Lo único seguro

Alguien cercano me dice que, ahora, ya no se le podrá decir caritativa cirujana a la caritativa cirujana, recién reelegida alcaldesa de la localidad. Consultado el cuadro médico del Igualatorio Médico Quirúrgico SA de seguros en Asturias, figura en el ámbito de Gijón y en la especialidad de cirugía general y del aparato digestivo Carmen Moriyón Entrialgo. Luego, sí. Continúa siendo la caritativa cirujana de siempre, a no ser que, para este mandato, renuncie a la dedicación completa a la alcaldía y la comparta con el desarrollo de su profesión. De momento, sería una injusticia retirarle el título honorífico, aparte de añadirle el de la bien querida por la Corriente Sindical de Izquierdas que, con tanto éxito, coadyuvó a su reciente nombramiento. Pero apartemos, de momento, las pequeñas miserias profesionales de quien dice de sí misma que era una aficionada de la política hasta que se presentó por primera vez al cargo que ahora ocupa, aunque sea lo único seguro de este mandato que ahora comienza, porque todo lo demás está por ver.

Nada conocemos de la competencia o incompetencia de los nuevos concejales delegados de cada área, salvo de los que repiten cometido, como también desconocemos como se las maravillarán lo de la oposición y mucho menos los de nueva implantación en las consistoriales de lo que, de momento, sólo sabemos que han traicionado a su electorado al favorecer que gobierne la derecha casquista más recalcitrante. Tanto de PSOE como de IU podemos esperar un modelo de funcionamiento de acuerdo con su historia, no en vano llevan en el ayuntamiento unos cuantos años, como también se puede esperar razonablemente una forma de actuación del PP.

Quizás este sea el mandato en el que el ayuntamiento de una ciudad portuaria como la nuestra se ocupe de las cuestiones portuarias y las coloque en el primer plano de su actuación, n o como durante el anterior que tal parecía que nuestra villa marinera era un poblachón en medio de la estepa castellana y que la representación municipal se limitaba a la asistencia a los consejos de administración y al cobro de la correspondiente dieta. El puerto merece figurar en primer plano de la preocupación municipal y, para ello, si no sale la iniciativa del equipo de gobierno, habrá de convertirse en cuestión de la oposición el que se coloque en la parte delantera de la fila.

Es de temer que estos primeros meses no se prodigue la relación entre la administración local y la general, dada la cercanía de las elecciones al Congreso y al Senado y que los ministros, tras el verano, entren en el frenesí preelectoral donde todo lo que digan habrá de ser enmarcado en el terreno de las promesas propias de los comicios y, por ello, increíbles e indignas de crédito.

Con la administración autonómica ya se prevé la relación: mala. No en vano las huestes de Cascos, por la vía interpuesta de Cristina Coto, harán lo posible y lo imposible para que su feudo gijonés se convierta, para variar, en ariete del probable próximo presidente asturiano Javier Fernández. En este sentido, asistiremos a grandes y pequeñas declaraciones que habrán de amainar al tratar las cuestiones de verdad, porque lo que está claro es que una administración socialista regional no descuidará nunca los intereses de la mayor ciudad del Principado.

Tiempo de espera, por tanto, salvo la constatación de que nuestra primera autoridad local sigue con sus intereses partidos en dos: los de la representación de todos y los de sus intereses profesionales, lo cual no dice nada bueno de quien se presenta ante la ciudadanía cubierta con el manto de la mansedumbre, la lógica de andar por casa y la preocupación por los desfavorecidos, pero que, a la hora de la verdad, actúa con la frialdad de una jugadora de póker que hasta el último momento no enseña sus cartas y ello sólo si está segura de que descubrirlas es para ganar la partida, aunque pierda tantas jugadas para desgracia del procomún.