Quiquiriquí

La primera autoridad de nuestra populosa villa marinera, C. Moriyón, anda muy encocorada con Arcelor: viene a decir que ya estuvo bien de ensuciar el medio ambiente y los inopinados incidentes con episodios de contaminación. A la siderúrgica y sus directivos y dueños, naturalmente, estos encocoramientos municipales les traen al fresco. Las advertencias de la cirujana les entran por un oído y les salen por el otro, aunque disimulen un poco educadamente. «El problema es Arcelor», manifiesta muy ufana la alcaldesa con su proverbial frivolidad. Claro que lo es, pero no en el sentido que ella parece darle a la expresión. Para un municipio del tamaño de Gijón, siempre será un problema tratar con una multinacional del enorme tamaño de Arcelor, máxime cuando su factoría gijonesa es clave para el sostenimiento de la economía de la provincia toda. La relación exige mucho tacto y mucho conocimiento para mantener en pie un tinglado en equilibrio muy inestable. De ahí que las declaraciones edilicias resulten tan torpes y extemporáneas.

El cuidado medioambiental y el desarrollo industrial casan mal. Es un problema que excede límites fronterizos y se convierte en mundial. No andaríamos ahora preocupados por el calentamiento global si no existiese este problema. Para la industria en general no existe otra vía que la aceptación del problema y llegar a tal convencimiento es difícil: exige dedicar enormes recursos a la investigación para mantener los ritmos de producción a costes razonables sin provocar daños ambientales inasumibles. Por esta complejidad del problema vienen a ser un brindis al sol, y hasta ridículos, los lamentos y enfados de Moriyón.

Cuando una empresa llega al convencimiento de que un modelo de fabricación es ambientalmente dañino y encuentra alternativas, llegan los desmantelamientos de las instalaciones contaminantes: ello tiene repercusiones en los territorios afectados. Tenemos nosotros el asunto de la térmica de Lada y pronto Aboño y Soto de Ribera.

Las térmicas de carbón son instalaciones a extinguir a corto plazo. La de Lada, cerrará en seguida y nuestras autoridades se lamentan. Hasta algún prócer regional ha pedido al ministerio correspondiente que este presione a Iberdrola para que no eche el candado a la central de Lada. ¿Es que está pidiendo el representante de una administración al de otra que prevarique? Al ministro, el hombre, se le ocurrió que la dueña de Lada, Iberdrola, vendiera la central a otra e empresa, pero la réplica por parte de la empresa propietaria ha sido contundente: Lada no está en venta porque hay que reducir emisiones. Así son las empresas cuando se convencen y toman sus decisiones. Por estas cosas, las bravonuconadas con Arcelor de la alcaldesa de nuestro pueblo son tan inadecuadas y faltas de seso. Preocupados por Langreo y el gobierno regional con lo del cierre de la térmica de Lada, y en nuestro pueblo una primera autoridad que lanza su quiquiriquí a una multinacional siderúrgica. Está harta, pero peor estaríamos si la empresa se deslocaliza. Por ello, cuidadito con el lenguaje que se utiliza.

Los años perdidos

Los negros años del carbón fuertemente subvencionado que tanto daño hicieron a Asturias. En lugar de ganar tiempo, se perdió. Los miles de millones aportados por Europa y España fueron malgastados y mal aplicados. En Asturias sufrimos el gran engaño: bajo una apariencia democrática, había un dictadorzuelo atávico que, so capa de evitar la postergación de las cuencas mineras, desvirtuó completamente el sentido de aquellos cuantiosos fondos aportados. Luego, resultó que aquel pretendido caudillo minero que tanto daño hizo a nuestra provincia, era un mangante avaro y ladronzuelo. No se debe olvidar el despilfarro habido con aquellas ayudas ahora que el uso del carbón está ambientalmente no ya desaconsejado sino proscrito. Ahora es cuando se demuestra que se perdió un tiempo precioso y se malgastaron unas cantidades monetarias ingentes. Objetivamente, por mucho que algunos se rasguen las vestiduras con la afirmación, el sindicalismo del carbón ha sido en Asturias un mal objetivo, cuyas consecuencias sufrimos ahora y en los próximos años.

Los actuales llantos, llamamientos y protestas tras el anuncio por parte del dueño de la central térmica de Lada de su desmantelamiento para 2020 no es más que la manifestación de un comportamiento adquirido durante aquellos años de presión de los sindicatos mineros sobre toda Asturias. Un comportamiento inercial que impide reaccionar de forma adecuada a instituciones tanto políticas como gremiales o sociales ante hechos imposibles de evitar: se vuelve a la vieja actitud del ganar tiempo, de permitir que la bola ruede y que sea la generación futura la que peche con el problema. Pero todo llega. Por simple necesidad de supervivencia, se dejará de quemar carbón por cuestión del innegable cambio climático. Ahora que Asturias ya casi no produce carbón, el que se quema en la centrales térmicas asturianas es mayormente importado y, por tanto, aparecen, por ejemplo, problemas tales como la disminución de tráficos en el puerto gijonés. He ahí otra muestra de los tremendos errores cometidos en nombre de ganarle, cuestión imposible, la carrera al tiempo en lugar de preparar a la sociedad y su entramado empresarial para otros escenarios económicos. A pesar de estas realidades, hay quienes se empeñan en aplicar el antiguo sistema y lo lanzan al público desde sus tribunas políticas, sindicales, patronales o sociales sin el menor rastro de vergüenza.

Los mandamases de nuestra populosa villa marinera andan a la búsqueda de una formación política que haga de mirlo blanco para que les ayude en la tarea de la aprobación del presupuesto local que lleva camino de una probable prórroga. La posición de la habitual ayuda, los del Podemos con corriente, ponen esta vez como condición la municipalización de unas trabajadoras de la ayuda a domicilio -ahora trabajadoras de una contrata externa-por la puerta de atrás, por lo que, visto el interés tal parece que sean cotizantes con corriente. PSOE ha pasado a ser objeto de deseo moriyonista, pero los socialistas, ya tan políticamente maltratados no se dejan y están dispuestos a que los del Foro se cuezan en su propia salsa y tengan que prorrogar. Todo eso está muy bien, pero ténganse en cuenta las posibles consecuencias negativas en materia social.

Insensata oficialidad

El plenario del Ayuntamiento de nuestra populosa villa marinera acaba de pronunciarse en pro de la oficialidad del bable. También lo hizo hace unos días el consejero Genaro, precisamente el que lleva las cosas para la educación y la cultura, que tuvo que ser rápidamente desautorizado por el presidente regional al poner las cosas en su sitio: en su programa no figura tal cosa y durante la legislatura que el presida no habrá la oficialidad. Por su lado, los del PP muestran sensatez y también le dicen que nanay a tan inmensa frivolidad. De otra parte, el nuevo «leader» de los socialistas regionales ya ha amenazado con poner en su próximo programa electoral la barbaridad. Se supone que lo hará a ver si pierde unos pocos más de votos, porque creer a estas alturas que lo de imponer la oficialidad de ese constructo artificial de lo que llaman llingua -y que no es más que un invento levantado a partir del dialecto astur leonés- es muy de izquierdas y eso les atraerá votos procedentes de Podemos o de IU es de una ingenuidad tan aplastante que deja pasmados a los menos despejados en las lides políticas.

El solo pensamiento de imponer la oficialidad del bable en nuestra provincia es una de las candideces más gloriosas que se le puede ocurrir a un grupo social o político. Sería lo que nos faltaba en un territorio de nuestro mínimo tamaño y a todas vistas en franca decadencia y, por tanto, con estrecheces presupuestarias. Aunque sólo fuera por el gasto que la bromita implicaría, ya sería suficiente para desechar tamaña insensatez a la que únicamente propende una minoría de nuestros conciudadanos. De momento, nos toca estar tranquilos porque tenemos un presidente de la comunidad autónoma sensato y con sus ideas bien claras que, a estas alturas, ya tiene pruebas suficientes para haberse percatado de la equivocación cometida con el nombramiento de su consejero Genaro. Como de él no pudo haber brotado como por arte de ensalmo, alguien le habrá engañado en su momento.

Nuestro consistorio también se ha recreado en el asunto de la oficialidad y ahí se ha llevado el gato al agua la coalición gobernante entre el Foro casquista y el Podemos con corriente, con la testimonial ayuda de la IU en fase de disolución. Mientras tanto, la calle del Marqués de San Esteban sigue con sus obras eternas y sus remates de nunca acabar. Y, para aligerar, se han entretenido un rato tratando acerca de los jabalíes y se han montado un foro de estudio, moción a la que, por cierto, votaron en contra los del Foro moriyonista de Cascos también a extinguir.

A propósito de la narración de estas cosas moriyonistas, un amigo me recomienda que lo vaya dejando pasar, que no me conviene. Probablemente tenga razón porque a él le van las cosas objetivamente y por lo medible mejor que a uno, pero es que tanta torpeza es imposible de soslayar. Empezará enseguida el certamen del cine con el nuevo equipo directivo. Es de esperar que se note a mejor la diferencia de la etapa anterior, aunque estos de ahora sean los herederos de cuando los chicos guay de cuando los socialistas, pero que, por lo menos, sabían lo que se traían entre manos. Esperemos que estos también.

Comerciantes unidos

Uno, que entre otras cosas es hijo del pequeño comercio, siente especial curiosidad por los aconteceres que afectan a este sector económico en general y, en especial, a lo que afecta a los valientes que levantan sus persianas en esta nuestra populosa villa marinera. El otro día, los de la asociación que los agrupa, eligieron nuevo presidente en la persona de Germán Heredia Álvarez, peluquero, hijo del rey mago Gaspar, médico de pro, y sobrino del mítico locutor local Casimiro Álvarez, entre otras relaciones familiares, de la que no es dato baladí, la considerable cantidad de hermanos de los que goza, uno de ellos, antiguo compañero del supraescrito en el colegio de primaria cuando todos éramos muy niños. Quiero ello decir que, a nuevo presidente, nueva etapa en la ya veterana entidad gijonesa que se ha ganado un importante puesto en la vida económica y social de la villa. Son muchos los servicios ofertados y prestados a sus socios, como abundantes son las campañas y actividades realizadas a lo largo de los años. Cabe desear suerte y aciertos al nuevo titular de la modernamente denominada Unión de Comerciantes de Asturias.

Por este tiempo, por cierto, solemos escuchar las quejas de los comerciantes de todo el año por la cantidad de tenderetes organizados que se montan en nuestras calles o plazas. Los mercadillos navideños: ese castigo con que el glorioso ayuntamiento local condena a los sufridos titulares de establecimientos, merced a su mano laxa al autorizar su instalación. Cierto que todo el mundo tiene derecho a ganarse el pan, pero no lo es menos el oportunismo que demuestran. Por haberlo conocido desde muy pequeño, conozco de los agobios para pagar a tiempo los vencimientos de todo tipo, a los proveedores, a los suministradores de servicios, a la Administración Tributaria, a la Tesorería de la Seguridad Social, al Principado, al Ayuntamiento, de tal forma que lo que desde fuera pueden parecer cajas rebosantes de dinero y buenas ganancias, se convierten en modestos emolumentos mensuales. Y así durante los doce meses del año. Con la reciente crisis económica hemos visto cómo echaban el cierre multitud de comercios, incapaces de resistir al embate de la escasez de ventas, pero no hemos visto que dejaran de proliferar los mercadillos tanto navideños como en verano.

Se lleva mucho la buena convivencia institucional y que una entidad gremial, como pueda ser la Unión de Comerciantes, lleve una relación educada y hasta cordial y de colaboración como pueda ser el Ayuntamiento, pero ello no debe impedir la mayor de las firmezas en los intereses de los asociados. Sin caer, de un lado, en la justificación de un liberalismo extremo ni, por el otro, el deseo de un ordenamiento asfixiante, hemos de concluir que el comercio local precisa en este momento concreto de un mayor impulso y cuidado por parte de la institución local. Es hora de revisar las diversas exacciones, así como los precios públicos de los diferentes servicios municipales, con las que vienen gravadas las actividades comerciales en el concejo. Es deber de la Unión reclamarlo firmemente y del consistorio atender dichas justas peticiones, porque no hay nada más triste que una ciudad con un comercio decadente y para nuestro pueblo queremos uno bien pujante.