Sólo unos dibujos

Las obras urbanas son siempre molestas y su soportabilidad está directamente relacionada con su duración. La última de estos osados casquistas que tenemos al frente del Ayuntamiento en nuestro pueblo es pretender la construcción de un aparcamiento en el subsuelo de todo el paseo del Muelle de Oriente y hasta han pasado un dibujo muy mono de cómo quedaría la cosa después de la construcción. Al hilo de la experiencia, podemos afirmar que ello quiere decir que ya existe a estas alturas quien pretende sacar alguna clase de beneficio del presunto aparcamiento porque, de lo contrario, no invertiría ni un céntimo de euro en dibujo alguno, a no ser que fuera encargo directo del negociado urbanístico de la forista concejala Lucía. Lo pretendido entonces sería desfacer el entuerto de la eliminación de plazas de aparcamiento en el centro provocado por la atolondrada y masiva peatonalización de unas cuantas calles.

Por echar, hasta ya le han echado las cuentas a la Autoridad Portuaria de lo que se ahorraría en machacantes a abonar al consistorio en concepto de impuestos de permitir la obra de marras, ideando un convenio aparentemente bueno para todas las partes. Si yo fuera gestor portuario desconfiaría de los concejales foristas aprovecharía para meter en el paquete alguna cosilla más, como por ejemplo deshacerse de la gestión de toda la zona urbana del viejo puerto y aprovechar para abandonar un negocio como la marina deportiva que no pinta nada en manos de un puerto comercial como el Musel. Y aquí, algo tendría que decir también el gobierno del Principado pues de él dependen en nuestra comunidad las competencias en materias de los todos los puertos asturianos que no pertenecen a la red de interés general del Estado.

Hay, por tanto, mucho que hablar y negociar antes de hacer realidad los desesperados dibujitos foristas que sólo intentan tapar el marrón de la falta de aparcamientos y distraer, a medio año de las elecciones locales de otras operaciones frustradas como las del “solarón” del plan de vías. A estos intentos de tapar fallos con cortinas de humo en forma de dibujos, realidades virtuales o maquetas ya estamos muy acostumbrados, pero como la caritativa cirujana, a la sazón alcaldesa, y sus secuaces creen haber inventado el municipalismo, intentan colocarnos una maniobra más antigua aún que las de aquellos tiempos en los que su amado libre sembraba España de primeras piedras o primeras dovelas, que tanto le importaba lo uno como lo otro con tal de que saliera en primera plana la correspondiente foto.

Sabemos que a tan poco tiempo de unas elecciones no hay corporación que se meta en una obra molesta que, por tiempo, prevea que no va a inaugurar antes de las elecciones, con lo que, por lo menos, podemos estar tranquilos en cuanto a las molestias provocados por las excavaciones, derrumbes o desecamientos de los sustentos de algunas de las construcciones de la zona. No. De ésta, solamente dibujitos. Y, después, ya veremos.

De momento, tenemos que hemos pagado la defensa de un letrado municipal, favorito del gobierno municipal del FAC, que ha visto como su querella cpntra el portavoz socialista ha sido archivada en primera instancia. Esto sí lo saben hacer bien: judicializar la vida municipal y pasando por los tribunales o incluso ignorando directamente aquellos acuerdos plenarios que no les gustan. Porque para cuando pierden una votación en un pleno, no hay funcionario de confianza ni artista del pincel que les componga un boceto bonitamente coloreado que les haga olvidar el revolcón democrático recibido.

Son nefastos estos gestores de Moriyón y ellos saben que pagarán en las urnas la paralización a la que han sometido a nuestra villa y concejo. Los perjuicios ocasionados nunca los podremos cobrar directamente, ni siquiera recuperar lo gastado en abogados para sus adláteres de confianza, pero lo que es seguro es que alguien vendrá que enmiende tanta ineficacia y tantas malas artes políticas como la ciudadanía gijonesa viene soportando, por mucho que cualquiera desde Somió nos llegue, arpa en mano, cual Nerón desafinado, a cantarnos las supuestas excelencias de su amiga, la piadosa y caritativa, y achaque los fallos a la incapacidad de su equipo, como si la responsabilidad de los errores de los subalternos no fuera directamente achacable a la de sus jefes directos. Qué malos somos que nos metemos con la buena de Carmina, estando como está, la pobre, rodeada de inútiles.