Oriente Medio

El año pasado, nuestro Ayuntamiento votó demasiado alegremente una moción en contra del estado de Israel, una de las pocas democracias en todos los países de su región y en la que de manera formal más y mejor se respetan los derechos humanos. Quiere la propaganda que ya viene de los tiempos de la guerra fría que lo chachi, progresista y de izquierdas es abonarse, sin mayores o menores matices, a la llamada causa palestina. El caso es que una pequeña parte de nuestros conciudadanos se abonan a las viejas teorías de cuando todavía no había caído el muro de Berlín y aún existía la Unión Soviética y andan empeñados en la condena del estado israelí, confundiendo religión con estado y juzgando a toda una nación por el gobierno que le ha tocado en suerte. En realidad, todos sabemos que se goza de mayores libertades en general, tanto democráticas o religiosas, en Israel que en Irán, Arabia Saudita, Irak, Líbano, Siria, Jordania o Egipto; pero estas cuestiones parecen no importar.

Durante la última sesión plenaria municipal, se intentó por parte de algunos grupos municipales retrotraer las cosas al estado natural, es decir, que un consistorio no se meta en la camisa de once varas de cuestiones que no le son propias, como son las de las relaciones internacionales para las cuales parece que no goza de competencias administrativas. Pero hétenos aquí que lo pretendido se convirtió en una payasada de marca mayor que dice muy poco de algunos representantes de los ciudadanos de esta populosa villa marinera nuestra.

Si algunos de nuestros convecinos, viejos comunistas de salón, bien conocidos desean continuar en sus trece quizá sea hasta humanamente comprensible el dejarles perpetuarse en sus errores, aunque sea por un sentimiento romántico de cuando todos éramos más jóvenes e ingenuos. Pero que a estas alturas nos vengan representantes públicos que se nos presentaron como el no va más de la nueva política, como son los podemitas, ya es un poco más bochornoso. Y que en el batiburrillo que se formó en torno a la votación plenaria abandonaran la sesión plenaria, junto a los recalcitrantes de IU y los fantasmales de Podemos con corriente, los concejales del PP y el de Ciudadanos para no votar en la moción de la restitución de las cosas a su lugar sólo consiguió sumar confusión a las cosas. Lo importante es que la cuestión volvió parcialmente a su lugar.

Es lamentable que se nos intente vender la idea de que lo progresista es apoyar la llamada causa palestina y la condena del estado de Israel, una de las grandes falacias históricas de las últimas décadas y más lamentable lo es que tengamos unos concejales que, en su momento, votaran alegremente una condena sin reflexionar muy bien sus consecuencias y su condición ética. Cierto que algunos de los que abandonaron el Pleno lo hicieron al verse pillados en una flagrante contradicción y no tener las agallas políticas suficientes para saber cómo salir airosamente del paso.

Ya en el momento aquel, cuando se produjeron los vergonzosos acontecimientos a las puertas del teatro municipal Jovellanos, cuando un grupo de energúmenos se dedicó a insultar al público asistente a la representación de una compañía de danza israelí y desobedecer las instrucciones de la fuerza pública, no anduvieron finos nuestros concejales al condenar corporativamente tales hechos tan poco edificantes.

Compréndanse las causas por las que los gobernantes casquistas de nuestro ayuntamiento tengan que plegarse a los deseos de los atrabiliarios representantes de Podemos y la CSI, pero en algún lugar se ha de colocar las líneas rojas que separan la sensatez de la simple locura. Atacar al estado democrático de Israel ha de ser una de ellas porque hacerlo es una causa injusta, propia de fanáticos que sólo pretenden confundir baja política y viejo fanatismo trasnochado con cuestiones humanitarias.

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