La cuestión de la responsabilidad

Sale de permiso carcelario Isabel Pantoja entre aplausos y siguen muy indignados algunos por los pitidos durante la ejecución del himno nacional previa a la final futbolística de la Copa, hasta el punto de darle a ambos acontecimientos merecimiento de tratamiento estrella de los telediarios. Lo indignante no son los hechos en sí, cada botarate es libre que se junten con otros botarates para aplaudir o pitar a conveniencia. A los que nos dejan indiferentes tanto los himnos como la entrada o salida de los presos de permiso, nos parece un despropósito el tratamiento informativo de esos hechos y hasta nos hace sospechar que se trata, sobre todo en los medios públicos dependientes de los gobiernos del PP de cortinas de humo, de entretenimientos, para que no le demos vueltas a los malos resultados de la formación de Rajoy en las recentísimas elecciones.

En nuestras cercanías, ni una cosa ni la otra nos cambian la vida y, sin embargo, el nombramiento del gobierno regional o de la corporación municipal del pueblo sí que van a tener una cierta trascendencia en nuestras vidas, luego esto importa más que las otras fruslerías.

¿Y cómo van las cosas por aquí? Pues algo verdes. Leo este fin de semana unas declaraciones de Pedro Sánchez, el primer secretario del PSOE, en donde dice: “Podemos tiene un desafío: ser consciente de que los ciudadanos no quieren rupturas sino cambio en políticas y en las instituciones. No desprestigiarlas sino reformarlas. Ellos serán responsables de que haya o no gobiernos de izquierdas en autonomías y en ayuntamientos; si ellos son exigentes, nosotros también vamos a exigir.” En estas andamos por aquí.

Hubo algún alma cándida en el ámbito de Podemos que, desconociendo la reglamentación, pensaba que para darse un gobierno en Gijón de izquierdas bastaba con la abstención de su formación. Y no. Si no quieren permitir que la caritativa cirujana y secuaces repitan gobierno municipal tendrán que mojarse y votar explícitamente al PSOE. Como al contrario pasará, por ejemplo en Madrid: para que Manuela Carmena sea alcaldesa, los socialistas de allí tendrán que votar a su favor, o como, sin ir tan lejos, habrá de pasar en Oviedo. Estas cosas son las que demanda la ciudadanía: que gobiernen las candidaturas de progreso más votadas en cada localidad. Aquí, ciertos remilgos, pueden ser entendidos como traición a una mayoría ciudadana o juego de trileros.

La cosa será la que tenga que ser, pero existe algo más que un matiz: la responsabilidad asumida ante la gente que, en su mayoría y en conjunto, ha votado ir a mejor, no más de lo mismo. Y ni tan siquiera son de recibo algunos recelos, minoritarios bien es cierto, de quienes quieren ver algún nexo entre el FAC casquista y un sector sindical local incluido en Podemos. Eso no cuadra con la demandada responsabilidad ante el conjunto ciudadano.

Parece lógico que se establezcan algún tipo de negociaciones y que quienes brinden su apoyo pongan sobre la mesa cierto tipo de exigencias, pero no de tal calibre o tan estrictas que impidan el acuerdo, así como que quien desea el apoyo no esté en disposición de asumir algunas de tales peticiones.

La peculiaridad de Gijón es que aquí el PP no pinta nada en cuanto a posibilidades de gobernar, pero el FAC casquista viene a ser lo mismo: derecha montaraz en estado puro. Y esa es la mayor. El resto son matices que no tienen mayor relevancia.

Cabe esperar que se produzca el mejor de los acuerdos posibles que libere a la villa y su concejo de la inacción y la falta de impulso que la han tenido paralizada cuatro años. Y eso es lo que verdaderamente importa, aunque resulte repetitivo expresarlo de nuevo.