Tensiones sin remisión

Permítasenos dudar de una extraña afirmación de la gentil dama de Carbayonia, que ocupa la alcaldía desta villa marinera, respecto a que ella se lleva de perlas con el galán de Laviana, que funge como presidente de la provincia y la región que la contiene. Son los tozudos hechos los que hacen dudar de la “boutade”: no se les conocía en el pasado una relación de especial amistad y en el presente, a partir de la representación institucional de ambos sujetos, no parece que ande el horno para bollos. Pero como la capacidad para el disimulo de sus verdaderas intenciones es capacidad reconocida de la acendrada personalidad de la mandamás  de la localidad, habremos de quedarnos con el aserto y cada vez que algún acontecimiento haga vuelo rasante en forma de patada por debajo de la mesa recordar tan atrevidas palabras, partirnos de la risa y lamentarlo después.

Vamos a ver, formalmente las relaciones son buenas, pero por alguna resquicio se cuela de vez en cuando el humo de la fogata que latente arde y quema una convivencia que teóricamente debería funcionar como un engranaje bien ajustado: por algo los dos contendientes pertenecen al mismo sector sanchista del actual socialismo gobernante. Para la finísima dama, el galán que pretende los especiales favores del gobierno central sin conseguirlo es un perfecto inútil que no hace más que estorbar en medio del agitado panorama: ella sí es la experimentada en cómo tratar los asuntos en la corte, se dirá, por algo formó parte durante algún tiempo del entramado de la administración general del Estado.

Para ser justos, en algo hay que darle la razón a la dama: el presidente muestra cierta propensión a actuar como un patán, aunque investido con el manto del poder; pero el es tan suyo que no duda con sus maneras en ponerse en peligro: el otro día salió a comprar unos libros por Pilares y hasta el alcalde carballón pudo proporcionarle un sopapo como contestación a la recomendación del lavianés de no lanzarse a la calle y formar aglomeraciones: “Si el presidente puede, los demás también”. Y el ordinario del Estado en el Principado hubo de envainársela y dejar sin contestación el envenenado dardo del jocundo antiguo bancario por la sencilla razón que el argumento es impecable. Si para torear a un recién llegado a la política, tan torpe, de maneras tan machistas y a la pata la llana, le falta la maestría mínima que políticamente se debe tener, qué podemos esperar de él para llevar a buen puerto la disputa con el ministerio correspondiente, mediante la mediación del propio Sánchez, sobre los precios de la energía para nuestra industria electrointensiva