Incapacidad mayúscula

No hay nada más ridículo, y en el ámbito político no iba a ser menos, que lanzar disculpas al aire que se sabe son vanas y que faltan estrepitosamente a la verdad y a los hechos. Pues a pesar de este axioma, la caritativa cirujana, a la sazón alcaldesa, a elegido como motivo especial de su alocada campaña electoral lo referente al solarón que han dejado al aire las retiradas vías del tren en el Humedal. Tiene gracia la cosa porque hasta se le llena la boca mencionando supuestas humillaciones a Gijón.

¿Hace falta recordar otra vez que no hay estación intermodal soterrada porque al querido líder del Foro, ahora en plena recesión política, se le ofreció en sus tiempos de mandamás ministerial del PP en Madrid, gastar una millonada en hacer un túnel por debajo de la ciudad y dejar que la estación se pagase con el aprovechamiento inmobiliario que dejarían supuestamente los terrenos ociosos liberados de vías y estaciones en pleno centro, en lugar de aplicar los dineros ministeriales directamente en la operación de soterramiento de vías y estación término? Eso es una realidad irrefutable, luego todo lo que nos cuente Moriyón ahora se le vuelve directamente en contra suya.

Porque gracias al todavía jefe político de esta alcaldesa que tanta humillación ve aplicada a la ciudad es el directísimo responsable del entuerto. ¿A qué viene ahora tanta alharaca y tantos morritos fruncidos? Pues a la desesperación. Es de amplio conocimiento en la villa toda y su concejo que los años de mandato del moriyonato casquista han sido baldíos, que no se ha hecho nada, por lo tanto, como no hay nada que exhibir como tarea realizada, buena o mala, hay que inventarse un sentimiento de dignidad local ofendida, a ver si cuela. Pues la ciudadanía no traga con semejante bola.

Ciertamente, da vergüenza ajena contemplar a una inútil política de la catadura de esta nefasta alcaldesa que nos tocó en mala suerte, bracear desesperada ante la mermada capacidad de flotación de su precaria barquichuela política: tras casi cuatro años nada que poder mostrar y tener que acudir a falsas humillaciones.

Para Moriyón todo es culpa del actual ministerio de Fomento, del PP, o del Principado, del PSOE, que, puestos de acuerdo, conspiran para hundir –o, lo que es más peregrino, humillar– a Gijón. La cosa es tan ridícula, tan poco posible, que causaría risa si no se tratara de algo dicho con aire de convicción por quien detenta la primera autoridad municipal. Es el colofón ridículamente peregrino de quien no sabe hacia dónde mirar a la búsqueda de una disculpa para su total inacción durante todo un mandato. Porque ya ni se atreve a mencionar el entorpecedor carril bici del Muro como logro.

Seamos un poco serios: este mandato ha sido el más desgraciado desde la recuperación democrática, en el que han faltado las ideas, la planificación, los proyectos, las realizaciones: un tiempo en blanco que ha significado un periodo en el que se ha pronunciado el mayor declive de la primera ciudad de Asturias. Es lo que indican los números que, obviamente, siempre encuentran alguna disculpa, a cada cual más feble, por parte de la alcaldesa y su reducido par de concejales de confianza de los que, por cierto, ya se ha producido una deserción, quizás porque al que se va aún le queda un cierto prurito de vergüenza torera para no tragar con tantos desatinos y tamaños ridículos como se han venido produciendo.

Luego, que nos vengan hablando con mucho agitar de estandartes de supuestas desviaciones presupuestarias de una obra a otra para reforzar la supuesta humillación. Nada que hacer: perdida la hegemonía del medio único de información, que eso sólo pasaba en aquellos tiempos preconstitucionales, el público está al tanto de las realidades y aquí, la que padecemos, es la de un grupo políticamente inútil que ha llamado a gobernar al mandato más inane e incapaz de los últimos siete lustros.