Ya estuvo bien

Los merecidos fastos y públicos regocijos por el merecidísimo y feliz ascenso de categoría del Real Sporting de Gijón no deben hacer que se nos oculte una negra realidad que está ocurriendo en esta villa marinera.

Una formación política, Podemos, presuntamente de izquierda por sus palabras –que no por sus hechos– va a dar la alcaldía a la formación más reaccionaria de cuantas concurrieron a las recientes elecciones municipales como es el FAC casquista, encabezado aquí por la caritativa cirujana, alcaldesa en funciones, Carmen Moriyón. Tan reaccionarios son que hasta merecieron el apoyo por estos lares del partido Vox, el más ultra de cuantos figuran a la derecha de la derecha en el panorama nacional.

En la organización podemita gijonesa hay incrustados significativos elementos del violento sindicato Corriente Sindical de Izquierdas, como Cándido González Carnero, que tan buenas relaciones han mantenido de largo y paradójicamente con Álvarez-Cascos. No es extraño, entonces que los de Podemos, arrastrados por estos elementos que odian a todo lo que huela a socialista, ya desde su nacimiento allá por los ochenta del XX, prefieran entregarle la alcaldía a Foro aunque represente a la más rancia derecha.

Lo más probable es que ni socialistas ni Izquierda Unida tengan la oportunidad de gobernar la ciudad y se sienten otros cuatro años en los bancos de la oposición, pero habrán hecho todo lo posible y mantenido su dignidad, tal como les exige su electorado. Partidos con su historia no se deben achicar ni permitir que los maneje un bloque de diletantes, cuyo éxito es fruto espurio de una moda pasajera.

Ya hay dentro de Podemos, bien que escondidos a efectos de estas elecciones municipales bajo otras siglas que no confunden a nadie, personas que se sienten engañadas o manipuladas, vamos, que creyeron en esta nueva especie de santo advenimiento, pero en donde la práctica no se corresponde con aquellas bonitas teorías y aquellos inconcretos programas.

El último juego puesto en práctica de las asambleas a tutiplén y hasta negociaciones cara al público, lo que podríamos calificar como política de plató, es de una frivolidad que espanta. Estas personas pretenden que la democracia representativa no vale, pero sí les valen para tomar decisiones, al parecer, las “consultas populares” sin garantías de imparcialidad, confidencialidad y limpieza.

Han logrado engañar una vez a mucha gente, pero con su actitud de darle a la derecha reaccionaria la alcaldía se están haciendo el retrato que enseña su verdadero rostro: el de una gente que practica las trapacerías más infames y utiliza el doble juego en un vano intento de confundir al público.

Si en el anterior mandato Moriyón gobernó gracias a la tontuna de una inexperta señora metida a presidenta local del PP, en esta ocasión lo hará gracias al apoyo de un sindicato de violento pasado que secuestró en nuestro pueblo a una formación política emergente trufada de bienintencionados con mentalidad de tiernos infantes a los que sólo les falta el traje de marinerito de primera comunión. Esos bienintencionados que ahora se espantan o arrepienten por lo que han ayudado a engendrar: una colección de hipócritas políticos.

PSOE e IU deben estar orgullosos de mantener en Gijón bien alta la bandera de la dignidad y la sensatez políticas, la que no juega con la gente y la que tiene programas sobre los que discutir y negociar sin necesidad de subirse al tonel a lanzar soflamas y demagogia barata.

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