Honores a tiempo parcial

Se han dado prisa los socialistas y ya han aprobado la lista completa de quienes concurrirán tras José María Pérez a las elecciones municipales. Mucha gente nueva, aunque algunos de entre ellos con demostrada y solvente labor profesional e incluso municipal, que no todo en los partidos y sus grupos municipales son los que se sientan en los plenos en sus correspondientes bancadas y hay gente de equipo que cuida de que las cosas salgan bien como ayuda o soporte de los ediles. Pero lo vistoso son los concejales y para la mayoría despreocupada, muchas comparecencias en el foro electoral son completamente novedosas.

Por la parte del equipo gobernante, sumido en un proceso de jibarizaciòn desde la defección del su amado líder, Álvarez-Cascos, la confusión y el desánimo son notorios. Precisamente uno de los que se consideraba seguro para continuar junto a la caritativa cirujana, a la sazón alcaldesa, en su afán de repetir mandato con mando, Rafael Felgueroso Villar, acaba de anunciar que no sigue. A este paso, Moriyón tendrá que hacer su lista con los que consideraba descartes, aquellos a los que ya había negado –y filtrado sin demasiada consideración– el pan y la sal de figurar en su próxima candidatura electoral.

Es curioso como se está diluyendo el FAC, la formación política en la que ya no cree ni su propio fundador. Con el paso de los días, el sentimiento de frustración y de haber sido dejados en la estacada crece. Aquellos pocos de los seguidores casquistas de buena fe están desolados, los jetas más trepadores que alguna migaja esperaban que les tocara de lo que cayera de la mesa de poder están decepcionados o enfadados, en diversos grados y según el carácter de cada cual, y los cantores de las supuestas gestas a la búsqueda de acertar en la adivinación de a quién le toque ocupar el poder municipal después de mayo, más bien para intentar el arreglo de la maltrecha cuenta de resultados y mantener las generosas prebendas con que durante cuatro años los amamantó las generosas ubres del moriyonato.

Llama la atención en el alegato de Rafael Felgueroso para disfrazar su huida de la quema que nos venga a contar que vuelve al ejercicio de su profesión de abogado. ¡Pero si no la abandonó nunca! Durante todo el mandato municipal ha sido concejal a tiempo parcial, a pesar de ser primer teniente de alcalde y detentar múltiples delegaciones de alcaldía, al igual que sucede con el concejal Couto. En esa explicación falsa, por lo que los hechos demuestran, podemos encontrar una de las claves de la postergación de Gijón: los principales concejales gobernantes lo han venido siendo a tiempo compartido con otras negocios profesionales, cosa que una ciudad de la entidad de la nuestra no merece.

Por la parte de los populares, se nos sigue obsequiando a la concurrencia con la rebeldía del actual grupo municipal frente a la dirección, esta vez con el anuncio de que serán ellos mismos los que acudan ante los tribunales en un nuevo intento de anular el congreso local que eligió como presidente local y presunto candidato a Mariano Marín: la tarea demoledora del PP local prosigue sin desmayo. A pesar de todo ello, no dudemos que la derecha obtendrá más votos de lo que podrían apuntar los méritos cosechados. Quiere ello decir que existe una parte considerable del electorado que vota a unas siglas a pesar de los hechos, por horribles que parezcan.

Aún así, estas elecciones locales que vienen serán tan insondables en sus resultados como las de los últimos setenta y primeros ochenta: al bulto. Andan las formaciones tan escasas de fondos que no invierten en sondeos electorales específicos para la región, dejándolo al albur de lo que las respectivas centrales les provean, procedentes del desgajamiento de las encuestas más globales y que, al ser nuestra comunidad tan pequeña, y no digamos si descendemos a la escala de los municipios, los índices de fiabilidad son escasos. La cosa, a día de hoy, queda, por tanto, a la ventura del ojo clínico de los augures de turno. Pero sin desdeñar las fotos fijas que estos días y sus avatares nos van proporcionando sobre la seriedad y el compromiso con la villa y su concejo de cada cual.

Y de la peculiarísima, por no decir estrambótica, toma de posesión del recién nombrado Secretario municipal vale más no hablar, más que nada porque se trata en definitiva de un funcionario y, a estas alturas, no haber logrado el necesario discernimiento entre la risa o el llanto.