Cien días de nada en el Ayuntamiento

Se ha cumplido los famosos cien días del nuevo gobierno municipal y salvo un derroche de palabrería, lo único que la primera autoridad y su grupo socialista han hecho es subirnos algunas tasas de servicios esenciales y quedarse tan anchos. Por lo demostrado, esta alcaldesa es un cascarón hueco sin una idea de ciudad, o por lo menos, de haber algo, ha demostrado que no sabe por dónde empezar. Es una lástima porque se necesita un cambio de rumbo que corrigiera la nada del FAC caído en la sima profunda del desprecio por parte de un electorado harto de la nadería.

Unos lo reputarán como prudencia, pero otros, más suspicaces o desengañados, se mosquearán y se temerán lo peor: más de la nada habida estos ocho años atrás. Hasta ahora, lo hecho puede ser llevado perfectamente por los empleados públicos y sus sistemas informáticos sin necesidad de dirección política. Eso no es nada bueno: mata la ilusión. La prueba de que hay falta de idea de ciudad es que no se ha ni tan siquiera amagado con el intento de un anuncio de alguna intervención ciudadana de cierta envergadura. Solamente alguien, desgraciadamente, se atrevió a insinuar un nuevo cambio en el convenio de la sociedad de las vías para llevar la estación intermodal otra vez a la altura de Moreda para horror de propios y extraños. Tal fue la respuesta por otras partes interesadas que nadie se ha atrevido a abrir nuevamente el pico al respecto.

Sí, se han normalizado salarios de cargos municipales y asesores, pero dada la hipocresía reinante al respecto de estos asuntos, la cosa se ha propalado como un pequeño escándalo o desahogo de lo que genéricamente se conoce como «los políticos».

Sí, cien días en un mandato de cuatro años no es nada, se nos dirá, pero así es como está montado el negocio y alguien sensible al sentir del electorado y al conocimiento de los mecanismos de funcionamiento de los medios por los que las decisiones de los gestores públicos se comunican a la ciudadanía, es obligatorio que sepa lo que se debe de hacer en estos casos. Esta mujer y sus asesores han demostrado una impericia manifiesta al respecto y sus cien primeros días se han hundido como el plomo en medio de la bahía de San Lorenzo. También puede ser que no haya mucho que hacer o que la falta de imaginación o atrevimiento tenga paralizada la actividad, que por la pinta que trae la cosa y la falta de liderazgo y el exceso de actitudes atrabiliarias que ya se apuntan, no ya sólo en los órganos gestores de la municipalidad, sino en la directiva socialista local, presagian un oscuro panorama. En estos casos, se dice vulgarmente que tendrán que ponerse las pilas. El problema es que la oposición está muy fraccionada y salvo algún caso esporádico y de poco fuste, tampoco ha logrado azuzar la actividad de los mandamases. Es decir, los primeros cien días llevan a la desilusión y nos sumen en la melancolía. Lo demostrado hasta ahora es que las cosas se llevan con excesiva calma y que, de seguir, así, se terminará otro mandato, el tiempo pasa en un soplo, atrapados en la nada. Esperemos que las cosas cambien para bien de todos.