Qué benignos somos

Abrí el otro día estos papeles por la sección de «Asturias» y un titular me informa que «El otoño asturiano llega de lo más suave». No pude menos que preguntarme qué se entiende por suavidad. Mi gozo en un pozo: no se trataba de una mejora de pensiones, de un aumento de prestaciones en la cartera de servicios de nuestro servicio público de salud o de nuestros servicios sociales. Tampoco la suavidad tenía que ver con la construcción, arreglo y conservación de nuestras carreteras o con avances en el mantenimiento de nuestras infraestructuras ferroviarias. Se trataba tan sólo de una especie de pronóstico meteorológico basado en indicios sobre el clima de las próximas semanas: hasta las setas entraban en juego. No dice uno que estas cosas de la naturaleza no tengan su importancia, pero, ¡caray! La suavidad no debe basarse únicamente en el clima del que momentáneamente disfrutemos, a no ser que la llegada un poco más tardía del frío nos rebaje un poquito el importe de los recibos del gas y la luz.

Nos hemos contagiado los medios del lenguaje de los burócratas administrativos y de los gestores públicos, aquellos por los que tienden a minimizarse las malas noticias y magnificarse las buenas o neutras. Cualquier hecho vale a los organismos que llevan el procomún para hacernos ver que las cosas están muy bien, que la situación es benigna, que podíamos estar mucho peor, vaya. A fuerza de leer y escuchar estas jergas cargadas de optimismo, se contagian y esparcen entre la población en general, se modo que aprenden a traducir esta jerga al lenguaje de todos los días, al común y corriente.

En su afán de mejorar nuestras vidas, en este caso las de nuestros animales domésticos, la Corporación se dota de una concejala dedicada a la salud animal. De momento ya ha conseguido que se prorrogue el contrato de la plaza de toros del Bibio, por lo que los animales protagonistas de la fiesta seguirán gozando de la hasta ahora habitual benignidad y para suavizar la medida se muestra vagamente proclive a tramitar un futuro referendum entre la población toda de la villa y su concejo sobre la idoneidad del mantenimiento de tan bárbara, sangrienta y mortífera fiesta.

Otra medida en pro de la salud animal es la de implantar probablemente la obligación de que los dueños paseen a sus perros con una botella de agua jabonosa para diluir sus orines, gloriosa medida que mejorará a no dudar la salud animal.

De investigar qué pasa con el albergue de animales abandonados o errantes de Serín, nada de nada: todo muy bien, al parecer y también por ahí la intención de prorrogar el contrato de la entidad que ahora tan extrañamente lo explota.

Está más que visto que todo es susceptible de ser moderado y tergiversado: las actuales molestias que sufren las mascotas en nuestro concejo se convierten por arte de la jerga administrativa en salud animal y una sonriente y satisfecha ciudadana, de la que no se duda que será una magnífica persona, circula por la vida bajo el título de concejala de Salud Animal sin dar ni prever un sólo paso en el sentido de su flamante título. Su única ventaja es que se trata de la única edil que no percibe sueldo, por lo que dada la gratuidad del cargo, tampoco podemos esperar mucho de su trabajo consistorial.

Los que no se enteran

Es paradójico, pero con un gobierno municipal virado a la izquierda la Semana Negra recibe menos ayuda que con los gobiernos de Foro que más a la derecha no podían estar inclinados. Ciento setenta y cinco mil euros de vellón recibieron en el 17 y el 18 y en ciento cincuenta mil se han quedado este 19. Parece mentira que la izquierda local no sepa o no quiera valorar en su justa medida la calidad del festival literario, la importancia que tiene para colaborar en el posicionamiento de la marca de Gijón en el movimiento turístico y ciudadano de cada verano y en lo que significa de esparcimiento festivo a comienzos del mes de julio a inicios de la temporada estival. Tan evidente es que estos mandamases no lo entienden como lo es la falta de sensibilidad de la alcaldesa a la hora de repartir los recursos. Ya en su época de consejera de Cultura demostró a la hora de apoyar el evento desde el gobierno del Principado como lo es ahora en su calidad de primera autoridad. La cosa está clara.

El consejo de administración de la sociedad Gijón al Norte, la que lleva todo lo referente al plan de vías y la comercialización de los terrenos del solarón que dejaron las demolidas estaciones y la playa de vías nombró el otro día a los integrantes de su comisión ejecutiva y de auditoría. Al consistorio gijonés le corresponde un representante en tal órgano y resultó elegido el concejal Rubén Pérez Carcedo, de Ciudadanos. En aquella misma reunión, se aprobó el acta y en la misma figura el tal nombramiento. Al leer el documento, los mandamases socialistas pusieron el grito en el cielo. Tenía que haber un error en el acta, pero no, en el documento figuraba fielmente lo que se había votado. Es decir, los consejeros socialista y de IU ni se enteraron de lo que habían votado. El concejal Pérez Carcedo puede ser un digno, leal y sensato representante municipal en dicha comisión ejecutiva, pero tiene un defecto fundamental: no socialista, es de la oposición de Cs. Así que a los directos dependientes de la primera autoridad municipal, y a la propia interesada -que también forma parte del consejo de administración- les toca enmendar el error en la próxima reunión de ducho órgano, de aquí a unas cuantas semanas. Bromas aparte, toca preguntarse en qué asuntos tendrán puestos sus pensamientos los ediles socialistas y de IU en las reuniones a las que asisten en lugar de los temas que en ese momento se están tratando. Los pobres tienen tanto de lo que ocuparse que no les da la cabeza para tanto. No hay salario que pague tamaños desvelos en el cuidado de la cosa pública de nuestra estancada villa marinera; ya vemos que sus mentes no dan para poco más y, de vez en cuando, se deslizan por la cuesta abajo de los errores inocentes. A todo esto, el equivocadamente nombrado, dice que no dimite a la voz de que todos parecían estar enterados de lo que se estaba votando. Hace bien: que sean los que erraron los que se tomen la molestia de proponer otro nombre, dar el cese al actual representante municipal en la comisión ejecutiva de la sociedad del plan de vías y de proponer la votación de otro nombre. A ver si van aprendiendo a fijarse en lo que hacen. Menudos genios.

Brillos y oscuridades

Transcurridos sin sobresaltos y abundancia de sedas y otros paños nobles los fastos borbónicos del año, con homenaje a la infancia incluido, volvemos a lo nuestro cotidiano y como manda la estación con lluvias de vez en cuando y, como cada vez que llueve, el Piles arrastra tierras y limos y tiñe de marrón las aguas de la bahía de San Lorenzo. Lo raro es que haya quien haga de ello una situación notoria en esta nuestra villa marinera: mucho ocioso pululando por las redes y haciéndose cruces por algo que sucede de toda la vida, así que mucho cuidadín porque en este asunto hay demasiada gente dispuesta a creer cualquier tontería. Últimamente, parece que abundan los ciudadanos que se han creído que las aguas playeras son las de una piscina con sus aguas convenientemente filtradas y cristalinas durante todo el año y que el vaivén de las olas está ahí puesto para deleite de surferos o para hacer cosquillas a los bañistas. La cosa no es así, claro, pero como tenemos una primera autoridad natural de Carbayonia no acaba de cogerle el punto a ciertos asuntos propiamente playos y pone cara de mucha compunción cuando se refiere a lo del inveteradamente sucio último tramo del Piles e impelida por su primo de corporación Aurelio, pero de otro partido y muy vivillo para llevar el agua a su molino, promete fondos para su saneamiento: bendita sea su pureza política y esperemos que pronto se ponga al hilo de las cosas y se acostumbre a darse cuenta de cuando en este pequeño balcón al Cantábrico se protesta en serio o de serie. Lo que nos queda por discernir es si no hay quien la ayude en el discernimiento o es ella la que sencillamente no se deja.

Hubo en nuestro pueblo ha muy poco un congreso de cuatro mil almas dedicadas a la medicina de familia y lo llenaron todos. Los de los hoteles, restaurantes, el taxi y algún sector comercial quedaron encantados y, como es natural, suspiran porque se den dos o tres convenciones de este tipo al año. Incluso prefieren este tipo de eventos a una semana santa completa porque, seamos realistas, no hay grandes atractivos esos días por estos lares, con grandes posibilidades de lluvias o ventarrones y que no convierten la estancia entre nosotros en especialmente atractiva a pesar de los paisajes y las delicias gastronómicas. A los congresistas por miles les acaban importando más los paisajes -que podemos ofrecer en abundancia a falta de monumentalidad y que se arregla a golpe de bus y unos pocos kilómetros- y lo bien que se come sin tener que recurrir a modestísimas procesiones y pare usted de contar. Pero, ¡ay! No es nada fácil conseguir plantar durante unos días a cuatro mil ciudadanos reunidos en forma de congreso o simposio: hay que trabajárselo mucho y echar un pulso con otras ciudades igualmente ansiosas de esas bicocas, algunas muy cercanas. De momento, congratulémonos del éxito habido recientemente y animemos a los munícipes a profundizar en la búsqueda de estas reuniones, agrandando si es necesario los departamentos turísticos dedicados a estos menesteres.

El caso Piles

Algunas de las decisiones de las formaciones políticas parecen a los de fuera incomprensibles, sin sentido ideológico o práctico aparente. Una tan cercana que se produjo en esta nuestra querida villa marinera es la del grupo mayoritario socialista al sumar a su directorio de gobierno al único representante de IU. ¿Qué les aportaba si con él tampoco lograban la mayoría absoluta? Si lo pretendido era amarrar un voto seguro a sus posiciones, con ponerle un sueldo adecuado, al que por otra parte ya tenía derecho, todo arreglado. Lo único que han conseguido al darle una concejalía con variadas competencias no es arreglar al concejal Aurelio Martín, sino a varios de sus conmilitones en forma de asesores. De esta forma, los de la coalición reparten este mandato entre los suyos más puestos de trabajo probablemente más que en el anterior cuando en lugar de uno, gozaban de dos concejales.

Los socialistas, a cambio de esta modesta tranquilidad han creado un reino de taifa dentro de su propio equipo de gobierno: Aurelio con los suyos van a lo suyo, sin importarles demasiado lo que opinen los socialistas. Si la señora que ejerce la primera autoridad municipal fuera de natural manso -como lo son sus compañeros de la dirección socialista local-, no pasaría mucho, pero es probable que su carácter le haga digerir las «aureliadas» como una docena de sapos, acompañados de un vasito de agua del Piles para mejor digerirlos. Al revolver IU las turbias y contaminadas aguas del último tramo de nuestro pequeño río local en el uso de sus delegadas competencias medioambientales, no arreglan nada, salvo infligir un pequeño daño a la imagen local y constatar algo que lleva años en las mismas circunstancias y cuyo arreglo pasa por unas costosas obras de saneamiento que no tendrían sentido alguno si no hay depuradora en funcionamiento. Lo demás son gastos innecesarios en estudios y mareos de perdiz que al incrustado concejal Aurelio es aficionado.

Esto a la alcaldesa y resto de compañeros los tiene que tener encantados: su mismo gobierno municipal se crea un problema político que, tratado de otra forma, transparente sí, pero discreta encontraría la solución adecuada llegado el momento. Aurelio, de momento, sólo ha conseguido, aparte como ya se ha dicho, constatar algo muy conocido, proporcionar argumentos para tocar el tambor a la numerosa y variada oposición municipal y dar alas a las numerosas asociaciones ecologistas y vecinales que por la villa y su concejo pululan. Pero, claro, gran parte de esa miríada de minúsculas congregaciones orbitan alrededor de las siglas ante las que desea afianzar su posición el propio concejal Aurelio. ¿Y no vieron esa necesidad de afianzamiento de Aurelio Martín dentro de su propia coalición antes de regalarle una cuña de la tarta del poder consistorial?. Si lo vieron y no hicieron nada es que no merecen gobernar y si ni tan siquiera se les ocurrió es que tenemos al frente de nuestros intereses comunes locales a unos tiernos papanatas. Puede también ser que alguien lo advirtiera, pero lo callase por no marcarse, o que lo dijera y no se le hiciera caso. En todo caso, toma «caso Piles».

Risas y falsas representaciones

El otro día se produjo un hecho bochornoso en el Parlamento asturiano que, aparentando tener unas consecuencias, resultó que al final tuvo otras, con lo que la cosa terminó como empezó, es decir, en empate, pero con el personal un poco pasmado. Hétenos aquí que tocaba la comparecencia en comisión parlamentaria de la Junta a la señora consejera de Cultura, Berta Piñán, aguerrida babliega de larga trayectoria y que, como tal, pretendió colocar su discurso en el bonito dialecto astur-leonés. Enseguida una diputada del PP y otro de los ultras elevaron su voz: la popular pidió intérprete simultáneo para poder comprender a la mandataria cultural y el extremista por la derecha llegó a manifestar que era preferible pronunciar la comparecencia en inglés porque así lo comprendería más gente. La cosa terminó en los letrados que determinaron, en muy estricta aplicación del reglamento que, al carecer la consejera de la calidad de consejera, no tenía derecho a utilizar el bable, por lo que compareció en español y constató al final que se había sentido humillada. Enseguida recibió el apoyo del presidente Barbón que se despachó manifestando que «la extrema derecha ha impedido hablar en asturiano en la Junta General del Principado, el parlamento de Asturias». Los de la oposición de Ciudadanos echaron su cuarto a espadas y acusaron a la consejera de Cultura de «utilizar la llingua» para hacer «teatro» electoralista en el Parlamento. Los del PP, callaron, pero al poco se descubrió para pasmo general que en un pleno, la diputada que había pedido la interpretación simultánea, había recitado en astur-leonés un poema de la propia ¡Berta Piñán! Ya se adelantó que, al desempolvar el asunto lingüístico y prometer cooficialidades, los socialistas con su jefe Barbón al frente, habían cometido una torpeza mayúscula de proporciones aún imprevistas. De este rifirrafe, salieron con empate porque los hay todavía más torpes entre los populares al meter la pata como campeones y que, a pesar de contar con reglamento a su favor, terminaron la jugada provocando la risión general.

Con elementos cómicos en máximo órgano representativo de la región, por nuestro pueblo anda de moda el modesto río Piles. Anda estos días, a costa de la suciedad del curso fluvial mosqueada la primera autoridad con los conocidos sedicentes representantes vecinales. No se debería enfadar tanto la alcaldesa porque el tal movimiento vecinal prácticamente no existe y los que quedan dispersos por las directivas se montan la conocida como Federación de Asociaciones Vecinales que tampoco es nada, salvo un tentáculo político al servicio de una minúscula formación política de escasa representación edilicia. Extraña que, con tan escasa representación, tengan tanto predicamento e influencia en los mandamases municipales: prácticamente no son nada, salvo unos dignos particulares con el inalienable derecho a tener montado su chiringuito, como todo hijo de vecino, pero nada más. Cierto que desde los medios de comunicación, a falta de cosa mejor, se les da más voz de la que merecen y puede que de ahí venga la atención. El caso es que unas personas que a pocos representan se meten a barato y ahora se preocupan y hasta se atreven a exigir sobre la playa como si tuvieran algún tipo de representación social, cuando en realidad no han pasado por urna alguna.