas facilidades y el “superdomingo”

Desde que no se obliga a las empresas grandes, medianas, pequeñas y mínimas a pagar lo que se conocía como “recurso cameral permanente”, las cámaras de comercio están caninas y no saben de dónde obtener recursos que no sean extraídos a la fuerza a las empresas. Por eso, con mejor o peor fortuna, se han dedicado a darle al magín para ver de qué manera dan la vuelta a su negro futuro económico. En Asturias hay tres cámaras: la de Avilés, la de Gijón y la de Oviedo, puestas por orden alfabético para que no haya suspicacias. De las tres, sólo la de Gijón puede mostrar un futuro pasable y ello gracias a la Feria de Muestras de agosto y otras más pequeñas sectoriales repartidas por el calendario. La prueba está en que el ejercicio de 2020 fue de pérdidas millonarias, debido a la ausencia ferial por las fastidiosas y conocidas causas sanitarias.

Y puestos a ser creativos, el presidente cameral ovetense ha convencido a sus dos colegas avilesino y gijonés a que presionen entre todos para hacerse con dineros públicos que provengan de Europa. Cierto que las cámaras son Administración pública: corporaciones oficiales de derecho público, pero se rigen por el derecho privado. Sin embargo, al ser consideradas como administraciones públicas no pueden entrar en concurso como cualquier empresa. El caso es que, burla burlando, pretenden que el Principado les ceda parte de esos fondos para que ellos los manejen a su albedrío, se supone que bajo algún tipo de reglamentación. Esperemos que el Gobierno del antiguo alcalde lavianés y ahora mandamás provincial se muestre firme y no cometa tal locura y no detraiga recursos públicos para ponerlos en manos de unos directivos que, en algunos casos, no han sabido gestionar sus propias casas.

Mientras tanto, en esta veraniega villa marinera esperamos a ver los acontecimientos del próximo domingo, 15, es decir, día grande Begoña. Playa, Feria, fútbol, toros, hípico, sin avenida del Molinón, sin un carril del Muro, con miles de personas motorizadas con pretensiones de circular y llegar a alguna parte. Por experiencia de otros años, ese día, con menos acontecimientos coincidentes y más vías abiertas al tránsito ya fueron caóticos. No hay que estar dotado de grandes dotes adivinatorias para aventurar un caos al que algunos, con acierto, ya denominan como el “superdomingo”. A todo esto, la finísima dama de Carbayonia y su sidecar para humos y coches se muestran alegres y confiados y nos colocan el cuento, con toda su cara dura, que en Begoña siempre hubo atascos. Sí, pero con menos acontecimientos al tiempo. Esperemos, por el bien de todos, que su ignorancia se vea premiada con el éxito.