Una insensatez mayúscula

Nunca el cargo de vicesecretario general del PSOE cayó tan bajo. Tiene una lumbrera con un color especial al frente, Adriana Lastra, que, al proceder de aquí, mete la cuchara en los asuntos de nuestra provincia sin poder remediarlo. Al agravio del apresurado adelanto de las primarias de su partido para elegir candidato en unas cuantas autonomías, para colocar en gloriosa operación de dedazo a favor de su candidato preferido, sin dar otra opción a los que no comulgan con las disolventes ideas de Pedro Sánchez y sus huestes, se añade en nuestro caso la injuria de opinar sobre la cooficialidad del bable. Parece que algún ser arcangélico vino a verla o le sopló que «la cooficialidad es una forma de proteger la riqueza cultural y lingüística de la comunidad autónoma». ¿Quién dice a esta excelsa intelectual y perita filóloga que la variedad dialectal del bable no esté ahora suficientemente protegida? No, Adriana Lastra apoya la cooficialidad de marras porque su chico en la provincia, Adrián Barbón, se dejó colar un gol importante durante la confección de sus propuestas políticas con las que se presentó a las primarias por las que resultó elegido primer secretario de la FSA. Una vez al frente del PSOE asturiano, preguntó a quien sabía y al contarle quienes de esto saben en la administración autonómica lo que la operación cuesta, se llevó las manos a la cabeza. Pero el mal ya estaba hecho. Luego vienen desde fuera a recordarte las promesas y no queda más remedio que ir adelante con los faroles.

La perita lingüística y amplia conocedora de las artes sociológicas se atreve a contarnos que sus correligionarios socialistas no prevén, según leo en estos mismos papeles, hacer las cosas por las bravas sino que pondrán en marcha «una cooficialidad amable, no impositiva». ¿Cómo será eso? Fabricarse una lengua que no existía, a ese proceso lo llaman normalización, es siempre traumático y más en un territorio en donde sólo un dos por ciento aproximadamente de la población, como mucho, lo habla o lo escribe de manera que podamos decir fluida. Para el resto será una imposición. Lo que se contó que la operación sería de unos pocos cientos de miles de euros, ya va, según los cálculos más optimistas, por los veinte millones.

Se comprende que haya unos cuantos aspirantes a profesores que quieran obtener una plaza de trabajo pública como expertos en bable, o de funcionarios que deseen promocionar por el hecho de acreditar el conocimiento del invento. Pero el problema va más allá: detrás de la cooficialidad vienen otras reivindicaciones de carácter soberanista; tal es el plan del grupito que anda entre bambalinas agitando las aguas. La cooficialidad del bable es un peligro social y aquellas fuerzas políticas que la propongan son indignas de recibir el voto de las personas pacíficas y cabales. Ya tenemos en esta tierra nuestra suficientes problemas como para añadir un factor más de miseria y enfrentamientos ciudadanos. Afortunadamente, a los efectos de lo que aquí nos ocupa, el PSOE es una formación en línea descendente que es muy probable no logre los números suficientes para gobernar de nuevo en Asturias. Con la finalización del mandato de Javier Fernández se irá la sensatez política y el sentido común.

No te pongas minifalda

Estamos ya pasados los idus de abril y el organismo responsable de los deportes de nuestra populosa villa marinera no ha pagado las últimas facturas del año pasado. El concejal responsable moriyonista, nuestro inefable Jesús Martínez, se nos despacha con la lindeza de que no pasa nada, que es cosa del cierre contable. Y ya ha pasado bien de largo el primer trimestre del año. Este concejal tiene hecho el rostro de duro cemento. Lo que falta es la manteca y lo demás son ganas de marear la perdiz. Al concejal le ocurre que su escaso bagaje de recursos políticos le lleva a decir cualquier cosa que le parece muy técnica para salir del atolladero. Mira por donde hemos descubierto otro agujerito negro de la gestión de los casquistas.

La gestión de estos gestores públicos locales es tan nefasta que se tienen que agarrar a cualquier cosa y, así, se enfadan, se encocoran y se ofenden mucho porque a la pícara cirujana, que funge como primera autoridad municipal, la caricaturicen a lo Lina Morgan en minifalda blanca y con fonendoscopio. Pues menos hacerse los ofendidos que la cosa no es para tanto, o mejor dicho, no es para nada. Al actual jefe del Estado y consorte los han caricaturizado en pelotas y en actividad íntima poco airosa, así que una cirujana en minifalda no debería ser ni para levantar el tono o ponerse en plan de concitar hipócritas solidaridades. Si le hacen una caricatura en minifalda que se aguante, que para eso es alcaldesa, no todo va a ser asistir a procesiones en plan beatita y que te den los parabienes y te hagan la pelota los incondicionales. A esta tan recatada y pudorosa aficionada taurina no necesitaría el recordado Manolo Escobar que no llevase a los toros la minifalda como en los sesenta pedía con tanto éxito en su canción. Y ya de paso, poco importa en este caso, que quien le hace los pasquines sea uno de estos sindicatos profesionales de escasa credibilidad. Solamente una entidad de este tipo es capaz de realizar una demostración en la que el buen gusto está completamente ausente, pero que la interesada lo califique de cosa absolutamente vejatoria para la mujer y pretenda llevar el incidente a la próxima comisión municipal de Igualdad es una clara exageración. Si quiere la dama del fonendo tener jaleo, que vaya a ver a fray Jesús San y le pida que limpie las fachadas laterales de la Iglesiona que las tiene hechas un asco. Pero visto lo que hay, el franciscano le contestará que no tiene recursos y que ponga los dineros el ayuntamiento. Pero tranquilos, para esa gestión no tendrá tiempo nuestra decorosa dama.

Así son las cosas por las que se preocupan estos dirigentes y lo que consideran escandaloso. Utilizar las no inauguradas instalaciones de la antigua Escuela de Comercio para actos de su partido, sin que el público las haya catado, les parece cosa normal. Por eso necesitan falsos escándalos por unos inocentes pasquines haciéndose los muy ofendidos: para ocultar sus tremendas torpezas y sus trapacerías. La abundancia de lanzar cortinas de humo es una forma de gobernar como otra cualquiera y en el nivel local es muy fácil crear falsas polémicas y salir por peteneras a la mínima.

Nazis violentos sueltos

Irrumpe en un bar de Cimadevilla, en pleno núcleo fundacional de nuestra populosa villa marinera, un grupo de ultras nazis, repartiendo estopa y armados con barras de hierro y a la delegación del Gobierno, entre otros lugares comunes, no se le ocurre otra cosa que contarnos que se trata de «un caso esporádico». Pues aviados iríamos si encima no fuera un suceso esporádico. Ya tan pronto, podemos percatarnos que lo mismo hubiera dado que el gobierno de Rajoy nombrara delegado a un corcho o al señor Marín: la diferencia sería inapreciable.

Las personas pacíficas, normales y corrientes, sin embargo se estremecen: unos nazis organizados son un peligro social grave y despacharlo como un simple hecho esporádico, aparte de simple y torpe, denota que no se saben valorar justamente los hechos que se producen en la sociedad y por dónde respiran sus componentes. Si lo que el delegado Marín lo que pretendía con sus palabras era tranquilizar, lo que ha hecho es dejarnos mucho más intranquilos.

Tampoco han estado a la altura de las circunstancias los responsables del Real Sporting: los nazis son clientes suyos, incrustados en un numeroso grupo de exaltados que se ubican en una denominada «grada de animación» y cuyo número, se ha dejado decir, son unas ochocientas personas. Su argumento para lavarse las manos es que no se va a castigar a los ochocientos por un reducido número de nazis violentos. Pues muy mal: la compañía Real Sporting SAD debería poner más cuidado con lo que deja que se incube entre su clientela, aunque alguno de los ochocientos colabore con las investigaciones de los hechos ocurridos en Cimadevilla. No le vamos a pedir a estas alturas que los consejeros sportinguistas se conviertan de pronto en un grupito de entusiastas progresistas, pero de ahí a mirar para otro lado cuando su club es la disculpa para la existencia de un grupo nazi hay un trecho demasiado amplio. Su deber es actuar con más contundencia y que si en nuestro pueblo ha de haber desgraciadamente nazis, no lo hagan disfrazados de rojiblancos.

Por otro lado, están las desgraciadas declaraciones de Pelayo Barcia, directivo municipal, que se mostró comprensivo en público con los desahogos futboleros en forma de insultos y demás lindezas expresivas de sal gruesa. Muy personal apreciación, pero que dice demasiado de la clase de personal que rodea a la ínclita primera autoridad municipal. Los moriyonistas son así y no hay quien los enmiende, hasta que los votos los lancen por la borda del olvido. Por vía de urgencia, el pasado plenario municipal, con los votos de todos los concejales de babor, pidió a la cirujana primera autoridad que le diera el cese. Pero Barcia, el autor de las desgraciadas expresiones por las que se mostró comprensivo con las manifestaciones verbales de violencia en los estadios permanecerá en su cargo, porque a los moriyonistas no les parece causa suficiente para darle la boleta. Y así nos va. Grave irresponsabilidad de un gobierno municipal en rumbo de colisión consigo mismo.

Ángeles caídos y otros mansos

Las desgraciadas desventuras, más que las alegres travesuras del «Pichón de Roces» dieron con sus huesos en la cárcel por dos veces. De cantado héroe cada lunes por aquel otro travieso «Till Eulenspiegel», por las vueltas que da la vida se vio envuelto en enredos de esos en los que la caprichosa existencia golpea en serio. Juan Castaño Quirós, Juanele, pasó de la gloria futbolística a los enredos familiares con sus parejas y a propasarse en los tratos -malos y violentos-, dijeron las sentencias judiciales, hacia las mujeres con quienes cruzó su convivencia. Al antiguo «Pichón» le pasó que, por ser él quien era, sus problemas adquirieron una notoriedad social que se sumó a las desgracias a las que su carácter le impelió. Y estas desgracias, seguimos poniéndolas en los papeles, porque una vez que el fútbol te toca con el dedo de la fama lo ha hecho para lo bueno y para lo malo. Fueron noticia en su día sus habilidades en el campo y lo siguen siendo sus tribulaciones personales fuera de él, aunque bien es cierto que pocos de sus compañeros acabaran en la trena. Por lo dicho, por la admiración que sus triunfos deportivos levantó en sus días de gloria, ahora queda en todos un poso de incomodidad, por los delitos cometidos que significaron su ocaso y a los que ni podemos ni queremos encontrarles disculpa posible.

Recambio por cierto en la Jefatura de Policía de la provincia. Se va José Díaz Salazar y lo hace contándonos lo bajo que anda el índice de los delitos cometidos en su ámbito, de lo que también presumió al marcharse unos días su jefe el delegado del Gobierno, Gabino de Lorenzo. Sin embargo, la sensación que hay es la de que la violencia aumenta. ¿O seremos los encargados de contar la actualidad los que exageramos y las estadísticas las que se instalan en la realidad? Probablemente la diferencia entre números y percepción social estribe en lo que se consideran delitos a efectos estadísticos. Muchos hechos violentos terminan en faltas -no delitos- y otros más, aunque pasen a ser denunciados en comisaría, por el simple hecho de los seguros, por ejemplo, no se añadan a la lista de los delitos. Esto no es bueno: los altos mandos, con los papeles en la mano se dirán que esta tierra verde es un remanso de paz y no se requieren tantos recursos ni tantos efectivos humanos. Henos aquí que algo que se presenta como positivo, a medio plazo viene a ser un peligroso inconveniente, no vaya a ser que la complacencia en los números sirva para dejarnos desprotegidos.

No parece el nuevo delegado del Gobierno, Mariano Marín Albi, persona capaz de presionar a la jefatura madrileña en reclamo de un aumento de efectivos y recursos para el mantenimiento de la seguridad ciudadana. Esperemos equivocarnos y llevarnos el gran planchazo, pero procediendo de la voluntad de mi señora doña Cherines no apunta a ser dueño de un carácter lo suficientemente fuerte como para defender fieramente los intereses, no ya sólo en materia de seguridad, de esta pequeña parcela asturiana.

Regocijos públicos

Empresas pirotécnicas. Por fin han cambiado al proveedor que en los últimos años, por el único mérito de ser una compañía asturiana, perpetró los fuegos artificiales de la virgen de agosto. Iba siendo hora que los de Divertia y resto de gobierno municipal se quitaran de encima ciertos complejos. Lo que importa es la calidad del espectáculo no la provincia de la que proceda el conjunto pirotécnico. Estos años atrás, por esa política equivocada, se nos ofrecieron unas quemas de castillos de fuegos artificiales de medio pelo: técnicamente correctas, pero sin alma artística. La empresa elegida, la de Ricardo Caballer, ya fue contratada en anteriores ocasiones, dejando grato recuerdo algunos de sus espectáculos con la pólvora como protagonista. Falta hace que los moriyonistas se quiten de encima complejos que lastran su gestión. Por algo se empieza: la noche de los fuegos es un momento especial que congrega gran cantidad de público e ilusiona al personal, bien está ofrecerles lo mejor.

Se ha hecho público por parte del departamento de regocijos públicos de la municipalidad el calendario de los llamados «conciertos» de verano. Hemos dado comúnmente en llamar conciertos a meros recitales de un cantante o grupo de música ligera como si de una gran formación musical se tratase. En la mayoría de los casos, sólo hay un poco de moda y poca inspiración musical; en otros carreras largas y fundamentadas, pero igualmente ligeras de pop, folk o rock para consumos rápidos y rápidamente olvidables. En esto, nuestro ayuntamiento se ha vuelto vulgar: ponen el entarimado, contratan a una caterva de productores de gorgoritos que están en el candelero y tan frescos. La década de lo que se dio en llamar los «grandes conciertos» tuvieron la doble intención de traer a la villa magníficos espectáculos y de ponerla en el mapa de los circuitos del artisteo a tener en cuenta y en contados casos hasta con una cierta repercusión internacional. Hoy ya es cosa nada más que proporcionar espectáculos a la ciudadanía. Cierto que algunos de los programados son de iniciativa privada, pero sin el beneplácito municipal, por una u otra causa -el recinto principalmente- no serían posibles.

A menos van los sangrientos espectáculos taurinos -magnífica tendencia- como lo van siendo en toda España. El empresario concesionario de la plaza ha pedido y obtenido, rebajar las exigencias en cuanto al escalafón de los toreros. Quiero ello decir que cada vez hay menos figuras y como la calidad nace de la cantidad, que disminuye poco a poco la cantidad de jóvenes que se inclinan por hacer de la tortura pública de un inocente animal su profesión; y ello a pesar de crisis económica y escasez de empleos. Pronto llegará el momento en que conozcamos una Asturias libre de espectáculos taurinos y que nos estemos planteando a qué dedicar el coso del Bibio, finiquitada su primitiva finalidad. Con un poco de suerte, lo llegaremos a ver.