Resbalones esperados

El frío, cuando actúa sobre el agua, produce hielo, y si el agua helada está en la superficie de las calles es muy probable que haya resbalones. Cuando sucede en la carreta, hablamos de deslizamientos. Unos y otros son peligrosos, porque provocan caídas, simples tropezones y choques más o menos aparatosos. Como nuestra política municipal lleva congelada unos cuantos años, incluidos los de la casi primera mitad del último mandato, hay una considerable capa de hielo en la que resbalan iniciativas poco asentadas y preparadas para circular por las vías que llevan a los resultados deseados, y ahí tenemos en esta villa marinera variados asuntos que se caen tras un resbalón administrativo o simplemente de baja política, que se ponen dificultosamente en pie y que, al poco de unos cuantos pasos inseguros, vuelven a sufrir otro percance que da con el contenido de sus expediente por los resbaladizos suelos. Los diversos departamentos consistoriales tienen sus pisos repletos de esos pequeños y plásticos carteles amarillos a dos aguas que advierten al personal que el suelo está resbaladizo. En ocasiones, esos carteles están en inglés, sin traducción, que advierten de un “net floor” sin mayores explicaciones. Así muchas declaraciones públicas debidas están dichas en un idioma que una bastante numerosa cantidad de personas no comprenden bien y, como con los cartelitos que avisan del suelo resbaladizo, se terminan por descifrar pictográficamente, gracias a que otros están en nuestro idioma, es decir, los interpretamos simbólicamente.

En este ámbito de lo simbólico podemos circunscribir la visita del lenense secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, y su paseo a la vereda del Piles junto a la gentil dama de Carbayonia, esa primera autoridad que gozamos y que con nadie logra empatizar y con la que nadie tampoco tiene interés en hacerlo. Hugo Morán es persona con educación, contención y paciencia por lo que hasta concedió el aventurar un buen futuro para la vuelta de las aguas de nuestro pequeño río gijonés a condiciones presentables de calidad ambiental.

Encantada la finísima dama con la posibilidad de codearse con autoridad de la administración general del Estado, también acertó a poner de consuno fecha a la entrada en funcionamiento a la estación depuradora del Este, que el abogado representante de algunos vecinos circundantes rápidamente se apresuró a poner en duda. Esperemos que se equivoque el letrado y por fin la necesaria instalación se ponga en marcha y cumpla con su función de evitar sucios vertidos a la mar salada. La pena de la visita es que la situación no fuera al revés, o sea, que el prócer venido de Madrid fuera el alcalde y la señora fungiera de mandamás del engranaje administrativo central.

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