Manca finezza

El hormigón armado del que se compone el rostro del alcaldín Aurelio para humos y coches le ha llevado a entablar desigual batalla contra el puerto del Musel por mor de los carbones que, de vez en vez, cubren en las bajamares el tan reputado dorado manto de la arena de San Lorenzo. La APG dio cuenta de un informe, firmado por geólogos de la Universidad de Oviedo, indicando que esos carbones proceden del naufragado carguero Castillo de Salas. Sin embargo, el desahogado concejal, usando dineros consistoriales para apoyo de sus argumentos, contrató hace unos meses a una consultoría que achaca esos carbones a vertidos procedentes de las actividades portuarias. El edil comunista, como buen fanático, no pudo soportar que el informe portuario llevase la contraria a los de su empresa amiga asesora y no se le ocurre otra cosa que llevarlos a sede consistorial para que den cuenta a los medios de comunicación que a ellos corresponde la verdad y que tanto el puerto como los geólogos universitarios no tienen ni repajolera idea. Pues eso no está nada bien: utilizar la sede de una institución para pegarse con otra de la misma localidad es de una gran falta de educación institucional y baja calidad política, máxime cuando el consistorio forma parte del consejo de administración de la APG en la persona de nada menos que la gentil dama de Carbayonia, que es al tiempo la vicepresidenta de la entidad.

El sidecar de la moto gobernante en Gijón ha querido llevar el manillar y los frenos, con el logro de haber estrellado al vehículo en la cuneta. No ha habido de esta lesiones mayores, más allá de pequeños rasguños que sólo han precisado de tirita. Si uno fuera presidente del puerto, en lugar del mesurado y paciente Laureano Lourido, ya estaban el tal Aurelio y su jefa la fina dama González en órbita, y encima me habría ganado el aplauso de la superioridad provincial que, como ya quedó claro, no soporta a sus correligionarios municipales gijoneses y menos a la adherencia comunista que forma parte de la estrafalaria e inútil banda.

Al alcaldín Aurelio se le puede aplicar el dicho aquel de Andreotti al referirse a la política española: “manca finezza”, en su acepción más dañina por sus formas algo groseras y paletas de entender las relaciones políticas. Ya sabíamos que a este sujeto no se le podía pedir “finezza”, pero por lo menos que contuviera sus maneras rudas y palurdas, porque algo leído estará y ya lleva unos cuantos años de pescante político como para no relacionarse a coces en el imprescindible diálogo con una de las más necesarias y serias instituciones regionales como es el puerto gijonés.