Frivolidades públicas

Pasaron ya los Reyes Magos y las saturnales 2016-17 se han dado oficialmente por clausuradas. Menos mal. A otra cosa, mariposa. Ha desparecido la pista de hielo y la pobretona iluminación navideña ya está apagada en espera de ser retirada. No falla en este caso el sistema de contratación. Lo que falla es el baremo, lo que debe ser puntuado. Independientemente de lo que indique sobre los precios la normativa de contratación del sector público sobre los precios, hay otros aspectos que pueden ser puntuables y que signifiquen la diferencia entre contratar a unos o a otros, aunque los contratados sean un poco más caros. No vale por tanto escudarse en ese “hemos tenido que contratar a estos porque son los más baratos”. Falta trabajo político y ganas de hacer las cosas bien. Los probos funcionarios cumplen con su función, pero sin directrices políticas, para eso son elegidos los concejales, funcionan igual y sin matizaciones para contratar un servicio u otro. Es la parte política la que tiene que poner la imaginación en marcha para, dentro de la Ley, poner en los pliegos las condiciones pertinentes que se adapten a los resultados deseados. No se supo hacer estas pasadas navidades y de ahí los disgustos. Tendrán que aprender la lección y aplicarse con más dedicación en este asunto el año que viene.

Se arrastra nuestro Sporting bajo las manos faltas de pericia –los resultados son indicadores que lamentablemente no fallan– de Abelardo Fernández y de Nicolás Rodríguez y, para colmo de desgracias, el poder municipal pone palos en la ruedas desde los despachos que, si bien nada tienen que ver con los deportivo, sí tienen mucho que ver con lo patrimonial y societario. Escuché el otro día por la radio a la alcaldesa casquista de mi populosa villa marinera y al concejal Couto, su ayudante de confianza para todo, hablar de cositas intrascendentes y, en un momento, como sin querer, sale a colación el Sporting y el nuevo contrato de arrendamiento del Molinón. Con toda paz, el concejal informó de una cláusula por la que, viene a decir, el ayuntamiento se reserva rescindir el contrato en el caso de que la sociedad tenga un nuevo dueño que no les guste a los mandatarios municipales de turno. Con semejante lastre, a ver quién es el valiente que se atreve a invertir en el accionariado rojiblanco. A los casquistas gijoneses nunca les hicieron gracia los actuales mandatarios del club y esta cláusula leonina es un piedra más en el camino de los Fernández, a quienes parece quieren condenar a quedarse indefinidamente con el pancho. En la letra pequeña están las trampas y esta lo es de campeonato. Bonita forma de ayudar al Sporting ahuyentando a los improbables inversores que, por milagro, pudieran aparecer por el horizonte. Siempre se está a tiempo de que otro equipo de gobierno, con mayor sensatez y más respeto y estima hacia una entidad tan emblemática y querida por la ciudadanía en general, elimine esas trampas para elefantes montadas por quienes, con tal de hacer daño a unos mandatarios que no son de su agrado, son capaces de hacer daño a una de las señas de identidad más queridas por los gijoneses.

Descubrimos estos días el bonito tema de la contaminación. No íbamos a ser menos que la capital del reino. Pasa que, como los medios nacionales tuvieron causa informativa prioritaria de un episodio madrileño, en la periferia no íbamos a ser menos y esos mismos medios, en su afán compensatorio, descubrieron las periferias y, de ahí, venga a entrevistar a los que han hecho un medio de ocupación, con retribución o sin ella, el asunto ecologista. Los ecologistas a la violeta han descubierto un filón en Asturias y están que no callan con nuestros niveles de contaminación. Y los papanatas que no quieren ser menos, se apuntan a la denuncia, de tal forma que esta semana pasada han logrado convertir el paraíso natural en un foco de aire irrespirable, proclamándolo a los cuatro vientos. Hay una falta de cuidado y de picardía, al convertir focos y momentos puntuales en extensivos a toda la región. Lo que se ve en los telediarios o se escucha en los informativos nacionales de las radios es “contaminación en Asturias”, así en general. Y eso, aparte de inexacto, hace daño a cualquier campaña turística que se pretenda poner en marcha. Si hay pirados del ecologismo ultra e irresponsable, la mayoría social sensata no les debería seguir su frívolo juego.