Panorama ligeramente revuelto

Tremolan los amigos del simpático dialecto asturleonés, por algunos llamado bable o más pomposamente asturiano tal que si fuera un idioma, como si la victoria socialista en las generales y sus tres diputados conseguidos en la circunscripción asturiana se fueran a trasponer directamente a los resultados de las elecciones regionales, que todo puede ser posible, y con ello el advenimiento directo como cae el rayo de la cooficialidad bablística en esta ya de por sí maltratada provincia nuestra. La ridiculez de estos seguidores de la entrañable jerga local poco más que doméstica es de que pretenden homenajear a la hermana de Gaspar de Jovellanos, conocida como «la Argandona», por haberse casado con un caballero de dicho apellido, poniéndole a la calle que lleva tal nombre por el de su nombre en el siglo, pero «bablizado» como «Xosefa» de Jovellanos en lugar de Josefa, tal como fue bautizada.

La cuestión estriba en que la tal señora escribió unas cuantas cuartillas con simpáticas letras o poemillas en el habla local, siendo estas las referencias más antiguas que se conocen de la época moderna sin remontarse a viejos códices de cuando el castellano que se hablaba y escribía no se parecía a lo que ahora hablamos y que desde la Ilustración se ha venido fijando, limpiado y dado esplendor. Josefa quedose viuda y metiose a monja en el mismo convento de Cimadevilla tras haber vivido una temporada en la Corte, en donde era conocida como la Argandona, es decir por el apellido de su esposo, persona influyente en la capital. La propuesta, tan molesta como inoportuna, partió como no podía ser de otra forma de los bajos fondos políticos consistoriales, es decir, del grupo podemita, siempre atento a ver por qué esquinita molestar un poquito más a la ciudadanía de esta villa marinera. Si se ponen puristas, que le pongan su nombre y apellido, pero con su nombre de verdad, a saber, Josefa, y déjense de molestas chiribitas históricas.

Molestas actitudes aparte, debemos congratularnos porque ya hemos pasado el ecuador de los dos procesos encadenados con los que Sánchez tuvo a bien obsequiarnos. Como los resultados le han ido bien a sus siglas, hemos entrado en una fase de fervorín socialista algunos de cuyos fans ya se ven ocupando presidencia regional y alcaldía varias.

Cierto que algo de tal efecto existe, de ahí la prudencia del centrismo liberal, que no deja de trabajar para mejorar sus posiciones desde las anteriores regionales y municipales, y el silencio ominoso en el que se han sumido los populares, salvo alguna voz atrevida que no altera la media del mutismo en el que se han sumido populares y podemitas, las dos formaciones que han visto descender, los primeros más estrepitosamente que los segundos, sus escaños en Congreso y Senado.

Probablemente las cosas no sean tan directamente calcadas del 28 A al 26 M y que nos encontremos aquí en nuestro pueblo con un Pleno variopinto y con la necesidad de negociar quién sabe cómo y entre qué protagonistas. De momento, la diferencia de que a estos comicios Podemos e IU acuden cada uno por su lado al igual que PP y FAC ya cambia bastante el panorama.