Extrañas actitudes

Han apretado de nuevo desde el gobierno las tuercas de los impuestos bajo el disfraz de disminuciones. Cotizarán las indemnizaciones por despido y se suprimirán las deducciones por alquiler de vivienda, por ejemplo, dos medidas que no afectan precisamente a quienes gozan de rentas más altas. Es la manera que tiene de entender Rajoy y su PP a la gente que menos tiene. Nuevos sacrificios y cargas que se nos venden como avances y disminuciones. Es de temer que preparen otra serie de marrullerías para controlar el déficit a costa no por la parte de arriba, sino la de abajo. Es posible que estos atropellos sean pagados de alguna forma en las urnas, en las que sean, porque la situación ya tiene visos de ser insoportable y el personal al que le toca sufrir no le queda más remedio que cabrearse. El riesgo que se corre es que se caiga en manos de populistas y demagogos que prometan salvaciones imposibles, demonizando a su vez a todos los partidos políticos clásicos o a cualquier cosa que se mueva. Aquí te viene cualquier «salao» prometiéndote el oro y el moro y te lanzas en sus brazos, aunque luego sea una estampita de timo enorme.

Estos días atrás de cambio de un rey por el siguiente lo hemos visto: en boca de algunos, tal parecía que el cambio de una forma de Estado monárquica a otra republicana iba a terminar con todos nuestros males, cuando lo más probable es que, en medio de la confusión, aumentaran, dicho sea con todos los respetos. Una cosa es preferir algo y otra cosa es desearla por encima de cualquier otra consideración vital. Los que confiamos en ver instaurada en España la III República no hemos podido menos que estremecernos al escuchar ciertas voces, algunas de ellas incluso con escaño parlamentario –lo que comporta haber prometido la Constitución–, que pedían cargarse por las bravas la primera de nuestras leyes. Y eso se hizo desde ciertos nacionalismos por estribor y algunas formaciones de la izquierda. Se nos dirá que, a la hora de contar los votos, tales peticiones resultaron ser ciertamente minoritarias, a pesar del ruido, sobre todo mediático, que hicieron y eso, dicho sea en clara auto crítica, es error que ha de ser achacado a los medios no a la algarabía de las formaciones minoritarias: sería para dar color a los actos de proclamación del nuevo jefe del Estado y para quedar de muy plurales, tanto que, en ocasiones, se olvida un criterio periodístico fundamental: la valoración. Podrá decirse lo que se quiera, pero en este momento concreto no tiene tanta importancia para el público en general lo que diga o haga Rajoy como lo que tenga a bien proclamar, por ejemplo, Cayo Lara, dicho sea nuevamente con todos los respetos. Por ejemplo, el primero nos aprieta la tuerca, como desalmadamente ha hecho y nos duele a todos, y con todo el respeto del mundo, lo que diga el segundo, aunque estemos de acuerdo con él de que es una injusticia, no nos arregla nada. ¿Cómo debemos valorar entonces los hechos de uno y otro? ¿Deben gozar uno y otro de los mismos espacios en los periódicos o tiempos en las televisiones? La respuesta está clara, salvo que existan medios a los que les guste hacer de grandes electores sea cual fuere su interés último.

Del pueblo, poco que contar, salvo que andan moviendo un poco de arena de un lado al otro de la playa. Continua la postergación de la villa y su concejo y el concejal canoro anda feliz y contento en las tareas de proclamación de su festival atlántico, invento que dará para hacer, al igual que en las os ediciones anteriores. Poco más que para hacer algo de ruido con gaitas y tambores e intentar vendernos la idea de una llamada cultura que de celta tiene bien poco salvo la denominación.

Es el verano, los socialistas andan a la búsqueda de nuevo líder. De momento, sólo hay protocandidatos porque están en pleno proceso de búsqueda de avales. La próxima semana se conocerán aquellos que han conseguido el suficiente respaldo para poder ser llamados candidatos con todas las consecuencias. De momento, esto, pero para septiembre ya anuncian que, pasado su veraniego congreso, se meterán de lleno en el proceso de elegir candidatos autonómicos y municipales. Eso dará también mucho que hablar.

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