Vaya plan

La Corriente Sindical de Izquierdas, que para la política municipal gira bajo la marca blanca local de Podemos, apoya a la derecha sin paliativos en el plan de ordenación. Son un prodigio, porque han logrado hacerse cargo de todo lo que implica en una semana escasa. Más fenómenos han sido los de Izquierda Unida que, siendo menos, también han votado con la CSI y la derecha. Es probable que este plan caiga víctima de los tribunales, al igual que ha sucedido con los dos anteriores, porque descontentos dispuestos a pleitear los hay siempre y recovecos con algún incumplimiento legal no han de faltar entre tantos miles de folios.

El PSOE local se quedó solo al votar en contra el documento urbanístico que con tanto sigilo fue preparado. Tan discretamente se redactó que hasta se pretendía hacer un “favorcillo” a los Figaredo, con recalificación de los terrenos de la finca Bauer incluidos, y de los que, aunque de forma minoritaria, forma parte Rodrigo Rato Figaredo. También se pretendía aprobar la recalificación de los suelos de los antiguos astilleros y del “Tallerón” en el Natahoyo. Y los de la “valerosa” Corriente dispuestos a votar lo que hiciera falta con tal de no fastidiar la jugada a los de la caritativa cirujana, sumidos en sus prisas, tras un mandato de cuatro años en los que no dieron un palo al agua en materia urbanística. Pusieron el grito en el cielo los socialistas tras estos descubrimientos sobrevenidos y, a ultimísima hora, fueron rectificados en el mismo pleno extraordinario. ¿Cuántas trampas de éstas no habrán quedado ocultas entre la multitud de fichas que conforman el apresurado plan? Irán apareciendo y a los firmantes por babor no les saldrán los colores

La coalición entre CSI/Podemos y el moriyonato forista no es cosa nueva, por lo que un apoyo de esta especie no ha de extrañar a estas alturas. A todos los efectos funcionan como una coalición y poco más se puede esperar de tan poco presentable conjunción de intereses no confesables. Queda, sin embargo, el inesperado apoyo de Izquierda Unida que votó también con los de estribor con un ánimo de no quedarse atrás, como si el plan fuera la panacea y el nuevo ordenamiento el colmo de las soluciones a los males urbanísticos del municipio. No hay explicación razonable, salvo el deseo de no quedarse atrás, porque sus dos votos poco iban a arreglar en uno u otro sentido. Pero sí tiene su significado el alineamiento con la derecha pura y dura de ese par de concejales supuestamente progresistas, o, al menos, a ellos se les llena la boca con tal concepto cuando, en realidad, han venido jugando al más descarado de los oportunismos durante los últimos lustros.

Al concejal forista Couto se le llena la boca explicando el amplio consenso obtenido, mas cuando lleguen los primeros obstáculos, las primeras reclamaciones y hasta los previsibles pleitos, se le quitará el aire de profeta de la buena nueva que tan ufano exhibe estos días y, cual tahúr de Mississippi, antes de que se le descubran las cartas que esconde bajo la manga, se subsumirá en el disimulo e intentará esconderse para escurrir el bulto. De momento, anda, como los cantantes con nuevo disco o los escritores con novedad literaria, de campaña promocional: no se puede leer no ya el boletín oficioso forista de la localidad, sino las radios locales sin que aparezca el inefable primer teniente de alcalde cantando las excelencias de su nuevo plan.

Se han quedado aparentemente solos los socialistas, pero su actitud responsable quedará más patente según se vayan descubriendo los fallos y trampas de un documento urbanístico que, por provenir de donde proviene, tiene todos los visos de no responder al interés general sino a intereses muy particulares, n o hay más que echar una ojeada a los supuestos apoyos sociales que los “moriyones” con tanta fruición sacan a relucir a las primeras de cambio. Por el momento, todos felices y contentos. Ya veremos las actitudes de cada cual en cuanto aparezcan los primeros inconvenientes.