Sentenciada y condenada

A falta de aquellos magnos recitales veraniegos de los noventa, nuestra salerosa villa marinera se ha colocado en puesto destacado de la corrupción política. El premio gordo o cuponazo se lo ha llevado la primera autoridad municipal, a la que el Tribunal de Cuentas ha sentenciado y condenado a devolver unas decenas de miles de euros ya de cuando su etapa anterior de alcaldesa. ¡Para qué quiso más la oposición! Se han lanzado directos a la yugular y el que menos ha pedido directamente su dimisión. Para los suyos se trató de un simple error contable, así lo aseguró muy ufano el concejal forista Martínez, pero la sentencia dice textualmente: «Se condena a doña María del Carmen Moriyón Entrialgo, como responsable contable directa, a reintegrar el principal del alcance, así como al abono de los intereses devengados desde que se produjeron los hechos hasta la completa ejecución de la presente sentencia. Los intereses se fijarán en fase de ejecución». Nadie habla ahí de mero error contable, luego tampoco se compadece con la realidad el edil dependiente de la condenada que, por cierto, se allanó durante el procedimiento, es decir, se mostró conforme con lo reclamado y, por ello, se ahorró las costas del procedimiento. También consta que los miles de euros han sido devueltos.

Conocido el escandaloso hecho, y si tuviera un mínimo de amor propio hubiera ya dimitido cono alcaldesa y, entregada su acta de concejal, se habría vuelto a su casa y a su trabajo particular a tiempo completo, pero parece que no: se aferran a la teoría del error contable como si el resto del personal fuera idiota.

Resulta curioso que la propia cirujana, en su calidad de presidenta regional de Foro anda en pleitos con su antecesor Álvarez Cacos por un quítame allá unos pagos impropios efectuados por el antiguo prócer con dinero del partido cuando él lo comandaba. Visto lo que hay, las señoras y señores votantes de esta formación merecen la medalla al sufrimiento porque ya les vale.

¿Y los del PP? Parece que, visto lo visto, se han sumido en el silencio más clamoroso tal que no hubiera sucedido nada, lo cual indica que no están para nada conmovidos: aquí no ha pasado nada. Pero qué vamos a esperar de un grupo de gentes que, para mantener su mayoría plenaria admiten en su equipo de gobierno a un ultra tránsfuga. Bajan turbias las aguas del gobierno municipal que no arreglará ni la siembra de casetas hosteleras para la Semana Grande. La red clientelar que se han montado entre todos ellos tiene un tamaño tal que se ha impuesto un ominoso silencio.

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