Unos ofendidos y otros negociando poco

El ciudadano responsable de la formación de extrema derecha que obtuvo un par de concejales en el Ayuntamiento de nuestra querida villa marinera se queja ante quien quiera escucharle que hay otros partidos que no quieren ni hablar con ellos. Lo raro es que le extrañe: es lo que tiene ser ultra, frecuentar la caverna, y entender la democracia de una manera torcida. Los que se sienten partidos democráticos de manera prístina y sin mistificaciones es lógico que abominen de ellos. Son muchas las cuestiones que separan a los ultras de los demás y es lógico que se les niegue el diálogo político en el orden de conformar apoyos o coaliciones. Cuando no hay ideas políticas dignas es de esperar que no se le trate a uno con dignidad política. Como todavía son pocos, intentan presentar un rostro amable y homologable, pero ahí están sus programas y sus dichos para desmentirlos y dejar claras sus intenciones en el sentido de un orden social que pretenden, imposible de entender para quienes aman la libertad. Ahí los tendremos, sentados en sus escaños plenarios, ocupando sus despachos municipales apoyados, no lo olvidemos, por sus votantes, gracias a los cuales están ahí. Habrá que hacer las cosas mejor para que esos votantes sean cada vez menos y aprender a convivir con su presencia, pero sin olvidar nunca que son exactamente lo opuesto a quienes pretenden una convivencia en libertad.

Por su lado, los socialistas, llamados a gobernar, andan de charla con los demás y tal da la sensación de que, salvo con el representante único de Izquierda Unida, no cuentan con demasiados amigos. La probable alcaldesa, Ana González, y su marca comandada por el sanchismo no levantan el entusiasmo suficiente como para obtener adhesiones incondicionales que parece ser lo que pretenden. Es decir, los del PSOE local no han mostrado hasta el momento la suficiente cintura política como para llegar a algún acuerdo con las fuerzas que podrían facilitar su elección al primer sillón municipal. De seguir así las cosas, será alcaldesa por encabezar la lista más votada y se le prevé un mandato en minoría con la necesidad de pactar acuerdos para cada asunto en concreto. Eso es lo que parece que da la sensación que pretenden el resto de grupos municipales: una junta de gobierno débil. Tendremos así cuatro años de inestabilidad que es justo lo que, a primera vista, parece que es mal asunto para un grupo de gobierno plagado de novatos que, por lo general, suelen ser bastante más impresionables que aquello con años de pescante.

Ya tras la primera y única reunión habida hasta ahora entre las organizaciones locales de PSOE y Ciudadanos quedó claro que los socialistas están muy subidos a sus predicamentos como para alcanzar algún acuerdo con los naranja. Es una pena, pues un acuerdo que formara una mayoría suficiente sería una garantía de buen gobierno, y sin los innecesarios sobresaltos, para la villa y su concejo.

Lo único positivo escuchado hasta ahora es habernos enterado que la sociedad Divertia será disuelta. Semejante engendro no merece otro final. Cada cosa en su sitio, sin amalgamas raras.

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