A lo loco se vive mejor

No hablaban nada últimamente los directivos socialistas de nuestra población, y mira que esta población tiene cosas de las que hablar, y el otro día se han decidido a lanzar un comunicado para, pásmese el personal, pedir que a la avenida de Juan Carlos I se le cambie la denominación por la del alcalde José Manuel Palacio, un señor que, cierto, fue alcalde socialista, de recuerdo más bien plano, ya que las grandes iniciativas de su época no son de su impulso sino de las de una parte de su equipo, y que, una vez terminado su segundo mandato, al no verse reelegido, abandonó el PSOE para montar una formación a su medida desde la que hacer la oposición más furibunda al equipo de gobierno de su antiguo partido. A estos mandatarios locales del socialismo, hay que otorgarles la gran medalla de oro, con distintivo rojiblanco, al que asó la manteca. Hombre, si se hubieran acordado del alcalde Álvarez Areces, con doce años al frente del Ayuntamiento llenos de actuaciones brillantes y positivas para la ciudad -que ahí están para verse y disfrutarse- y que logró superar los inconvenientes de las reconversiones del metal y el naval, podría entenderse, pero esto que atolondradamente se han atrevido a proponer demuestra una gran impericia política y nos deja muy intranquilo al comprobar en qué manos pecadoras está la fuerza política de la que proceden los mandamases municipales.

Este melón es el que ha abierto la ilustre dama de Carbayonia, ocupante del sillón de la alcaldía, al meterse tan apresuradamente en un jardín al que nadie le había pedido que se metiera. Ahora, los de la directiva de su agrupación le salen con una triste y alocada propuesta, un morlaco que ya veremos cómo se las arregla para lidiar, pero que tiene difícil salida política para ella.

Deplorable situación la de este ayuntamiento que, por otro lado, propone que un organismo casi inexistente como el Consejo Social sea quien decida sobre un asunto tan técnico como el ordenamiento del tránsito en el Muro y su posible peatonalización. Pero, ¿de verdad creen que los integrantes del casi inexistente consejo están capacitados para resolver acerca de tan peliagudo tema? Lo más probable es que no sea así, pero al contemplar el panorama y la complejidad de la decisión, la mandona parachutista carbayona y su alcaldín para coches y humos se busquen una salida para vestir lo que ya van comprendiendo que es una barbaridad de campeonato. Ya son a estas horas conscientes de que se trata la actuación de una gran metedura de pata y que ahora se trata de colocar la pelota en algún que otro tejado.