Despedidas y bienvenidas

El podemismo gijonés pierde uno de los cables de alta tensión por el que circulaba su corriente. Abandonó sus responsabilidades al frente de la organización morada gijonesa Mario Suárez del Fueyo. No se le echará de menos, es más, se ganará en tranquilidad con un potente factor de distorsión alejado de la escena política local. No olvidemos que a él se le deben, tras el vergonzoso pacto de la CSI con Álvarez—Cascos, que la Moriyón fuese alcaldesa en el 2011 y que luego se revalidó en el 2015. El rencor, la envidia y la cortedad de miras nunca fueron buenos compañeros para la gestión pública. Enemigo declarado de los socialistas ya desde su época como director del colegio público Jovellanos, S. del Fueyo lo traspasó al ámbito de la actividad municipal y de ahí a facilitar los dos gobiernos casquistas que tanto daño inmerecido hicieron a  esta querida villa marinera. Como la gaviota en vuelo, dejó caer unos cuantos regalos indeseables sobre las cabezas de todos y ahora se va como rata por tirante del hundimiento de Podemos, eso sí, lamentando no haber conseguido fagocitar a la IU gijonesa –de lo que se han librado los de la coalición, por cierto– y no lo hace ni tan siquiera por el bien de sus siglas, sino por no haber podido arañar algún concejal al PSOE municipal. Ni tan siquiera pudo interpretar el papel de Robespierre de caleya. Los grandes protagonistas del decaimiento de Gijón durante ocho años, Carmen la cirujana y Mario con corriente están fuera del panorama edilicio. Hemos de felicitarnos por tan sensibles pérdidas políticas que, sin embargo, son ganancias para el procomún gijonés.

No todos los actos que una persona dedicada a la gestión pública pone en práctica están mal hechos. Por ejemplo, S. del F. junto con su formación, apoyó a la Semana Negra frente a ciertas ansias de supresión por parte de alguna otra que lleva la friolera de más de treinta años con el raca raca de su desaparición o reconversión en otra cosa; pero no fue así, con una mayoría de las diferentes corporaciones que siguieron apoyando el prestigioso festival literario, de entretenimiento, jolgorio y cultural en el amplio sentido que, en esta edición, cumple el venerable número de su trigésimo segunda edición. Son unos cuantos años en el empeño y ha sufrido en este tiempo la natural evolución, pero el espíritu fundacional ahí sigue incólume. Los escritores seguirán llegando, participarán en sus charlas y encuentros, firmarán libros y se juntarán con los periodistas, editores y algún que otro aficionado en la terraza del hotel don Manuel, todo un clásico semanero. También abrirán las exposiciones y los ya famosos churros seguirán pringando manos, atavíos y llenando el recinto con el humo de la fritanga, para horror de tiquismiquis. Hace unos días que se presentó el magnífico cartel, este año de Víctor Santos, el reconocido autor de los cómics “Polar” o “Filthy Rich”, por poner un par de ejemplos, y pronto, con la presentación del evento conoceremos la versión 2019 del “Rufo” de Enrique Herrero, la figurilla que ha venido siendo mascota y preciado recuerdo del festival. Se darán a conocer los premios literarios y más de uno y de dos conocerá Gijón. Y todo ello con el incondicional favor de un público mayoritario. No se puede pedir más.

A Mar de Niebla

A mí es que eso de Mar de Niebla me cae muy bien, por lo que no puedo -ni quiero- ser objetivo cuando hablo de este colectivo que demuestra una inquietud por volcarse hacia los demás encomiable. No hay iniciativa que emprendan que no tenga un fin loable y no hay persona que pueda levantar queja alguna sobre esta fundación que, desde su nacimiento. Dicen de sí mismos que son una fundación por la acción social y que trabajan por las personas desde las personas. Tarea ímproba, pardiez, pero necesaria, como la de tantas otras entidades que nacen desde la propia base social en un intento de paliar las carencias que la propia sociedad crea. La desigualdad es lo que tiene: hay gentes que sienten la punzada de paliarla en la medida de sus posibilidades: y ahí brilla Mar de Niebla. Se trata más bien de una luz en medio de la niebla de la desigualdad social, como se ha dicho, y no extraña por ello que le lleguen múltiples reconocimientos debido a su labor. Ahora que hay otra corporación, es de esperar que el procomún, a través de la administración municipal ya formada y de la regional a punto de formarse, sea menos cicatera a la hora del reparto. ¿Qué reparto? Pues el económico, naturalmente.

En otros momentos habrá lugar para mencionar otras encomiables iniciativas, pero hoy toca hacer justicia a Mar de Niebla. Sus promotores, patronos, activistas y colaboradores lo merecen. Nunca está de más reconocer aquello que es un bien para el conjunto de una comunidad como nuestra villa marinera y, además, nacida de su propio seno, porque gijoneses de la zona Oeste son los que iniciaron un proyecto que hoy, con mucho esfuerzo, se consolida.

El otro día, sin ir más lejos, organizaron un desfile de moda solidario a favor de ASPACE, la Asociación de ayuda a personas con parálisis cerebral de Gijón y su Centro Ángel de la Guarda. Es decir. Sus iniciativas son colaborativas y encuentran en sus afanes tiempo para echar mano a otras entidades con indudables fines sociales.

No contentos con ello, se preocupan por la formación para el empleo y, como ellos mismos se definen, acompañan a las personas en la mejora de su calidad de vida. La pretensión es ambiciosa, pero los logros son impresionantes. Nacen de la sociedad civil, sin otro aliento que contemplar la realidad que le rodea. No son la coartada de ninguna institución que necesite lavar su imagen, aunque la existencia de este otro tipo de entidades no sobra dadas las carencias de nuestra sociedad, pero lo de Mar de Niebla llama la atención por haber surgido espontáneamente gracias al impulso de unos pocos entusiastas preocupados por el bienestar de las personas, de todas las personas. Merecen el reconocimiento y el aplauso, junto con el reconocimiento por su importante tarea. ¡Cuántas iniciativas como esta se necesitarían para que todos lleguemos a la conclusión de que sin la cooperación social el mundo no será mejor! De momento sabemos que aquí, entre nosotros en la Calzada, está Mar de Niebla.

Agua va

La alcaldesa que acabamos de estrenar en esta nuestra querida villa marinera se abstendrá, junto al equipo de gobierno, de asistir a la misa de San Pedro y posterior bendición de las aguas. Bien está que el ayuntamiento se desprenda de ciertas adherencias que no vienen a cuento en una institución laica y aconfesional; lo contrario es una mistificación de la actividad política representativa, al menos en entidades democráticas en España y con nuestra Constitución vigente. Llama la atención de cura de San Pedro por contar en tal acto al alcalde del pueblo, pero contra el vicio de pedir está la virtud de no dar. Ya está bien que se le permita, en aras del consentimiento a las libertades de expresión y culto, que realice en plena calle sus ritos y pases mágicos. Ahora, queda el segundo paso: mover del calendario festivo la fiesta de San Pedro y colocarla en una fecha más popular y, ¿por qué no? tan cercana como la de San Juan que en la madrugada del 24 de junio es tan celebrada por multitud de conciudadanos. ¿Tanta importancia tendrá para el beaterío militante el desplazamiento de fechas? A fin de cuentas, San Pedro ha poco que es considerada día de asueto local. Habrá que considerarlo para el año que viene. Y si el cura de San Pedro quiere salir revestido con sus galas a tirar una pileta de agua al pedrero cercano, que lo haga y que procure no entorpecer mucho el paseo de los pacíficos viandantes. Y, con esto, nuestras felicitaciones al grupo que durante los últimos años se acercaba con sus carteles a las cercanías del evento -justo hasta la línea trazada por las fuerzas del orden- para protestar por la asistencia oficial de la representación municipal a misa y bendición de las aguas. Este año, un problema ético y estético menos.

Puesto en su sitio el remojón de las piedras bajo el Campo Valdés nos quedan los aviones: a ver si el nuevo gobierno municipal se percata de que la exhibición de máquinas de guerra, de las que sirven para matar, no deben formar parte de un regocijo público. Bien está que se nos muestre cómo hay aviones y helicópteros para apagar fuegos o rescatar a personas, pongamos por caso, pero no a los que son susceptibles de lanzar misiles y otros peligrosos instrumentos letales. El festival aéreo tiene aristas y quien lo sufraga de forma importante y pone playa y calles debe acotar contenidos. Que salgan antiguos cacharros de museo o las atrevidas cabriolas de la Patrulla Águila o similares de otras naciones puede ser un espectáculo entretenido como otro cualquiera y animar la hora del vermut; pero pare usted de contar. Esos detalles son importantes y decisiones rápidas, de las que se ven pronto, califican desde el principio el resto de lo que puede ser el relato de todo un mandato. Lo que venga después del verano y que ha de ser preparado durante unos meses con poca vacación son los asuntos sociales y de la educación de cara al nuevo curso. Lo de ir de charla, café y pinchos con las asociaciones de vecinos, no elegidas por nadie salvo por ellos mismos, son cuestiones que a la inmensa mayoría le trae sin cuidado. Atenderlas más de lo que merecen es una pérdida de tiempo y un engañabobos.

Hechos inevitables

El triste y decadente final político del FAC casquista en Gijón ha pillado por el medio a un profesional como Álvaro Muñiz que, de excelente director de la FIDMA, jubilado ha pasado a fracasado líder político. Porque fracaso es en efecto pasar de ocho a tres sillones edilicios en el consistorio de nuestra querida villa marinera. Puestas así las cosas, su mutis por el foro es aceptable políticamente. Lo que ya no resulta tan presentable es que, ya hasta sin acta de concejal por renuncia a la misma, se permita el lujo de emitir opiniones políticas. Por un lado porque antes no estaba y, por otro, porque no le ha dado tiempo a estar, por lo que todo aquello que nos pueda contar tiene el valor de lo que cualquier parroquiano podamos decir, como en la canción, al calor de la barra de un bar. Años de buen hacer y discreción en su antiguo trabajo desperdiciados en unos pocos meses por una apuesta política desafortunada. A uno le deja un poso de incomodidad, más que nada por el aprecio personal a alguien de quien sólo recibió facilidades para el desarrollo de su profesión cuando él mandaba en la Feria. Una pena.

Con el bagaje de los inicios de este mandato y del anterior y con las historias habidas durante su desarrollo, sobre todo en este último, es difícil colegir que exista alguna facilidad para algún acuerdo en profundidad entre los socialistas y los del Podemos local con corriente, que aun la sigue teniendo bien incrustadita. Una coalición de gobierno sería, por tanto, impensable porque, a pesar de que los mandamases del PSOE local son otros, hay hechos que son inolvidables: el haber facilitado por activa o por pasiva el gobierno de la formación más carca de los ayuntamientos de entonces, no es ningún aval para que los socialistas deban fiarse de quien los traicionó con semejante desfachatez. Sí, cierto que a partir de ahora y a lo largo del mandato que se estrena tendrán que ir entendiéndose en asuntos variados, algunos de ellos de cierta trascendencia, pero sin pasarse. Situados ambos a la izquierda y, se supone, que con oponentes comunes, coincidirán en variadas votaciones, pero disentirán, lo veremos, en algunas y, además, de las más vistosas.

La ridiculez de lo que se ha dado en llamar lenguaje inclusivo ha llegado a las asociaciones de vecinos y su nombre oficial ha pasado a denominarse Federación de Asociaciones Vecinales en lugar de Federación de Asociaciones de Vecinos. Ya son ganas de remover los limos tranquilamente depositados en el fondo del estanque. Una entidad agonizante no se arregla por un cambio denominativo para ponerlo a la moda de la cursilería imperante. Es curioso, de todas formas, constatar que la cuestión se ha dirimido y votado afirmativamente por unanimidad. Para nimiedades de este calibre, sí saben ponerse de acuerdo sin que existan disidencias: para otros asuntos ya hay más controversias. Es muy loable que existan conciudadanos preocupados por las cuestiones más variopintas, pero esto de las asociaciones de vecinos ya parece cuestión periclitada por lo que sobran las subvenciones municipales para estos temas. El que quiera utilizar su tiempo y tener su localillo para las cada vez más escasas actividades, que se lo pague y no cargue al procomún con sus gastos, aunque, vista la composición más que probable del próximo equipo de gobierno, aparece como medida imposible.

Unos ofendidos y otros negociando poco

El ciudadano responsable de la formación de extrema derecha que obtuvo un par de concejales en el Ayuntamiento de nuestra querida villa marinera se queja ante quien quiera escucharle que hay otros partidos que no quieren ni hablar con ellos. Lo raro es que le extrañe: es lo que tiene ser ultra, frecuentar la caverna, y entender la democracia de una manera torcida. Los que se sienten partidos democráticos de manera prístina y sin mistificaciones es lógico que abominen de ellos. Son muchas las cuestiones que separan a los ultras de los demás y es lógico que se les niegue el diálogo político en el orden de conformar apoyos o coaliciones. Cuando no hay ideas políticas dignas es de esperar que no se le trate a uno con dignidad política. Como todavía son pocos, intentan presentar un rostro amable y homologable, pero ahí están sus programas y sus dichos para desmentirlos y dejar claras sus intenciones en el sentido de un orden social que pretenden, imposible de entender para quienes aman la libertad. Ahí los tendremos, sentados en sus escaños plenarios, ocupando sus despachos municipales apoyados, no lo olvidemos, por sus votantes, gracias a los cuales están ahí. Habrá que hacer las cosas mejor para que esos votantes sean cada vez menos y aprender a convivir con su presencia, pero sin olvidar nunca que son exactamente lo opuesto a quienes pretenden una convivencia en libertad.

Por su lado, los socialistas, llamados a gobernar, andan de charla con los demás y tal da la sensación de que, salvo con el representante único de Izquierda Unida, no cuentan con demasiados amigos. La probable alcaldesa, Ana González, y su marca comandada por el sanchismo no levantan el entusiasmo suficiente como para obtener adhesiones incondicionales que parece ser lo que pretenden. Es decir, los del PSOE local no han mostrado hasta el momento la suficiente cintura política como para llegar a algún acuerdo con las fuerzas que podrían facilitar su elección al primer sillón municipal. De seguir así las cosas, será alcaldesa por encabezar la lista más votada y se le prevé un mandato en minoría con la necesidad de pactar acuerdos para cada asunto en concreto. Eso es lo que parece que da la sensación que pretenden el resto de grupos municipales: una junta de gobierno débil. Tendremos así cuatro años de inestabilidad que es justo lo que, a primera vista, parece que es mal asunto para un grupo de gobierno plagado de novatos que, por lo general, suelen ser bastante más impresionables que aquello con años de pescante.

Ya tras la primera y única reunión habida hasta ahora entre las organizaciones locales de PSOE y Ciudadanos quedó claro que los socialistas están muy subidos a sus predicamentos como para alcanzar algún acuerdo con los naranja. Es una pena, pues un acuerdo que formara una mayoría suficiente sería una garantía de buen gobierno, y sin los innecesarios sobresaltos, para la villa y su concejo.

Lo único positivo escuchado hasta ahora es habernos enterado que la sociedad Divertia será disuelta. Semejante engendro no merece otro final. Cada cosa en su sitio, sin amalgamas raras.