Caza y pesca

Un jabalí -uno de esos que ahora está de moda por aquí denominarlos como suidos- ha pagado con su vida el haberse dado un paseo por las calles de la capital de nuestra provincia: fue abatido por la policía municipal. Le salió cara la excursión de Semana Santa. En nuestro pueblo, también los guardias se han cargado a tiros un gorrino, en concreto en la avenida Schulz. No vamos a ser menos, ¡quia, quite usted!

La sugerencia que nos brindó hace unos días mi señora doña Cherines de que nos comamos los jabalíes que trotan por las vías públicas de nuestras ciudades da como para ponerse a pensar si aprovechar para instaurar una «startup» que aúne la caza urbana con la degustación gastronómica. Nunca se sabe por dónde saltará la liebre de una nueva oportunidad o nicho de empleo. Entre las ocurrencias de la lideresa popular asturiana y la afición a la pesca de salmones -con muerte, por supuesto- de Álvarez-Cascos, el de las hormigas, da como para ir pensando en organizar unas completas jornadas de caza pesca en nuestra provincia que, en trance de despoblación rural, puede que encuentre remedio a sus males en el mundo de la jara y el sedal, aficiones que perviven bien a pesar de las iniciativas de los cada vez más numerosos animalistas: por la parte de estribor siempre se tuvo más acendrada afición a esto de la depredación y los espectáculos de fuerte contenido violento, al estilo de las corridas de toros. Por babor, aunque haberlos haylos, son más proclives a la cosa del cuidado de la cosa animal, hasta llegar a no permitir en algunos lugares los circos con animales forzados a representar números artísticos a su pesar, tal como en nuestro pueblo.

Todo es arte. Los más píos de nuestros conciudadanos le han dado a las procesiones esta pasada semana y, aparentemente contentos por el resultado, les da la sensación de que más público a asistido a los desfiles de imaginería y ambiente católico que organizan. Pero a las cofradías les parece poco lo que la administración municipal les proporciona -cierre de calles, vigilancia, etc.- y piden más implicación de la municipalidad. ¿Querrán decir que quieren más pasta para capirotes y mantillas o qué? Hay a quienes les parece demasiada «implicación», pero el santo atrevimiento no tiene límites.

No sólo se dedican al cómputo de asistentes a sus kermeses propias del tiempo. También los socialistas andan metidos en la faena de la recolecta y recuento de efectivos por parte de las optantes a mandar en el PSOE. Lo primero son los avales. Hay quien quiere que el número sea elevado para mostrar músculo frente a los rivales. Es lo que toca en la formación que gestiona provisionalmente Javier Fernández. Mientras, la agitación y alguna jugada poco estética de por medio: hasta en nuestro pueblo asistimos a alguna pequeña escaramuza. El caso es no privarse de nada.