Acciones equivocadas

El inefable concejal del PP Manolo del Castillo hizo de «sparring» de una boxeadora con aspiraciones. Es probable que los populares necesiten de sus servicios para entrenar al próximo candidato a la alcaldía de su formación. Ya quedó puesto aquí que el dueño de la «Fortuna Balnearia», venerable piedra romana gijonesa -bien cultural que debería ser popular y que, por cierto, debería ser de propiedad pública-, iba a darnos, por lo peculiar de su carácter y personalidad, innúmeras alegrías: aquí tenemos la última. La práctica deportiva no está mal, otros gestores públicos lo hacen, pero este concejal popular en concreto sabe darle a las cosas un toque cómico; el respetable se lo agradece, pero a los suyos no consigue más que aumentarles la preocupación. Ánimo, que esto en mayo próximo se arregla.

En materia de infraestructuras, los gobiernos socialistas siempre han postergado a Asturias; eso es una realidad constatable. Pasó por aquí uno de estos días el secretario general de Infraestructuras con un jarro de agua fría y contando las maldades demagógicas del anterior gobierno, más concretamente del anterior ministro de Fomento, y nos cuenta que eso del plan de vías, a pesar de estar firmado el convenio de la sociedad pública Gijón al Norte, está en un veremos. Lo dice como quien no quiere la cosa, pero con la frialdad de quien prepara al paciente para una mala noticia. Ya sabemos que, para los gobiernos del PSOE, Asturias es poca cosa: aporta pocos diputados y no es lugar estratégico, por lo que aquello que esta villa marinera anhele en materia de infraestructuras le trae al pairo. Así son las cosas. Durante años, los gestores socialistas locales supieron disimular esta realidad con un cierto buen hacer en la gestión de su parcela local y hasta regional en ocasiones, bien a pesar de la parte socialminera del socialismo asturiano. Por cierto, que también estos días, el responsable provincial de la FSA ya anda haciendo declaraciones a favor del campus universitario de Mieres en detrimento del gijonés. Es cuestión de reflexionar muy bien el voto en las próximas elecciones para dirimir en qué manos dejamos la gestión de nuestros asuntos colectivos. Y hay algunos indicios inquietantes.

El sector que ahora domina la agrupación socialista local, de carácter sanchista -o si lo preferimos, barbonista- ya tiene decidido que su candidata sea quien ocupara la consejería de Educación y Cultura, Ana González, que tan mal recuerdo dejara en el gobierno asturiano, tanto en los ámbitos educativos como culturales y de quien Javier Fernández se deshizo en cuanto pudo por la vía de apremio. Se les prevé una disminución de concejales con semejante cabeza de lista, aparte de lo que ya viene de atrás. Los hay que no aciertan ni por casualidad. Habrá primarias en la calle Argandona, lugar de la sede socialista en esta golpeada villa marinera, y el sector que haga frente a la candidata oficialista perderá aunque sea por poco, dejando a una formación política que fue santo y seña de la vida local reducida a un mero testimonio de lo que pudo ser. No se sabe que es peor, entonces, provocar la risa, como el concejal boxeador o causar rechazo como persona políticamente indeseada por la estela de sus acciones pasadas.

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